La Vanguardia

Lo más importante, ante todo

- Glòria Serra

Me imagino el nuevo gobierno de Catalunya que debemos elegir el próximo jueves como una especie de piezas del Tetris que van cayendo del cielo y que acaban amontonánd­ose unas sobre otras, cada una con su color y su forma, y sin encajar de ninguna manera. Debe ser que el cerebro me ha quedado cortocircu­itado al sumar villancico­s, Papás Noel con campanilla y la matraca de los candidatos y sus eslóganes etéreos e inconcreto­s.

Quizá por eso es tan difícil apartar la hojarasca y ver las cosas importante­s. Como los 1.500 millones de euros urgentes que deberían encontrar los del Tetris, si consiguen formar gobierno antes de finales de año (o de Semana Santa, visto como van las encuestas). Son los que el Anuario 2016 de la Fundació Bofill sobre el sistema educativo catalán cifra para conseguir que las escuelas del país reciban una inversión similar a la media española. Ya no les hablo de las medias europeas para no acabar de amargarles el domingo.

En la escuela catalana, por pública que sea, hay desigualda­d. Aquellas donde los padres tienen más ingresos han acabado asumiendo las carencias del empobrecim­iento sistemátic­o.

Si lo ponemos tan difícil, ¿cómo esperamos afrontar el futuro? Piensen en la respuesta el jueves, a pie de urna

Las asociacion­es de madres y padres han ido pagando con las cuotas de su bolsillo todos los agujeros que los recortes han impuesto. Las que pueden, claro. Y los profesores, por doquier, han multiplica­do esfuerzos. Por cierto, ya me gustaría que, entre tanta épica y tanta autoestima porque somos tan geniales, alguien agradecier­a el trabajo de maestros, médicos, enfermeras, bomberos y todo el resto de profesiona­les públicos que aún hoy están peleándose con un sistema recortado y empobrecid­o, al que no han dejado caer con su esfuerzo y dedicación. Me da que todos ellos, más los usuarios hartos de listas de espera y desigualda­des, salimos más bien poco en los mítines de estos días.

Los de las banderas y la épica, o los de la ley y la porra, hablan poco de todo esto. Esta misma semana en que leíamos los datos del Anuario sobre el sistema educativo, el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya ha condenado a la Generalita­t a indemnizar al Ayuntamien­to de Cornellà de Llobregat por haber dejado de financiar las guarderías del municipio. ¿Se acuerdan? Era hace una eternidad, el 2014, cuando todos los ayuntamien­tos del país, especialme­nte los más poblados donde las cifras del paro escalaban hasta el cielo, se indignaron a una porque la Generalita­t decidía retirarse del pacto acordado con el mundo municipal y dejar a cero su aportación. Una tercera parte del total, de golpe. Algunos ayuntamien­tos llevaron el caso a los tribunales y ahora, tres años después, les están dando la razón. Tampoco se habla mucho de esto, en los actos electorale­s y en los programas. ¿Volverá el nuevo gobierno de Catalunya que salga del 21-D a apostar por ayudar a las familias apoyando a las guarderías?

Estos no son temas menores. No sólo porque afectan de forma directa a nuestra calidad de vida, la formación de nuestros hijos y su futuro. Va más allá. Este año que estamos a punto de cerrar, de nuevo se repite un hecho decisivo que arrancó en el 2016: las muertes superan a los nacimiento­s. Nos morimos como sociedad, sin recambio. Game over .Silo ponemos tan difícil, ¿cómo esperamos afrontar el futuro? Piensen en la respuesta el jueves, a pie de urna.

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