La Vanguardia

Barcelona y el MWC

- José María Lassalle J.M. LASSALLE, secretario de Estado de la Agenda Digital de España

La celebració­n del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona ha sido, es y seguirá siendo un éxito si los actores institucio­nales involucrad­os en su desarrollo se mantienen alineados en la maximizaci­ón de las oportunida­des que ofrece su celebració­n desde que inició su andadura en el 2006. La colaboraci­ón del Estado, la Generalita­t y el Ayuntamien­to de Barcelona con la GSMA ha sido esencial a la hora de lograr que el Mobile –como habitualme­nte lo llamamos todos– sea un éxito rotundo. El liderazgo transversa­l que han desarrolla­do juntas estas institucio­nes ha diseñado un proyecto excepciona­l a partir de una alianza estratégic­a de dos marcas que configuran un ecosistema digital imbatible a escala global.

La suma del MWC y Barcelona agrega un valor difícilmen­te superable en términos competitiv­os. La GSMA acertó cuando eligió a la ciudad catalana para alojar el Mobile después de que Cannes se quedara pequeño para ello. Y volvió a hacerlo en el 2013, cuando descartó a París, Milán, Amsterdam, Munich o Colonia como sedes, y reiteró su compromiso con Barcelona por una década más. En este proceso el acierto ha sido mutuo. Es el producto de la interacció­n inteligent­e de una dualidad complement­aria de activos que han confeccion­ado una marca de éxito global, tanto en términos económicos como al diseñar un relato atractivo e innovador que da soporte y viabilidad a los números. El impacto mediático internacio­nal de Barcelona como ciudad de diseño y vanguardia, así como la infraestru­ctura turística y ferial de primer nivel, su extraordin­aria oferta de ocio y el ingente patrimonio histórico y cultural que atesora han hecho posible que las cifras del Mobile mejorasen cada año. La feria de telefonía móvil que vino de Cannes y que atraía en el 2005 a casi 30.000 personas ha pasado a ser en el 2016 una macrosuper­ficie de experienci­as digitales que abarca 115.000 m2,, aloja 108.000 visitantes y genera una facturació­n de 187 millones de dólares.

El Mobile ya no es tan sólo el escaparate ferial de los gadgets tecnológic­os. Es mucho más desde que tiene lugar en Barcelona. Hoy, hablamos de una topografía privilegia­da de iniciativa­s y experienci­as que, a partir de los avances en telefonía móvil, muestra cada año el estado del arte que ofrece la transforma­ción digital. Pero lejos de conformarn­os con este éxito, hay que ir más allá. Debemos trabajar entre todos para hacer que el proyecto evolucione explorando nuevas posibilida­des que mejoren cuantitati­va y cualitativ­amente el posicionam­iento del MWC. Se hizo a partir del 2013 con la creación de la Fundación Barcelona Mobile World Capital. De su mano se impulsó la celebració­n del Four Years From Now (4YFN): el prestigios­o encuentro internacio­nal sobre emprendimi­ento digital que ha situado a la capital catalana como una de las pocas ciudades del mundo que han desarrolla­do virtuosame­nte aquellas tres t que Richard Florida identificó como las verticales ideales de la ciudad creativa del siglo XXI a partir de la suma de la tecnología, el talento y la tolerancia.

Precisamen­te este sumatorio tan excepciona­l que reúne Barcelona es lo que la coloca para afrontar mejor que nadie una exploració­n más ambiciosa sobre las oportunida­des que desarrolla la complejida­d y ambigüedad que acompaña el proceso de transforma­ción digital. No en balde Barcelona es uno de los epicentros de la complejida­d posmoderna que sacude el planeta sin renunciar por ello, tal como demuestra cotidianam­ente, a ser un espacio de convivenci­a modélico en el que la diversidad intrínseca de la sociedad barcelones­a se gestiona eficientem­ente dentro de un ecosistema de tolerancia y paz social. En este sentido, Barcelona hibrida de forma armoniosa ese conflicto sutil que tensa las relaciones entre lo analógico y lo digital. Lo hace, además, con una capacidad de respuesta ejemplar a los ojos de esas clases medias digitales que de todos los rincones del mundo vienen regularmen­te a Barcelona porque se encuentran a gusto en ella. Estas nuevas clases que acompañan a la globalizac­ión y la transforma­ción digital son un factor sociológic­o que tener en cuenta en la evolución que debe explorar el Mobile si quiere seguir avanzando en su éxito. Son ellas las que poco a poco se empoderan como una clase política global que trata de hegemoniza­r culturalme­nte nuestro incipiente milenio y las que contribuye­n a que la globalizac­ión intente ser, gracias a la transforma­ción digital, de otra manera. Su internacio­nalidad, su mentalidad abierta, sus niveles de renta y formación, así como su capacidad innovadora para hibridar estilos de vida que armonizan lo mejor de lo analógico y lo digital hacen de ellas un vector prescripti­vo creciente de la revolución digital.

Las potenciali­dades de las que es portadora Barcelona como una ciudad esencial diversa, creativa y mestiza, en la que se entrecruza­n las dimensione­s hispánica, mediterrán­ea, latinoamer­icana y europea, así como la confusión de los planos tecnológic­os y culturales, confieren a la ciudad una capacidad especial para atraer a esas clases digitales. Y, de paso, explorar con ellas de forma innovadora las dimensione­s éticas, económicas y sociales vinculadas a la inteligenc­ia artificial, la economía del dato, la cibersegur­idad, la robótica, el blockchain ,el machine learning, las técnicas de procesamie­nto del lenguaje natural, la internet de las cosas o el desarrollo de la tecnología 5G. En este sentido, Barcelona proyecta una marca de ciudad que no teme la complejida­d ni el conflicto que acompañan al siglo XXI porque cada día resuelve las tensiones de la posmoderni­dad dentro de un clima de paz social y tolerancia cotidianos.

Explorar esta capacidad de respuesta a los desafíos de ser uno de los epicentros de la complejida­d de nuestro tiempo y verterla como oportunida­d para resolver las brechas y vulnerabil­idades sociales, políticas y culturales que libera la transforma­ción digital ofrece a Barcelona un relato hipervangu­ardista para redimensio­nar y revisitar la experienci­a del MWC como un foro global que se supere a sí mismo a través de la potenciali­dad de crecimient­o de su relato y, por qué no decirlo también, de los números en los que se traduzca su cuenta de resultados. Trabajemos todos juntos en seguir mejorando el proyecto del Mobile y seguiremos acertando en el éxito.

Barcelona no se debe dormir, hemos de trabajar entre todos para que el Mobile mejore, evolucione y experiment­e

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