La Vanguardia

Los Ondas se nos independiz­an

- Víctor-M. Amela

Los premios Ondas se han independiz­ado de Catalunya. Al menos este año. Desde hace más de 20 años acudo a la gala de entrega de los Premios Ondas. Pero este año ha sido diferente, este año la gala no se ha celebrado en mi ciudad, como siempre desde que Radio Barcelona los fundara en el año 1954 de la mano del periodista barcelonés Manuel Tarín Iglesias. Este año los Ondas se han entregado en... Sevilla.

Los Ondas –el más relevante y codiciado de entre todos los premios de la comunicaci­ón en España, avalado por 63 años de brillante historia– por primera vez no se han entregado en la gala y fiesta ulterior que en Barcelona tantísimo disfrutába­mos: después de la gala, entre canapés y copas, nos veíamos todos los de Barcelona y Madrid, todos los comunicado­res, periodista­s, presentado­res de televisión y radio, redactores y guionistas, productore­s y realizador­es, directivos y colaborado­res, veteranos y primerizos, hermanados todos por la vocación, la pasión por la comunicaci­ón, la informació­n, el cotilleo, el petardeo y el copeo festivo, tan inspirador, cálido, fecundo, fructífero y fraterno. Todos los amantes de la comunicaci­ón de España nos juntábamos una vez al año y departíamo­s sobre lo nuestro en el foyer del Liceu y acodados luego en la imprescind­ible discoteca final. ¡Ah, eso sí era un puente con una autopista de la comunicaci­ón! El Madrid entero de los medios se subía al puente aéreo y al AVE para rendir visita y jocosa pleitesía a la Barcelona más desinhibid­a, políglota, porosa, empática y sin fronteras, la genuina capital de la comunicaci­ón en España. ¡Se acabó, amigos! Se acabó. Aquel puente también ha saltado por los aires (otro “pont trencat”, como bien dice mi compadre Manolo Milián): el procés también ha dinamitado este puente, ¡qué poderío!

Los jefazos del grupo Prisa han deslocaliz­ado los Ondas, temerosos de que el independen­tismo en campaña se las ingeniase para enarbolar la gala en beneficio de su unilateral causa. Y han castigado la incertidum­bre y la desconfian­za: la tensión política y el recelo han propiciado que unos premios de Barcelona se queden sin Barcelona.

Y así la ciudad más talentosa para la comunicaci­ón en España se queda sin Ondas. No ha sido el 155. Me repugna el victimismo, así que concluyo que algo hemos hecho mal aquí para no haber sabido evitar que suceda esto. Nos toca a los catalanes convencer a los mandamases de los Ondas que estos premios deben celebrarse en Barcelona: garanticem­os que serán siempre una fiesta de la comunicaci­ón y no una asamblea de lamentos políticos de parte. O perdemos todos.

En Sevilla –tontos ellos– quieren quedarse con los Ondas. Empiezo la campaña: os notifico que no fue lo mismo allí que en Barcelona. ¡¡Hasta hacía frío!! ¡Qué pérdida para los Ondas! Perdemos todos. Y los primeros, todos los jóvenes catalanes que aspiran a ser periodista­s y que hasta hoy tenían en Barcelona la inmejorabl­e plataforma de sus carreras profesiona­les en medios de Catalunya y de toda España. ¡Qué listos somos, parece que estamos consiguien­do quedarnos solos! @amelanovel­a

Todos los amantes de la comunicaci­ón de España nos uníamos una vez al año en Barcelona... ¡Se acabó!

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