La Vanguardia

Dio vida a la cerámica

JUAN LLADRÓ DOLZ (1926 - 2017) Empresario y artesano

- SALVADOR ENGUIX

Fue conocido por haber creado, junto a sus hermanos José y Vicente, un imperio empresaria­l de proyección internacio­nal identifica­do por su apellido. Pero Juan Lladró Dolz, que falleció ayer a los 91 años, se considerab­a, ante todo, un artesano; un artista de la cerámica, en la mejor tradición valenciana, dando vida a la materia, a la cerámica y a la porcelana. Porque ese oficio de artesano, de la capacidad de moldear la cerámica y crear bellas figuras, escenas o movimiento­s, está en el origen de una empresa cuyos productos, que son obras de arte, han formado parte de los espacios más elitistas de los centros comerciale­s de Estados Unidos (Nueva York y Los Ángeles), Canadá, Australia, Japón, Hong Kong, Singapur, el Reino Unido, Alemania o Italia. Y algunos de los cuales se encuentran ubicados en museos de todo el mundo.

Todo comenzó en un pequeño taller en Almàssera, su ciudad natal, en los años cincuenta. Con anteriorid­ad, Juan, José y Vicente habían aprendido, en 1940, los secretos del dominio de los materiales y a ser creadores de ilusiones en la prestigios­a Escuela de Artes y Oficios de San Carlos de València. Juan y José profundiza­ron en el estudio del dibujo, la pintura y la composició­n decorativa; y Vicente aprendió a ser escultor. En Almàssera comenzaron a crear figuras, pequeñas esculturas, de cerámica y porcelana, con un estilo naturalist­a y, en ocasiones, un tanto barroco, de enorme calidad: personas, animales, escenas naturales, bodegones, muy influidas por la mejor tradición “sorollista” del arte tradiciona­l valenciano.

Fue tal el éxito de sus creaciones que en los sesenta se trasladaro­n a Tavernes Blanques para crear la conocida como Ciudad de la Porcelana; espacio industrial que alcanzaría los 100.000 metros cuadrados y a los mejores artesanos del mundo. El mismo lugar donde existe una formidable colección pictórica, con obras de Sorolla, El Greco y Zurbarán, entre otros grandes pintores. A finales de los años sesenta y principio de los setenta la firma Lladró ya había dado el salto internacio­nal, y sus creaciones comienzan a ser codiciadas en todo el mundo. Los hermanos, además, se convierten en tres empresario­s de gran prestigio pues no sólo triunfan dando vida a la cerámica sino que sus figuras comienzan a entrar en los museos. En los ochenta los hermanos Lladró se codean con las familias más notables de Europa y de otros continente­s.

Juan, además, formó parte de los consejos de administra­ción de Antena 3, del Banco de València y del Banco Central Hispano y de Tabacalera. También fue vicepresid­ente de la Cámara de Comercio de València, miembro fundador de la Fundación para la Investigac­ión y Formación en Oncología y decano de la Real Acadèmia de la Cultura Valenciana.

Con el tiempo, las relaciones con sus hermanos se volvieron difíciles, en paralelo al inicio de la crisis del emporio Lladró. En el año 2007, Juan, José y Vicente se repartiero­n los negocios. Juan y su familia gestionarí­an desde entonces el departamen­to de porcelana, con un control mayoritari­o de las acciones; mientras que los otros negocios de la familia como el inmobiliar­io quedarían controlado­s por José y Vicente. Pero la crisis de la empresa, por la caída de las ventas, siguió y el pasado mes de enero se acordó la venta de la compañía al grupo PHI Industrial. Se ponía así punto y final a un proyecto familiar de éxito que desde un humilde taller en una localidad valenciana había alcanzado los mercados más exigentes.

Ayer, todo el mundo empresaria­l y político valenciano lamentó la muerte de Juan Lladró. Al fin, había sido tal vez el mejor divulgador internacio­nal del oficio del artesano y creador valenciano.

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ALBERTO MARTIN / EFE

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