Jessica Vall arrebata un bronce en la fiesta de Katinka Hosszú
Cómo hace sufrir Jessica Vall (29) cuando compite. Hace sufrir porque nada en negativo. Es decir, que nada casi tan deprisa en la segunda parte como en la primera. Es decir, que le toca remontar.
Son las servidumbres de sus características. De su fisiología. Jessica Vall es pequeña y delgada. Nada que ver con la imponente Ruta Meilutyte, la lituana de ancho cuello y enormes manos que domina la braza en estos días de piscina corta en Copenhague, donde no se ha visto a Yulia Efimova.
Las características obligan a Vall a reinventarse. Lo hace carrera a carrera. Le obligan a nadar retrasada y recomponerse en el segundo tramo. Con frecuencia, la estrategia le ha ido bien. Tiene dos bronces mundiales, del 2013 y el 2015. Y le permitió elevar su palmarés ayer: fue bronce en los 100 m braza, en 1m04s80, a apenas un segundo del oro de la atómica Meilutyte (1m03s79).
A la espera del cierre de la jornada hoy (Vall, estandarte de los españoles en ausencia de Mireia Belmonte, probará suerte en los 200 m braza), el Europeo en piscina corta encumbró aún más a Katinka Hosszú, Iron Lady, que ya suma seis oros, tantos como pruebas ha disputado esta semana. Las dos últimas las recogió ayer, en los 200 m estilos y en los 50 m espalda. Es posible que llegue a los siete títulos. Hoy estará en los 400 m libre.