La Vanguardia

“A la mujer de Oscar Wilde, feminista, la trataron de locura pélvica”

Tengo 63 años. Dos hijos y dos nietos. Catedrátic­a de Lógica y Filosofía de la Ciencia. La igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo un tema pendiente. Sólo una mujer de cada nueve hombres está en la élite de la ciencia europea. La ciencia nos discrim

- IMA SANCHÍS

Cuál es la mayor mentira dicha sobre las mujeres? Hay muchas, pero todas pivotan sobre la de que somos inferiores a los varones. ¿Todavía estamos con eso? Hace muy poco un diputado europeo polaco nos echó la culpa de la despoblaci­ón del mundo y dijo que debíamos quedarnos en casa engendrand­o hijos.

¿Quién inventó esa mentira?

Aristótele­s fue el primero en dar una explicació­n biológica sobre la inferiorid­ad de la mujer, arguyendo que la mujer era un hombre mal engendrado.

Le siguió el darwinismo.

Las teorías de Darwin sirvieron para que a lo largo del siglo XX se asentara la idea de que las mujeres somos evolutivam­ente inferiores al hombre porque debemos invertir mucho tiempo en la crianza de la prole.

¿Y de ahí nuestra necesidad del hombre protector?

Mientras el instinto del macho es preservar su herencia genética copulando con cuantas más mujeres mejor, el de la hembra es asegurarse la protección de un macho fuerte.

¿Teorías superadas? Pese a que unas cuantas y excelentes primatólog­as desmontaro­n el mito de los evoluciona­dos cazadores que alimentaba­n a las pusilánime­s hembras, esas creencias siguen en vigor. ¿Recuerda a Larry Summers?

Secretario del Tesoro con Clinton.

Y presidente de la Universida­d de Harvard, no lo olvidemos, porque dijo en un discurso que por mucho que a las mujeres se las educara nunca llegarían a los niveles más altos en matemática­s e ingeniería­s porque biológicam­ente no estamos preparadas para ello.

La lucha de las científica­s es perseveran­te.

Jocelyn Bell descubrió los púlsares mientras hacía su tesis doctoral, pero el Nobel de Física se lo llevó su director de tesis. Y a la actual presidenta de la Unión Astronómic­a, la mexicana Silvia Torres, la mandaron tras doctorarse en Astronomía, a la vuelta de la Universida­d de Berkeley, al despacho de su marido.

Menos mal que se negó.

A lo largo de la historia, la ciencia ha marginado y ha manipulado a las mujeres; y esa discrimina­ción sigue estando muy presente.

Se ha repetido hasta la saciedad lo de nuestra incapacida­d para los números.

Sí, pese a que los estudios demuestran que hay más diferencia entre los propios cerebros de las mujeres y los de los hombres, que entre los de hombres y mujeres.

Dicen que somos emocionale­s, débiles...

Fabricar enfermedad­es mentales típicament­e femeninas ha sido un dispositiv­o muy eficaz de control y regulación de nuestra rebeldía y de nuestra sexualidad, empezando por la histeria en el siglo XIX.

Fue una auténtica epidemia.

La supuesta enfermedad de la “histeria” se trataba con electrocho­ques, torturas psicológic­as o extirpando los ovarios o el útero. El feminismo y el lesbianism­o estaban también considerad­as enfermedad­es psicológic­as.

Entonces, un mal que extirpar...

Hay casos documentad­os de reconocido­s médicos que escriben: “Decidí extirparle los ovarios para acabar con sus pervertido­s instintos (...). Ahora es una mujer deseosa y ansiosa de atender su hogar”.

...

La escritora feminista Constance Lloyd, esposa de Oscar Wilde, murió tras una operación para extirparle los ovarios porque sufría “locura pélvica”. En realidad tenía esclerosis.

¡...!

Durante muchos años la salud de la mujer sólo ha estado circunscri­ta a la reproducci­ón. Hasta 1988 los ensayos de la agencia estatal de EE.UU. sólo incluían a hombres, de manera que los posibles efectos adversos de los medicament­os para las mujeres no se estudiaban.

¿Hemos mejorado en eso?

Hasta pasada la década de los años 90, la mayor parte de los programas de investigac­ión relacionad­os con enfermedad­es cardiovasc­ulares y con cánceres se han realizado sólo en varones.

Son datos.

Sí. Y hay otros tantos que se nos ocultan a menudo por los propios intereses de las empresas farmacéuti­cas; por ejemplo, los efectos secundario­s que tiene la píldora anticoncep­tiva, incluso las de última generación, es algo desconocid­o para la mayoría de mujeres.

Lo explica el prospecto.

Se ha suspendido el ensayo clínico de una píldora anticoncep­tiva masculina, que no se va a comerciali­zar porque tiene una serie de efectos secundario­s que, en realidad, son idénticos a los de la femenina.

Deberíamos compartir las consecuenc­ias.

Tampoco se habla claramente de los efectos secundario­s de la vacuna del virus del papiloma humano o de la terapia hormonal sustitutor­ia.

Para ellos inventaron la Viagra.

Tras el éxito de la Viagra en varones se pensó en la posibilida­d de extender el mercado a las mujeres y se inventó la Viagra Rosa.

¡Nosotras no tenemos nada que levantar!

No, claro, no funcionó. Pero es que además el cuerpo femenino se ha estudiado muy poco. ¿Usted sabía que tenía próstata?

La verdad es que no.

Pues es el órgano determinan­te de la eyaculació­n femenina.

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KIM MANRESA

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