La Vanguardia

Bette Nash

La azafata más longeva del mundo, a punto de cumplir los 82 en plena actividad en vuelos de American Airlines

- PÁGINA 56

AZAFATA

La octogenari­a Bette Nash, auxiliar de vuelo de American Airlines, sigue en plena actividad tras seis décadas surcando los cielos con una energía increíble y una sonrisa constante. Un gran ejemplo de profesiona­lidad.

El vuelo 2160 de American Airlines procedente de Boston acaba de aterrizar en Washington y Bette Nash, de 81 años, ayuda a los pasajeros cuando desembarca­n. En la cabina del Airbus, es besada, fotografia­da, agradecida por varios pasajeros... como en cada uno de sus viajes.

Después de seis décadas de volar los cielos, la azafata conserva un estilo impecable, una energía increíble y una sonrisa constante. En todo ese tiempo sólo ha perdido una cosa: el anonimato.

Kendra Taylor, una pasajera exultante por haberse hecho una selfie con la ahora célebre azafata, comenta: “Cuando la vi, pensé: ¡Dios mío! Es la que vi en la tele la semana pasada”.

Nash, vestida con un traje oscuro, un pañuelo colorido y cabello recogido en un moño, juega con los elogios, y se presta a ellos. La estrella indiscutib­le del avión es ella, no el capitán Mike Margiotta, que sale de la cabina para halagarla también: “Muy profesiona­l”, dice de la veterana azafata. “Tiene un toque de la vieja escuela, que recuerda a los buenos viejos tiempos”, comenta.

En Estados Unidos, los pilotos deben jubilarse a la edad de 65 años, pero no las azafatas de la aviación comercial, de las cuales Bette Nash es probableme­nte la más antigua del mundo.

Hay que verla trotar a toda velocidad por los pasillos de la terminal, arrastrand­o su maleta detrás de ella. “Me levanto a las 2.10 h de la mañana. Tengo dos despertado­res y cuando suenan, no me quedo en la cama”, explica Nash sobre su vida cotidiana. Residente en Virginia, encuentra tiempo para preparar comida para su hijo soltero y discapacit­ado, a quien cuida en cuanto aterriza.

Llega al Aeropuerto Nacional Ronald Reagan antes del amanecer. Su vuelo favorito es el Washington-Boston-Washington, que puede elegir ante todo por su incomparab­le antigüedad.

Tenía 21 años, bajo la presidenci­a de Dwight Eisenhower, cuando Eastern Air Lines, una compañía que ya ha desapareci­do, la reclutó como una “camarera”, un término que ha quedado obsoleto. Por aquel entonces, el transporte aéreo era sólo para cierta élite. “Había muchos hombres de negocios, y entonces las mujeres venían con sus abrigos de piel, sus galas, sus sombreros. No se podían ver las sandalias y zapatillas de deporte de hoy en día”, reflexiona Bette Nash.

Ella misma lo sabía todo sobre la ropa, “de estricta a elegante, pasando por lo salvaje”. “A principios de la década de 1960, cuando Kennedy llegó al poder, todo se aflojó, llevábamos uniformes completame­nte locos, incluso teníamos minifaldas y botas”, recuerda la azafata.

En esos tiempos no existían bandejas de comida en cadena. Las azafatas cocinaban langosta, pato a la naranja y cortaban los asados. En primera clase, los clientes tenían derecho a artículos de plata y porcelana.

“Pasábamos con cinco carros: primero las bebidas, luego los entremeses, luego el plato fuerte, luego el postre y finalmente el digestivo”, rememora sobre aquella época. “Los vuelos turísticos eran sólo para turistas, no nos mezclábamo­s. Se vendían sándwiches de 50 centavos y vasos de leche de 15 centavos, y no se ofrecían bebidas frías. Sólo había café, té, chocolate caliente y caldo”.

Huelgas, fusiones, adquisicio­nes,

En Estados Unidos, los pilotos deben jubilarse a los 65 años, pero los auxiliares de vuelo no tienen esa limitación

Bette Nash ha experiment­ado todos los altibajos de la industria aérea estadounid­ense. Incluso trabajó para Trump Shuttle, una compañía que perteneció brevemente al actual presidente.

Recuerda que en una aproximaci­ón a Washington, su avión fue atrapado en una turbulenci­a tan violenta que el baño se separó del piso de la aeronave. “Estábamos rodeados de relámpagos e incluso sobrevolam­os la Casa Blanca, lo que es completame­nte ilegal. Pensábamos enganchar el suelo con un ala. Nos dimos la vuelta y volvimos a Nueva York”.

Hace diez años, durante sus 50 años de carrera, el avión de Bette Nash fue recibido en la pista por los aviones de bomberos, un honor reservado normalment­e a los pilotos experiment­ados o el bautismo de un nuevo avión. “¿Quién imaginó entonces que seguiría aquí hoy?”. Ya no se puede descartar nada, aunque asegura: “no voy a trabajar hasta los 90 años”. Antes de añadir, sobre la jubilación: “¡No quiero pensar en ello!”. Bette Nash celebrará su 82 cumpleaños el 31 de diciembre.

 ??  ??
 ?? ERIC BARADAT / AFP ?? Dos épocas En la imagen superior, Bette Nash en la época en que se hizo azafata. Sobre estas líneas una fotografía en la actualidad
ERIC BARADAT / AFP Dos épocas En la imagen superior, Bette Nash en la época en que se hizo azafata. Sobre estas líneas una fotografía en la actualidad
 ?? HO / AFP ??
HO / AFP

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain