La Vanguardia

Joaquim Bosch

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JUEZ

El juez de guardia valenciano alertó por las redes sociales de la frecuencia con que levanta cadáveres de ancianos que han fallecido sin que su familia, vecinos o conocidos lo advirtiera­n. El tuit de denuncia se hizo viral.

Fue un tuit espontáneo sin más ánimo que transmitir la tristeza que producía a su autor un fenómeno frecuente: el abandono de los ancianos, tan solos que sólo alerta de su presencia el olor de su cuerpo. “Cada vez me pasa más, como juez de guardia, encontrarm­e con cadáveres de ancianos que llevan muchos días muertos, en avanzado estado de descomposi­ción. No sé si está fallando la intervenci­ón social o los lazos familiares. Pero indica el tipo de sociedad hacia el que nos dirigimos”. En cuestión de horas el tuit de Joaquim Bosch, juez en València, fue compartido por miles de personas. Tan solo 279 caracteres para despertar la conciencia y más de 16.800 cuentas repicaron el mensaje en esta red social. Los medios de comunicaci­ón también se hicieron eco de la llamada del magistrado que es también portavoz de la Asociación de Juezas y Jueces para la Democracia.

Bosch explicó que carece de estadístic­as entre otras cosas porque no se contabiliz­an este tipo de casos pero que no son episodios puntuales. En su juzgado de València levanta al mes entre 4 y 5 cadáveres de ancianos cuya muerte se habría producido hasta cinco días antes. La ausencia de estadístic­as tiene una explicació­n burocrátic­a. Los casos se archivan sin más si la muerte no se ha producido por violencia. “Ahí se acaba todo, no deja rastro institucio­nal”, explicó en la cadena Ser. También aseguró que no había visto la repercusió­n de estas noticias en los periódicos, por lo que sospecha que es sólo la punta de un iceberg lo que le impulsó a escribir el tuit. En Catalunya, el pasado noviembre se conoció la noticia de la muerte de una anciana de 96 años en Badia del Vallès que había convivido varios días con el cadáver de su hijo, de 67, que la cuidaba, hasta que ella misma falleció por falta de asistencia, algo que no se descubrió hasta una semana después debido al fuerte olor procedente del piso. La mujer estaba, al parecer, incapacita­da para andar.

Según el Instituto Nacional de Estadístic­a hay más de dos millones de ciudadanos mayores de 65 años que viven solos. “Se trata de decenas de miles de personas ancianas, abandonada­s, con riesgo potencial de morir y no hay servicios que los atiendan”, sostuvo el juez. En su opinión, esta desatenció­n no es propia de una sociedad industrial­izada sino que se debe a la falta de mecanismos de protección social. “Conozco bien Dinamarca y allá todavía hay más personas ancianas que viven solas”, pero reciben atención pública.

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