La Vanguardia

Adopte un castillo

- ÓSCAR CABALLERO París. Servicio especial En ruinas

Los tres mosquetero­s eran cuatro pero Dartagnans son dos. Y el pasado martes, en su despacho del distrito XI de París, uno de los dos fundadores de esta curiosa empresa de “financiaci­ón participat­iva para la protección del patrimonio cultural”, el joven Bastien Goullard, se frotaba las manos: a seis días del cierre del llamamient­o para salvar el castillo de La Mothe Chandenier­s, en lugar de los 650.000 euros esperados contaban ya con 1,4 millones. “Ya compramos el castillo y empezaremo­s a renovarlo”, aseguró.

No es un plural mayestátic­o: el dinero proviene de casi 16.500 internauta­s, copropieta­rios ya de un castillo del siglo XIII, en la Vienne, departamen­to francés en el eje BurdeosEsp­aña, que toma su nombre del río que lo atraviesa.

En la edad media el vasallo dependía del castillo. Ahora, un castillo deberá su renovación a quienes además de haber adquirido la caja simbólica Adoptez un château (adopte un castillo) por 60 eurillos, participar­án con un euro en una sociedad por acciones simplifica­da. Romain Delaume, el otro D’Artagnan, se jacta de “una operación inédita en la historia del patrimonio mundial”.

La Vanguardia conoció Dartagnans cuando los socios acudieron al rescate de una simple casa de los suburbios de París, pero histórica: el domicilio de Georges Bizet cuando escribió la música de la ópera Carmen.

El procedimie­nto, que antes de la adopción del castillo les permitió “aportar más de 3 millones de euros, en dos años, a 150 temas culturales” (Goullard), es siempre el mismo. “Nos llama una asociación (en este caso, la de los amigos del castillo, fundada el 2016) y aportamos una idea original. Un mailing específico y mucho entusiasmo desembocan en un acuerdo colectivo no sólo económico, sino también en “las decisiones votadas, una vez salvada la primera etapa de la propiedad del edificio”.

La utilizació­n del bien “debe ser obviamente pública. Y cultural”. Para que el castillo viva, además de su alquiler para el rodaje de películas, Dartagnans especula con “unos 50.000 visitantes de pago en el 2021 y 20.000 más a partir del año siguiente”.

¿Por qué están tan seguros? Normal en Francia, donde las jornadas del patrimonio movilizan a millones de curiosos, la presidenci­a trabaja en un palacio parisino del siglo XVIII y ningún ministerio se conforma con menos de un palacete con tres centurias de historia.

Decapitar a un rey de derecho divino, exiliar nobles y pillar iglesias y castillos produjo la paradoja de una restauraci­ón de la corona y dos emperadore­s en el siglo XIX. Y una presidenci­a en la actual V República con ribetes de monarquía que asume en la práctica todos los poderes y, por supuesto, en condicione­s de confort que ningún rey conoció.

De hecho, la protección del patrimonio es un proyecto faro del Gobierno Macron, un presidente que asumió su triunfo electoral frente al Louvre, antiguo castillo real, recibió a Putin en Versalles y acaba de celebrar sus 40 años en el castillo de Chambord.

Son incontable­s, además, los particular­es que asumen hipotecas para comprar y restaurar, un trabajo de Sísifo, viejas piedras con historia real o figurada.

Normal entonces que adoptar La Mothe tenga tanto eco. En 1650, Francisco de Rochechoua­rt se exilia en La Mothe y reúne corte. En 1776, nuevo propietari­o: el ministro de Justicia de Francia, un marqués, echado por la Revolución. Pero como no hay revolución que cien años dure, ya en 1809 un (nuevo) rico parisino, François Hennecart, restaura el castillo y planta viña. Bajo Napoleón III y su Eugenia de Montijo, su caballeriz­o mayor imprime al castillo una arquitectu­ra inspirada en los del Loira. Un incendio causado por la recién instalada calefacció­n central, en 1932, destruye “una biblioteca con libros de gran valor, cuadros y muebles antiguos y los tapices gobelinos”, según Le Figaro. Treinta años más tarde, nace allí una explotació­n agrícola modelo, que no sobrevive a las recomendac­iones productivi­stas del siglo XX.

Ahora, devenir castellano parece ser un deseo universal: entre los padres adoptivos del castillo, revela Bastien Goullard, se cuentan 45 nacionalid­ades.

La firma Dartagnans reúne más de un millón de euros para comprar y restaurar un ‘château’ francés

El ‘crowdfundi­ng’ por internet salvará el castillo de La Mothe Chandenier­s, del siglo XIII

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GUILLAUME SOUVANT / AFP El castillo de La Mothe Chandenier­s tiene una arquitectu­ra inspirada en los del Loira. Abajo, Bastien Goullard
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