Arrimadas vindica su victoria y ve al independentismo debilitado
La dirigente de Cs no “tira la toalla” para gobernar y liderará el constitucionalismo
Día de resaca en Ciutadans tras una victoria en las urnas histórica que todavía no han acabado de digerir. Confiaban después de ver la gran afluencia a sus actos a lo largo de la campaña ganar en número de votos , pero ni la candidata, Inés Arrimadas, que pidió prudencia hasta el último minuto a los suyos, ni la cúpula del partido se atrevía a imaginar que era posible imponerse también en número de escaños. Se quedaron cortos en sus previsiones.
Con 1.102.09 votos (el 25,4%), Ciutadans ganó en las diez ciudades con mayor población de Cata- lunya –en Girona fue segunda fuerza por delante de ERC–, se convirtió en el partido más votado en las provincias de Barcelona y Tarragona, y tiñó de forma el llamado cinturón rojo de Barcelona –por la histórica querencia al PSC– en naranja.
Todavía con una voz ronca tras arrastrar un fuerte catarro desde la última semana de campaña, Arrimadas reivindicó ayer su victoria en las urnas al independentismo, los 37 diputados y ese millón de votos con los que ha superado los resultados que obtuvo el socialista Pasqual Maragall en 2003 y que le permitieron ser presidente de la Generalitat, para contrarrestar la lectura triunfalista que ha hecho del 21-D Carles Puigdemont.
“Nosotros hemos ganados las elecciones al independentismo” subrayó la dirigente de Cs, acompañada por el presidente del partido, Albert Rivera, en una multitudinaria rueda de prensa, con gran presencia de medios internacionales.
Convicción o estrategia, Arrimadas avisó de que ella “no tira la toalla” para gobernar, pese a no sumar las fuerzas constitucionalistas, y puso en duda la cohesión de los partidos independentistas tras una campaña electoral en la que se han producido diferentes choques dialécticos entre ERC y Junts per Catalunya.
“El independentismo ha salido debilitado y dividido de estas elecciones, veremos si logran sumar, nosotros vamos a seguir trabajando para conseguir una mejor Catalunya dentro de España”, dijo Arrimadas, quien recordó que en un momento de efervescencia “procesista” como el actual, pocas semanas después del 1-O, el bloque formado por JxCat, ERC y la CUP han perdido dos escaños respecto al 27-S, pasando de 72 diputados a 70.
“Después de lo que hemos visto todos estos años en el proceso independentista, no vamos a dar nada por hecho, veremos si suman”, afirmó Arrimadas, quien no obstante admitió que “el proceso no acabó ayer” y “el camino va a ser un poquito más largo”, por lo que, auguró, va a seguir “alargando la inestabilidad en
Catalunya, lo que no es bueno”.
“Vamos a ver qué hace Puigdemont, porque toda la estrategia de su candidatura ha sido que él tiene que ser el presidente”, insistió Arrimadas antes de señalar su voluntad de liderar un proyecto para una Catalunya unida entre sí y que siga formando parte de España y Europa.
“Cada vez que nos han dicho que no podríamos conseguirlo, que ibas a desaparecer, lo conseguimos”, avisó Arrimadas blandiendo sus 37 escaños.
Pase lo que pase en la mesa negociadora, haya o no un nuevo gobierno independentista, la dirigente de Cs consideró que las elecciones han dejado claro que en Catalunya existe sobre todo un “conflicto entre catalanes”, dividido casi en dos partes iguales, y no entre Catalunya y el conjunto de España.
En su análisis de los resultados del 21-D, Arrimadas lamentó que Catalunya siga sin tener una ley electoral propia y penalice así a los votantes de las zonas urbanas frente al rural.
“Con una ley electoral justa hoy podríamos estar en negociaciones para formar gobierno y los independentistas no tendrían mayoría absoluta”, dijo. En este sentido, desde Cs se recordaba que los resultados del jueves en una circunscripción única sería sensiblemente mejor para el bloque constitucionalista. Así, Cs hubiera obtenido 35 escaños, JxCat, 30, ERC 30, PSC 19, Comunes 10, PP 5, y CUP 5.
Sin querer hacer leña del árbol caído, Arrimadas mostró su desencanto con los resultados del PSC y del PP. Cs esperaba que los socialistas, tras su alianza electoral con los representantes de la extinta Unió Democrática, lograra ensanchar su apoyo en las urnas con apoyos procedentes de sectores templados de la antigua CiU. No fue así.
“Nosotros hemos hechos los deberes”, reivindicó.
Preguntada sobre los ataques recibidos en las últimas horas procedentes del líder del PP catalán, Xavier García Albiol, que la culpa directamente de su desplome electoral, Arrimadas respondió que aún estaba a la espera de que éste le llamara para felicitarla por su victoria en las urnas, un gesto que por ejemplo no ha hecho Carles Puigdemont pero sí Miquel Iceta.
Una de las imágenes de la noche electoral en la sede de Cs que describen mejor lo que significa para la formación naranja los resultados del 21-D, y que pasaron desapercibidas para muchas de las numerosas cámaras de televisión que seguían hasta el último movimiento de Inés Arrimadas y Albert Rivera en su celebración, la protagonizó Francesc de Carreras.
El catedrático de Derecho Constitucional, uno de los intelectuales que fundaron en 20O5 Cs inicialmente como una plataforma civil contra el nacionalismo, llegó pasada la medianoche a las puertas del hotel Catalonia, en la plaza de Espanya, sede electoral del partido, donde se abrazó emocionado con varios militantes de la vieja guardia de Cs y que no están nunca en primera línea. “Esto era impensable, ganar unas elecciones supone un cambio impensable”, señalaba De Carreras ante los que añadían un punto de amargura a la victoria de Arrimadas por no haber conseguido arrebatarles la mayoría absoluta a los independentistas.
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