Interioridades ilustradas
El grupo Dorian publica ‘Armas para volar’, su cancionero reinterpretado por cuatro ilustradores
El aficionado de Dorian conoce la ambivalencia de su música, y también de las letras de sus canciones. El incondicional del arte del grupo catalán sabe de esa adictiva combinación de una faceta luminosa y esencialmente pop, con otra más oscura que transita incluso por parajes góticos, y también, en ocasiones, con la de aquel protagonista que vaga por la existencia buscando su lugar en la misma.
Esa excelente materia prima ha dado pie a un puñado de excelentes álbumes y ahora a un apetecible libro titulado Armas para volar, editado por Kitsune Books y en el que cuatro ilustradores de ahora mismo les dan vida. De hecho se trata de un bello libro-objeto, en el que cada uno de los artistas participantes se ha enfrentado con un álbum de la banda liderada por Marc Gili: así, Mihepu (pseudónimo de la artista chilena Emilia Henríquez) se enfrenta a 10.000 metrópolis; El futuro no es de nadie ha sido objeto de la acuarela ensoñadora de Lucía Inthesky; La ciudad subterránea fue la tarea que asumió La Cabeza en las Nubes, es decir Fran Rodríguez y sus trazos psicodélicos y siderales, mientras que La velocidad del vacío es la materia en la que se zambulleron con inquietante delicadeza Crajes, o sea, el dúo integrado por Carla Rendón y Jessica Ruiz.
Junto a la reproducción de las ilustraciones que acompañan a veinticuatro composiciones seleccionadas por los miembros de la banda (además de Gili, Belly Hernández, Bart Sanz, Víctor López y Lisandro Montes), el libro también incluye textos escritos por el propio Marc Gili, no en vano es el ideólogo y compositor de la formación, en donde acaba ofreciendo una suerte de “striptease emocional” en el que vierte “un poco de luz” sobre el significado de las canciones y las circunstancias de todo tipo en que fueron compuestas. Gili asegura que “la clave de este libro es que conjuga muchas cosas. Por un lado, está la vertiente biográfica y autobiográfica, donde por primera vez explicamos públicamente de qué materia están hechas las canciones o en que marco las compusimos, como en el caso de El futuro no es de nadie o El temblor. Por otro lado, está la vertiente estética, ya que los cuatro ilustradores han sabido trasladar muy bien en imágenes las distintas facetas del sonido de Dorian. Y luego están las letras mismas, porque una letra de canción no es un poema; son dos cosas muy distintas pese a que mucha gente piense lo contrario. Es cierto que una buena letra se puede aguantar sola sobre el papel sin ayuda de la música, pero ello no quiere decir que una letra sea un artefacto para ser disfrutado únicamente sobre el papel. Por eso, queríamos reencontrarnos con las letras sobre el papel con las ilustraciones”.
El libro se divide en cuatro bloques que se corresponden a las cuatro etapas discográficas de la banda, es decir, a sus cuatro álbumes de estudio. “Es inevitable que en cada uno de estos bloques destaquen las canciones que más han aportado a la biografía del grupo; no tienen que ser las más populares aunque de estas no falta ninguna, y luego hemos metido otras guiadas por el criterio emocional y no político, para entendernos”, confiesa Gili. “También es inevitable que algunos discos haya tenido más peso en la historia de Dorian, como La ciudad subterránea, porque es el primer álbum totalmente profesional que grabamos y fue el que nos abrió las puertas fuera de nuestro país. Y por eso en el libro tiene más peso que nuestro primer disco, por ejemplo”.
“Queríamos trabajar con ilustradores que no fueran muy conocidos, pero que conocieran nuestra obra y les gustara. Y entre todos nos hemos esforzado por hacer que cada una de las ilustraciones no estuviera para hacer bonito, sino para que reflejara el espíritu de cada canción y la intensificara”, coinciden Marc y Belly Hernández, teclista, programadora y alma de la banda barcelonesa.
Y mientras Armas para volar sigue su rumbo, el grupo está acabando su nuevo álbum (el primero desde La velocidad del vacío, 2013), en el que ya llevan diez meses trabajando y que saldrá a la venta la próxima primavera: “Será un regreso a la electrónica y la pista de baile, seguimos aplicando las nuevas tecnologías musicales a nuestra música”.
Los músicos del grupo revelan por primera vez claves y circunstancias de cada uno de los temas seleccionados