LA ALEGRE PAREJA DE JUBILADOS
La atmósfera del lugar puede dar pie a conversaciones tan fortuitas como curiosas. Tomando hace un tiempo una cerveza en el Weihenstephaner, un local que no está bajo los arcos, sino en el otro lado de la plaza, tuve un encuentro interesante. El Weihenstephaner, sucursal de la cervecería original con sede en Munich, se halla en el edificio más antiguo de este céntrico distrito de Mitte; tiene un Gewölbekeller (bodega abovedada) del siglo XVIII, un patio interior a modo de Biergarten (jardín de cervezas), y un laberinto de salas y comedores. “¿Podemos sentarnos a su mesa? Sólo queremos tomar una cerveza…”, pregunta una pareja. Aquello estaba a tope, y la solitaria reportera monopolizaba una mesa para seis. ¡Cómo no! Y qué gran velada deparó el mantel de colores compartido. El dicharachero matrimonio jubilado de Aquisgrán había venido a pasar unos días de vacaciones a Berlín navegando de río en río en su barco desde Maastricht (Países Bajos). “En Aquisgrán no hay curso fluvial, hay que ir a Maastricht, sólo 35 kilómetros, y luego ya navegar…”. Él había sido bombero; ella seguía siendo ama de casa. “Cuando éramos jóvenes estuvimos a punto de ir a trabajar a Irán, él ya había firmado el contrato; viviríamos en Teherán, pagaban bien, y con ese dinero íbamos a comprarnos una casa en Aquisgrán… Pero estalló la revolución, llegó Jomeini, y la empresa se echó atrás”. Ahora se dedican a viajar. Confío en que aún anden por ahí de trotamundos. Fue un gusto conocerles en medio de este santuario de restaurantes, cafés y vida nocturna.