La Vanguardia

CAMINO DE PERFECCIÓN

En el año santo (2021) puede haber medio millón de peregrinos a Santiago.

- Santiago de Compostela ANXO LUGILDE

Iván sube el puerto de O Poio con una mochila y cinco palos. Uno le sirve de bastón, para ayudar a sus maltrechas piernas a completar la escalada hasta los 1.335 metros del punto más elevado de la ruta francesa del camino de Santiago a su paso por Galicia. Las otras cuatro varas que lleva este peregrino catalán de la comarca del Garraf sobresalen sobre su cabeza cubierta con un gorro de lana, lo que le da un aire nepalí o boliviano. Cada una pesa 300 gramos. Podría pensarse que carga con 1,2 kilos de peso superfluo, poco recomendab­le para un caminante de larga distancia. Pero al escuchar a Iván se entiende que forman parte de la esencia de su viaje, el quinto que hace en dirección a Compostela, o más bien hacia Fisterra. Su plan es terminar el año y su ruta en la Costa da Morte, en el cabo que para él constituye “la meca, el fin del mundo”, con sus cinco palos ya bendecidos por el sudor de sus otras tantas peregrinac­iones a Santiago, experienci­as con las que planea escribir un libro.

Cuando la próxima semana llegue a la capital de Galicia, Iván se convertirá en uno de los 300.000 y pico peregrinos de este año. El último dato que ofrece el arzobispad­o de Santiago es de 300.471, después de que el pasado 13 de diciembre un asombrado joven de 22 años, de Michigan, llamado Andrew Patrick Larkin se encontrase al ir a recoger su compostela con toda la parafernal­ia propagandí­stica con la que lo esperaban el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el arzobispo de Compostela, Julián Barrio. La entrega a Larkin del número 300.000 de los certificad­os que acreditan haber hecho el Camino supuso un nuevo gran hito en un auge de las peregrinac­iones posmoderna­s que resultaba impensable no hace muchas décadas. Ahora alimenta el debate sobre la masificaci­ón, sobre todo con vistas al Año Santo del 2021 en el que, de acuerdo con las previsione­s de la Xunta, se puede alcanzar el medio millón.

En 1977 hubo 31, según el arzobispad­o compostela­no. En Sarria, el hoy mayor hervidero intermedio de la ruta jacobea, cuando aparecía un caminante los vecinos gritaban “¡peregrino, peregrino!”, para expandir la buena nueva e invitar a contemplar al que se considerab­a casi como el último representa­nte de una muy antigua y legendaria estirpe. Estaba tan en peligro de extinción, que, según el escritor Álvaro Cunqueiro, en 1962 en O Cebreiro, la mítica aldea lucense situada un poco antes del alto de O Poio, no habían visto ninguno en dos años.

En 1987 ya fueron 2.905 las com-

OSCAR CORRAL

EL EPO TAJE Tras el récord de este ejercicio, la Xunta calcula que en el año santo del 2021 puede haber medio millón de

peregrinos postelas como la de Larkin que se entregaron en Santiago. Tras el gran y definitivo impulso del año santo de 1993, cuando la Xunta de Manuel Fraga inventó el Xacobeo, en 1997 se subió a 25.179, que pasaron a ser 114.026 en el 2007 y 278.041 en el 2016. Entonces se alcanzó un hito no tan redondo como el del 2017, pero más significat­ivo, el de haber establecid­o un máximo histórico en un año que no era santo, fruto de una escalada imparable y de que, debido a los bisiestos que hacen que el 25 de julio no caiga en domingo, estamos en el más largo período sin una peregrinac­ión extraordin­aria, pues la última fue en 2010.

Es jueves 21 de diciembre. En el Garraf hace ya más de una hora que están abiertos los colegios electorale­s. Pero Iván, el peregrino de las cinco varas, no lo sabe, pues más bien piensa que es miércoles. En realidad, le da igual el día que sea, porque su plan consiste en desconecta­r y para eso el Camino en invierno resulta ideal, como bien sabe él que ya cubrió esta ruta desde varios puntos de salida como los Pirineos franceses, la localidad leonesa de Astorga o también Montserrat. A sus 33 años la ha hecho en primavera, en verano y en un invierno mucho más duro que el presente, con la nieve que no había en la soleada mañana del 21-D en los embriagado­res paisajes montañosos de entrada a la provincia de Lugo desde la de León.

Pasadas las 8 de la mañana el albergue de O Cebreiro se vacía, al marcharse Iván y los otros caminantes que pernoctaro­n, como dos jóvenes malagueños debutantes con los que ha hecho pandilla. Si en verano, sobre todo en los últimos cien kilómetros, el Camino se parece mucho a un destino turístico low

cost, en invierno conecta más con las reminiscen­cias medievales de la leyenda del traslado del cuerpo del apóstol desde Palestina en una barca de piedra.

La dureza invernal incluye una menor disponibil­idad de infraestru­cturas, pues muchos albergues y bares están cerrados. Lo sufrió el miércoles Javier, agente de la Guardia Urbana de Barcelona, que se vio obligado a ampliar su caminata más de lo previsto al no encontrar un lugar donde pernoctar hasta que alcanzó O Cebreiro. Este peregrino de El Prat de Llobregat hace ahora la ruta jacobea a ras de suelo después de haberla recorrido primero subido a la bicicleta. Recomienda la experienci­a peatonal, pese a su dureza, por ser más completa.

Algunos peregrinos hablaban el jueves en O Cebreiro de un compañero que habían conocido en la ruta que ya había viajado 17 veces a Santiago. En el Camino siempre hay veteranos que repiten una experienci­a que engancha. Pero en verano, en medio de la masa, se les ve menos. En invierno también son muy visibles los coreanos, que en meses como enero suelen ser el primer grupo de extranjero­s. “En esta época los aviones cuestan menos”, comenta Doul, mientras se dispone a seguir con una ruta que en este país asiático tiene gran éxito, pues se ha pasado de las 449 personas que la hicieron en el 2007 a las 5.071 de este año, lo que lo convierte en el décimo país de procedenci­a.

Además del de la creciente globalizac­ión, con por ejemplo también mucha más presencia de estadounid­enses, un cambio sustancial de los últimos diez años es el de la diversific­ación de las rutas. La tradiciona­l, la francesa, la de O Cebreiro, ha duplicado su volumen de peregrinos, pero en el 2017 fue la elegida por el 60% de los que llegaron a Compostela, frente al 80% del 2007. Como explica la directora de la Agencia Turismo de Galicia, Nava Castro, una distribuci­ón equilibrad­a resulta crucial para garantizar la sostenibil­idad en tiempos de gran crecimient­o. Cree que, a la vista de la actual progresión, se puede alcanzar el medio millón de peregrinos en el 2021, lo que no presenta como un problema, más allá de algún momento puntual. Castro pone como ejemplo el auge de la ruta portuguesa, que ya utiliza el 20% de los romeros, frente al 7% del 2007.

En cualquier caso, el Camino afronta ante el 2021 un riesgo “de masificaci­ón o saturación”, como ha advertido la concejala de Turismo de Santiago, Marta Lois, de Compostela Aberta, la versión local de los comunes. Y es que 300.000 personas son muchas, casi tantas como viven en toda la provincia de Ourense.

En la dura temporada invernal abundan los caminantes coreanos y los veteranos que buscan tranquilid­ad

El fuerte auge del sendero portugués abre la vía para paliar la saturación veraniega de la ruta francesa

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Iván, peregrino del Garraf, camina en dirección a Santiago y la Costa da Morte con cinco varas, una por cada una de sus rutas jacobeas
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4 2 Iván, peregrino del Garraf, camina en dirección a Santiago y la Costa da Morte con cinco varas, una por cada una de sus rutas jacobeas Los peregrinos coreanos, como Doul y Hyeon, son muy visibles en invierno, cuando son el primer colectivo...
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