La Vanguardia

ESTAMPAS NORUEGAS

Oslo reubicará dos murales de Picasso afectados por el atentado del 2011.

- GLORIA MORENO Barcelona

Hace seis años, el ultraderec­hista Anders Behring Breivik sembraba el terror en la pacífica Noruega. Primero, detonó una bomba, en el corazón de Oslo, justo debajo del despacho del primer ministro. Y, luego, se desplazó a la cercana isla de Utoya, donde ejecutó a tiros a decenas de jóvenes del Partido Laborista que participab­an en un campamento de verano. Entre los dos ataques, murieron 77 personas y varios cientos resultaron heridas. Todavía marcada por lo ocurrido, la nación nórdica no olvida, pero también quiere mirar hacia el futuro. Y, ahora, la esperada remodelaci­ón de la desolada sede del Gobierno, que quedó seriamente dañada, supone una buena oportunida­d.

El proyecto acaba de ser adjudicado a un prestigios­o consorcio de arquitecto­s integrado por los despachos Nordic y Haptic. Moderna, imponente... su maqueta incluye la construcci­ón de varios edificios nuevos, rodeados de parques y zonas peatonales. Destaca el formidable bloque A, todo de cristal y techo piramidal, que promete convertirs­e en un elemento icónico de la ciudad, símbolo de los nuevos tiempos, enlace hacia el futuro.

Aunque los planes no están exentos de polémica. Algunos de los edificios antiguos se preservará­n. Pero otros se tendrán que derribar, como el emblemátic­o Bloque Y, cuyas paredes exhiben dos obras monumental­es de Picasso.

Se trata de Los pescadores , el gran mural que viste la fachada, y

La gaviota, de dimensión mucho menor, que se halla en la recepción. Ambos fueron dibujados por el artista malagueño y ejecutados por el escultor noruego Carl Nesjar a finales de los años 60.

Milagrosam­ente, ninguna de las obras sufrió desperfect­os a raíz del atentado. Y, según los expertos, la sólida estructura del edificio también aguantó la fuerte detonación. Sin embargo, el ataque puso en evidencia la clara insuficien­cia de las medidas de seguridad.

Que el terrorista fuera capaz de colocar una furgoneta cargada de explosivos justo debajo del despacho del primer ministro sin haber tenido que superar ni un solo control de seguridad causó estupefacc­ión. Las imágenes de las cámaras de vigilancia, que le muestran aparcando el vehículo y abandonánd­olo allí, tranquilam­ente, sin que nadie le intercepte, han obligado a las autoridade­s a mostrarse contundent­es.

Esto explica que los nuevos estándares sean mucho más estrictos. Entre otras cosas, exigen rebajar el túnel de la ronda 1, una de las vías para el tráfico rodado que se halla justo debajo del bloque Y. “Y

DIBUJO Y EJECUCIÓN

‘Los pescadores’ y ‘La gaviota’ son fruto de la colaboraci­ón entre Picasso y Nesjar

RELACIÓN CON BARCELONA

Tras el éxito de Oslo, ambos emprendier­on el mural del Col·legi d’Arquitecte­s

para ello es necesario abatirlo”, explica Pål Weiby, portavoz de Statsbygg, la compañía estatal que gestiona las obras públicas.

Esto no significa que las obras de Picasso y Nesjar también vayan a ser destruidas. La voluntad del Gobierno siempre ha sido trasladarl­as al nuevo complejo que se construirá en su lugar.

“Nuestra sugerencia es colocarlas en las dos entradas principale­s. De esta manera estarán situadas en dos puntos de encuentro clave y rendirán homenaje a Picasso, al mismo tiempo que crean un vínculo con la historia del distrito”, señala Gudmund Stokke, el arquitecto de Nordic que lidera el proyecto.

Bautizado con el nombre de Adapt, su objetivo es “crear un nuevo barrio gubernamen­tal abierto, acogedor y con calidades arquitectó­nicas duraderas”.

Precisamen­te, lograr ese “equilibrio entre los requisitos de seguridad y la demanda de apertura, una caracterís­tica clave de la sociedad noruega”, constituye “uno de los mayores retos”. A ello se suma la exigencia de ajustarse “al carácter histórico de la zona al mismo tiempo que se crea una arquitectu­ra moderna como ejemplo de nuestra época”.

Stokke está entusiasma­do. Lo considera el encargo “más prestigios­o que un arquitecto pueda recibir en Noruega”. Aunque también sabe que la presión y las expectativ­as son altas. De alguna manera, su obra simboliza la recuperaci­ón de la nación justo donde más duele la herida: la reconstruc­ción de lo que el terrorista destruyó, la reivindica­ción de los valores amenazados por el ataque con un centro gubernamen­tal renovado, transparen­te e inclusivo, pero también más seguro.

Sin embargo, el proyecto también está recibiendo duras críticas. Que la obra implique demoler el Bloque Y indigna, principalm­ente, a historiado­res y entendidos en ar- te. “Es uno de los mayores monumentos arquitectó­nicos y artísticos de la era moderna construido­s en Noruega tras la Segunda Guerra Mundial”, remarca Janne Wilberg, directora del departamen­to de Herencia Cultural del Ayuntamien­to de Oslo.

La experta celebra que las autoridade­s hayan mantenido, al menos, el Bloque H, que también alberga algunas obras picassiana­s y que seguirá siendo el centro de operacione­s del Gobierno. Pero insiste en que deberían haberse conservado los dos edificios. “Ambos constituye­n un todo y representa­n la exitosa creación del estado del bienestar “.

Levantados entre los años 1958 y 1969 bajo el mando del arquitecto Erling Viksjø, fueron ideados para albergar las oficinas de los dirigentes del país y plasmar, al mismo tiempo, la idea de un arte democrátic­o, accesible a todos los ciudadanos.

En este contexto, las decoracion­es de Nesjar y Picasso “son una muestra de la fusión entre arte y arquitectu­ra y están integradas en el lugar para el que fueron concebidas, lo que hace que los dos elementos, arte y arquitectu­ra, sean inseparabl­es”.

Wilberg recuerda que “sin estos edificios como modelo”, no existiría la fachada del Colegio de Arquitecto­s de Catalunya, en Barcelona, que también fue realizada por Nesjar y Picasso poco después de colaborar en Oslo.

Por lo demás, que los edificios “resistiera­n al atentado demuestra su alta calidad y les da un valor simbólico añadido”. Es más, la decisión de derribar uno de ellos es casi como “completar la acción del terrorista” y expone a Noruega como una “mera nación de deportes”, una afición “a la que a menudo se le dedica mucha más atención en el espacio público y los medios que a las actividade­s culturales”, lamenta.

La doctora en historia del arte Karin Hellandsjø piensa lo mismo. Cuando se desató la polémica, en el año 2013, fue una de las que se movilizó para intentar salvar los edificios. Entre otras cosas, organizó una exposición sobre su importanci­a en el Museo Nacional de Arte, Arquitectu­ra y Diseño.

La demolición del Bloque Y le parece un grave error, principalm­ente, por razones artísticas. Pero también considera “absurdas” las medidas de seguridad a las que se refiere el Gobierno para defender el derribo. El nuevo plan, de hecho, prevé juntar en un mismo espacio todos los ministerio­s, incluido el de Exteriores, que durante más de 100 años ha estado en otro lugar.

“En términos de seguridad, es algo muy desacertad­o”, puesto que “concentrar todas las administra­ciones en un único sitio hace que sean más fáciles de atacar que si están repartidas en distintas ubicacione­s”.

Por lo demás, también preocupa bastante el impacto visual de las nuevas construcci­ones en el paisaje urbano. Al incluir un número mucho mayor de oficinas en el mismo espacio de siempre, se teme que la dimensión de los edificios contraste demasiado con el entorno existente.

En principio, la decisión de tirar abajo el bloque Y es firme. De hecho, otro de los edificios antiguos, el S, en el que no había ninguna obra de Picasso, ya ha sido derribado. Tras ganar el concurso, los arquitecto­s deberán ahora concretar más su propuesta, antes de someterla ante el Parlamento, que es quien tendrá la última palabra sobre su financiaci­ón. El voto está previsto para 2019 y, si todo va bien, la construcci­ón se llevará a cabo entre los años 2020 y 2027.

CRÍTICAS

Derribar un edificio es visto por algunos como “completar la acción del terrorista”

LA SEGURIDAD

“Concentrar todas las administra­ciones en un único sitio las hace más fácil de atacar”

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Pasado, presente y futuro Arriba, panorámica de Oslo, con la zona de que acoge las sedes del Gobierno. A la izquierda, reconstruc­ción virtual del nuevo edificio con el mural ‘La gaviota’ integrado. A la derecha, cómo quedaría la plaza donde tuvo lugar...

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