Messi escénico
El argentino suma el decimoquinto gol en el estadio blanco y Valverde confirma la consistencia del equipo en el gran examen
Coincidiendo con la era Messi, el Barcelona ha convertido la excepcionalidad histórica que significaba imponerse en el estadio del Real Madrid en un hecho cotidiano y sumamente gratificante para su afición. El conjunto blaugrana ha salido victorioso en siete de las últimas diez visitas de Liga a Chamartín, donde ha ganado en las últimas tres temporadas de manera consecutiva –y firmando un mínimo de tres goles cada vez–, lo cual constituye un hito único. De nuevo decisivo, el fenómeno de Rosario elevó a 15 su renta de goles en sus 19 partidos en terreno madridista y a 25 su registro en los clásicos. En la prueba decisiva, la propuesta de Valverde calibró su consistencia y, sobre todo, explicitó su capacidad para promover la participación de Leo en el juego. De nuevo el argentino se exhibió en el Bernabeu, marcó, posó para la afición en actitud heroica mientras su antagonista no conseguía escapar de la espesa niebla. Cualquiera en las circunstancias de Cristiano Ronaldo pediría excusas por haberse autoetiquetado como mejor jugador de la historia.
La temporada pasada Messi celebró la visita al Bernabeu firmando su gol 500 con el Barça. Ayer cerró en este estadio el ejercicio del 2017 elevando su facturación a 54 goles (4 de ellos, con la selección argentina), con lo que supera las 53 dianas que se han adjudicado Cristiano, Cavani y Lewandowski. Pero no fue el gol lo mejor del repertorio de un Messi que actuó como catalizador del juego y destructor de líneas a base de individualidades y pases inverosímiles que dejaron solos ante Keylor a Luis Suárez, a Semedo, a André Gomes por dos ocasiones... Leo creó el tercer gol en el tiempo añadido con una en la que perdió una bota por la entrada de Marcelo, pero llegó descalzo a la línea de fondo para lanzar el pase atrás definitivo. Poco antes, en el minuto 86, había resultado conmovedor el esfuerzo del argentino retrasándose hasta la defensa para arrebatar un balón a Asensio. En los clásicos del Bernabeu el concepto de miedo escénico se transforma: no es el equipo visitante quien se encoge ante la magnificencia del estadio, son las gradas quienes se atemorizan ante la presencia de Messi.
La voracidad del 10 con el partido prácticamente finiquitado denota su grado de confort con el ecosistema creado por Valverde y un compromiso inquebrantable con un conjunto que rinde a pesar de las adversidades. El Barcelona se presentó en Madrid con significativas bajas y sin delanteros en el banquillo y consiguió sellar la jornada 17 sin derrotas, una serie de imbatibilidad que sólo tiene precedentes en las temporadas 2009-10 y 2012-13. Nadie en el vestuario quiere dar por sentenciado el campeonato, pero los resultados de la jornada, con derrotas del segundo, tercero y cuarto clasificados prueban, como dice Valverde, que “conseguir los puntos es muy costoso, pero perderlos se pierden a toda pastilla”.
Versátil, práctico, constante, seguro. Son numerosos los calificativos que pueden aplicarse al conjunto de Valverde una vez superada la prueba del Madrid con dos debutantes en un partido de máxima rivalidad. Paulinho protagonizó las únicas ocasiones de gol en la primera parte y efectuó varios remates en la segunda, entre los cuales el cabezazo que Carvajal desvió con la mano. “En la jugada embarullada del
GANAR Y GANAR Bajo el liderazgo de Leo, el Barça se impuso por tercera vez consecutiva en el Bernabeu, un registro único
penalti no sabemos cómo ha aparecido él”, juzgó Valverde, sorprendido por el recorrido y la capacidad de llegada del brasileño. Y Vermaelen volvió a demostrar que se puede confiar en él. El belga ha convertido en anecdóticas las lesiones de Umtiti y Mascherano. En siete partidos con Vermaelen en la defensa, el equipo sólo ha recibido un gol.