Más que papeles
ESTAS Navidades se ha estrenado con éxito de público y de crítica The Post, de Steven Spielberg, que narra el trabajo de los periodistas de The Washington Post y The New York Times, que difundieron en 1971 los llamados papeles del Pentágono, un documento secreto que contaba la participación militar de Estados Unidos en Vietnam entre 1945 y 1967. Su publicación provocó la indignación del país contra el presidente Richard Nixon, quien puso la maquinaria del gobierno en marcha para censurar esta información confidencial. Los papeles demostraban un comportamiento inconstitucional de varios presidentes, así como la violación de sus juramentos. La película es una reflexión sobre la importancia de la libertad de prensa en las sociedades democráticas, pero también de los esfuerzos desde el poder por coartarla. The Post casi coincide con el primer año de Donald Trump en la Casa Blanca, donde ha tenido serios enfrentamientos con los dos grandes diarios estadounidenses que filtraron los papeles del Pentágono. Diarios que han visto crecer en el 2017 su relevancia –y sus suscriptores– por su compromiso con la defensa de los valores y libertades que figuran en la Constitución de Estados Unidos, que Trump orilla o desprecia con frecuencia. El filme también es un homenaje a la editora del Post, Katharine Graham, por los riesgos que supo tomar, y a Ben Bradlee, su director, por la audacia en saber hasta donde podía llegar. Este explica en sus memorias una historia que pasó desapercibida en su diario: la narración de cómo el presidente del Supremo recibió en pijama y con una pistola en la mano a dos periodistas a las puertas de su casa, que querían saber si el gobierno se había puesto en contacto con él para paralizar la difusión de los papeles. Thomas Jefferson había dicho en 1789 que, si tuviera que elegir entre un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, elegiría la segunda opción. Estaría bien saber si la comparte Trump.