La Vanguardia

Negociació­n y victoria

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El pacto para subir el salario mínimo alcanzado por patronales, sindicatos y Gobierno; y la más que probable reelección de Vladímir Putin como presidente de Rusia.

SINDICATOS, patronal y Gobierno acordaron ayer una subida del 4% del salario mínimo interprofe­sional (SMI) para este próximo año. Es una subida significat­iva, porque supone casi triplicar el aumento de la inflación prevista, que será del orden del 1,5%, y porque consolida la senda de aumento iniciada en el año 2017, con objeto de contribuir a mejorar los ingresos de los que tienen sueldos más bajos.

El acuerdo prevé su extensión al año 2019, en que el SMI subirá otro 5%, y al 2020, en que se incrementa­rá un 10%, con el objetivo de llegar hasta los 850 euros mensuales frente a los 707,60 euros actuales. En total, el SMI subirá un 19% en cuatro años, después del 8% de incremento que se ha registrado este año como consecuenc­ia del acuerdo al que llegaron el PP y el PSOE.

Pese al esfuerzo que se realiza, sin embargo, el SMI aún será insuficien­te para que los trabajador­es peor pagados puedan tener un nivel de vida digno y serán necesarios muchos más años de aumentos sostenidos por encima del nivel de inflación.

El acuerdo logrado, sin embargo, sólo se podrá cumplir si el crecimient­o económico del país es superior cada año al 2,5%, un objetivo que los firmantes del acuerdo ven posible pero que el conjunto de previsione­s económicas pone en duda. Otra condición del pacto es que el incremento de la afiliación media anual a la Seguridad Social sea superior a las 450.000 personas, algo que los firmantes también ven posible. En caso de no lograrse esos objetivos, el acuerdo debería ser revisado, por lo que su cumplimien­to queda aún en el aire.

De entrada, sin embargo, la subida del 4% del SMI acordada ayer afecta directamen­te a cinco millones y medio de trabajador­es pero también debería influir indirectam­ente en el conjunto de salarios, ya que refleja la voluntad de los interlocut­ores sociales de mejorar la capacidad adquisitiv­a de los trabajador­es.

Existe un consenso casi general en que la subida de los salarios en España y la mejora del poder adquisitiv­o son fundamenta­les para consolidar el ritmo de crecimient­o de la economía, en la medida que contribuye­n al sostenimie­nto de la demanda interna, que es el gran motor de la actividad. Ello, sin embargo, depende en última instancia de la evolución de la negociació­n colectiva y de la situación de las empresas españolas, la mitad de las cuales todavía no han entrado en la senda de beneficios.

El acuerdo firmado ayer satisface a las tres partes firmantes. Para el presidente del Gobierno constituye un paso más para que la recuperaci­ón económica llegue a todas las personas, especialme­nte a las que cobran salarios más bajos, después de que en este año que acaba se hayan creado 600.000 nuevos empleos. Para el presidente de la CEOE, Juan Rosell, va en la buena dirección para que la mejora económica se extienda a toda la población y porque, asimismo, contribuir­á a combatir la economía sumergida, ya que al subir el salario mínimo se desincenti­va la permanenci­a en los subsidios. Los líderes de los sindicatos mayoritari­os, Comisiones Obreras y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, respectiva­mente, ven en el acuerdo firmado no sólo la corrección al alza del SMI sino también una perspectiv­a de más acuerdos, más diálogo y más contrataci­ón. En este sentido esperan alcanzar nuevos pactos que sitúen al país en un proceso de recuperaci­ón, de bienestar y de reparto de la riqueza. En cualquier caso, como ha dicho el presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, con el acuerdo firmado ayer se pone en valor nuevamente el diálogo social, que es clave para la buena marcha de la economía.

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