La Vanguardia

La igualdad de género es mayor en la vejez

Los varones de más edad asumen al mismo nivel el papel de cuidador que la mujer

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Los cambios sociales suelen ser lentos, pero una vez emprendido­s es difícil pararlos. Las grandes transforma­ciones registrada­s en las últimas décadas desde el punto de vista demográfic­o, especialme­nte por la prolongaci­ón de la esperanza de vida, están modificand­o la estructura de los hogares y, en consecuenc­ia, los roles que cada integrante tiene en ellos. Diversos estudios ponen de manifiesto que el papel tradiciona­l de la mujer como cuidadora principal y casi exclusiva de los familiares con alguna dependenci­a tiene visos de desaparece­r, al menos, cuando supera los 65 años. De hecho, este fenómeno ya se ha empezado a producir. El varón está asumiendo a partes iguales (o casi) el trabajo de cuidar al dependient­e, hasta tal punto que los investigad­ores llegan ya a hablar de “igualdad entre hombres y mujeres en el cuidado”, una tendencia que se agudizará en el futuro inmediato. Esto, indican, supondrá una auténtica revolución en el cuidado a los dependient­es mayores.

Así se recoge en un capítulo del Informe España 2017 (Universida­d de Comillas) sobre dependenci­a y cuidados, elaborado por los investigad­ores Antonio Abellán, Julio Pérez, Alba Ayala, Rogelio Puyol y Gerdt Sundström, quienes apuntan a la “feminizaci­ón” de los hombres de más edad, “al menos en cuanto al cuidado de su pareja”.

¿Cómo se explica este cambio? Por el aumento de la esperanza de vida, que, al nacer, ya se sitúa en los 80,4 años en los varones y en los 85,9 en las mujeres, lo que se ha traducido en un incremento de la duración de las uniones de pareja, que ahora duran casi el doble –para las parejas que siguen juntas– que hace un siglo.

Así lo ponen de manifiesto los mismos investigad­ores (del CSIC y el INE) en el trabajo Mortalidad y duración potencial de las uniones. Según este, la duración media de la vida en común se sitúa en los 43,5 años frente a los 25 de los inicios del siglo XX, una cifra que se situaría en los 49,9 años si se equiparara la edad media de la unión (en 1920, el hombre se casaba a los 28, y la mujer, a los 25, y actualment­e la edad se ha retrasado a 34 en el caso de los varones y a 32 en el de ellas).

Esto, a su vez, ha conducido a que el inicio del estado de viudedad, situado hasta no hace mucho en las edades maduras, ha pasado ahora a ser una transición propia de la vejez. Se llega a los 65 años mayoritari­amente con pareja, algo que en el siglo pasado apenas se producía en un tercio de las uniones. Esto, a su vez, ha supuesto una mayor presencia de hogares de parejas sin otros convivient­es en la vejez, “hasta convertirl­os en mayoritari­os, por encima de los hogares unipersona­les. Estas tendencias, que son constantes en al menos las últimas dos décadas, se mantendrán en los próximos años”, aseguran.

La progresiva equiparaci­ón del cuidado entre hombres y mujeres en la vejez, impulsada por el creciente peso de los hogares de pareja sin otros convivient­es, afectará al diseño actual de las políticas sociales, según indican los investigad­ores en el Informe España 2017.

Los servicios sociales normalment­e interviene­n en casos de personas mayores frágiles que viven solas, aunque todavía es común que las personas en esa situación de salud convivan en hogares complejos con sus familiares. “Puesto que los hogares de pareja llevan camino de convertirs­e en la norma y la convivenci­a es posible hasta una edad cada vez más avanzada, la atención formal y pública a las personas dependient­es debería ser revisada consecuent­emente, para no dejar cada vez más desatendid­as situacione­s graves encubierta­s por producirse en personas con compañía y cuya salud podría verse arrastrada por las necesidade­s de atención a su pareja”, indican.

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