Alud de críticas a Fomento por el gran atasco causado por la nieve en Madrid
El ejército tuvo que rescatar miles de coches atrapados toda la noche en la AP-6 cerca de la capital
Cerca de 4.000 vehículos quedaron atrapados toda la noche en la AP-6 entre Collado Villalba (Madrid) y Adanero (Segovia) debido a la nieve. Fomento ha abierto expediente a la concesionaria de la autopista, pero PSOE y Podemos señalan al ministerio.
Entre 3.500 y 4.000 vehículos quedaron atrapados la madrugada de ayer domingo en la autopista AP-6, que discurre entre Collado Villalba (Madrid) y Adanero (Segovia), a causa de una nevada que puso en jaque a los servicios de emergencia. Tras una noche infernal, en la que los automovilistas tuvieron que hacer frente al frío en condiciones muy precarias, la situación sólo se alivió tras la intervención de la Unidad de Emergencias del Ejército (UME), que movilizó a más de 240 efectivos. La circulación no se restableció hasta las dos y media de la tarde de ayer tras 18 horas de angustia. La situación de caos vivida por los conductores atrapados en la autopista no tuvo una causa única, sino que fue el resultado de un cúmulo de factores, algunos de los cuales se hubieran podido prevenir.
Autopista directa a un callejón sin salida
La crítica más unánime es que las autoridades y la empresa concesionaria Iberpistas propiciaron el acceso y las comunicaciones a través de esta vía de peaje sin prever los efectos (sin restricciones ni obligaciones de llevar cadenas) y sin tomar medidas alternativas eficaces para evitar el embotellamiento. El colapso llegó de madrugada, en las horas más temibles para los conductores. Iberpistas se defendió ayer diciendo que activó todos los protocolos de adecuación de la vía en coordinación con la Administración y que puso en marcha los quitanieves tan pronto como saltó la alerta. Así, restringió por la mañana los adelantamientos y prohibió más circular a los vehículos pesados. Pero rehuyó las medidas drásticas. A partir de las 17 horas del sábado, cortó la AP-6 entre los kilómetros 80 y 60 en sentido Madrid, y procedió de la misma manera a las 17.45 horas entre los kilómetros 52 y 80 en sentido A Coruña. Sin embargo, el tráfico se fue abriendo intermitentemente según la intensidad de la nevada, hasta que a las 21 horas los tramos más conflictivos volvieron a quedar cerrados. Y fue a partir de las 23 horas cuando fue “imposible” la circulación.
Las recomendaciones rutinarias son insuficientes
Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología marcaban para el sábado alerta naranja en las dos mesetas y recogían el riesgo de nevadas en Castilla y León y Madrid. Centraban la previsión de mayor riesgo (y el color rojo, sinónimo de máxima alerta) para La Rioja y Navarra. Aunque hubo una correcta predicción meteorológica, las recomendaciones de Protección Civil resultaron infructuosas. Muchos expertos creen que los avisos de Tráfico y Protección Civil caen en saco roto cuando la petición de colaboración se hace rutinaria (pruden- cia en la carretera, no olvidar las cadenas…). Se echaron en falta mensajes contundentes y disuasorios, tal vez evitados por el temor de las autoridades a la impopularidad que supone pedir la renuncia al coche o retrasar el viaje de vuelta. La festividad de Reyes pudo contribuir a una guardia poco atenta. La lección llegó tarde. La Delegación del Gobierno de Castilla y León enfatizó ayer a toro pasado que no se viajara por las carreteras afectadas de nieve en las provincias de Ávila y Segovia.
La coordinación, bajo sospecha
Múltiples testimonios resaltaron en las redes sociales la ausencia de máquinas quitanieves. Era la punta del iceberg de un fallo organizativo más profundo. La coordinación entre administraciones (Ministerio de Fomento, Protección Civil, dirección general de Tráfico del Ministerio de Interior) y la concesionaria, que ahora está bajo sospecha, debería ser evaluada. Iberpistas –filial de Abertis– aseguró que puso en marcha el operativo bajo la tutela de Fomento y Tráfico. Para hacer
HABLARÁ EN EL CONGRESO
El ministro de Fomento abre expediente a la concesionaria Iberpistas
GREGORIO SALVADOR (DGT) Algunos conductores “no se han enterado o han tomado decisiones inapropiadas”
frente a la nevada fueron movilizadas 170 personas por día e intervinieron 50 maquinas, 31 de ellas quitanieves. El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, anunció que abrirá un expediente informativo a la concesionaria. Preguntado sobre quién estaba al frente del operativo, aseguró que Iberpistas es “quien debe tener los medios” de limpieza de la autopista en caso de nevadas. No obstante, hizo amagos de desvincularse de la responsabilidad, al recalcar que el Ministerio de Fomento, “en definitiva, es únicamente el titular de la autopista”. La tentación de cuestionar el comportamiento de los usuarios suele formar parte de la receta exculpatoria de los responsables de servicios públicos. El director general de Tráfico, Gregorio Serrano, señaló con el dedo a los conductores diciendo que la DGT llevaba avisando desde el viernes, a través de paneles y en redes sociales, de los riesgos de circular con la nevada, pero “ha habido conductores que no se han enterado o han tomado decisiones inapropiadas”. Fue su respuesta a las críticas, aunque luego matizó que “no es cuestión de buscar cul- pables”. También esgrimió que fue una nevada “excepcional”, con un espesor de 40 cm que afectó a 20 km de autopista. “Muchos vehículos iban sin cadenas, y ha habido accidentes relacionados con el hielo y la nieve, que hacen que las autopistas se colapsen y las quitanieves no puedan acceder”, zanjó. Al igual que Iberpistas, muchas voces señalaron a los conductores que no llevaban cadenas y que, al detenerse en la calzada, imposibilitaban el trabajo de las máquinas quitanieves al bloquear la vía. Si el Gobierno sabía lo que podía pasar, no ha sabido gestionar la situación.
Las redes sociales fueron un hervideros de quejas y lamentos lanzados por los conductores atrapados. Sirvieron de instrumento eficaz para transmitir su angustia y hacer sonar una alarma redundante y consabida, pero no sirvieron para evitar que los conductores cayeran en la ratonera.