Francesc Vidal
DIRECTOR P.N. DELTA DE L’EBRE
Un enclave de gran valor natural en el Mediterráneo como es el Delta de l’Ebre no escapa al problema de las basuras. El parque natural, muy activo contra esta contaminación marina, analizará ahora los residuos para intentar reducirlos.
La basura es uno de los grandes enemigos de uno de los ecosistemas naturales más valiosos del sud del Mediterráneo. El mar, especialmente cuando se producen temporales, acaba devolviendo hasta las tierras húmedas del Delta de l’Ebre y sus playas multitud de residuos marinos, la gran mayoría producto de la actividad humana. Por su ubicación, en un frágil equilibrio entre la tierra y el mar, la basura es una de las grandes problemáticas. Cuando el parque natural organiza junto a los voluntarios y los ayuntamientos de la zona grandes batidas para recoger basura, en un solo día se han llegado a superar las siete toneladas. El Delta ha decidido ahora combatir los residuos marinos en origen.
El parque natural, con casi 8.000 hectáreas protegidas, participa en un proyecto europeo (ACT4LITTER) que monitorizará y analizará al detalle la basura acumulada en una veintena de áreas marinas protegidas de todo el Mediterráneo. La experiencia del Delta en la recogida de residuos y campañas de sensibilización entre sus visitantes ha sido clave en la elección. El objetivo es que un mejor conocimiento de la porquería, que se estudiará periódicamente en zonas clave previamente seleccionadas, sirva para poder reducir a medio plazo su llegada e impacto sobre el litoral.
La playa del Serrallo, en el término municipal de Sant Jaume d’Enveja, ha sido el primer punto escogido por los técnicos del parque natural para poner en marcha el proyecto europeo, con la participación también de la Agència de Residus de Catalunya. La zona de análisis debe cumplir varios requisitos previos, como no disponer de un sistema de limpieza mecánica en las playas o estar apartada de depuradoras.
En una área de unos 3.000 m², a lo largo de 100 metros de playa, el personal del parque natural recoge manualmente y cataloga los residuos. En la primera batida, hace una semana, se recogieron poco más de dos kilos y medio de vertidos. El tiempo anticiclónico de las últimas semanas, sin grandes temporales, explica la baja cantidad de residuos marinos recopilados. “Fue una sorpresa”, admite Xavi Abril, técnico de uso público del parque natural.
Para que la fotografía sea real, el análisis se realizará exactamente en el mismo punto tres veces más al año, de verano a invierno. Solamente se recogerán y estudiarán elementos de origen antrópico. En las campañas de limpieza del Delta se pueden llegar a encontrar en las playas de electrodomésticos a neumáticos, pero los plásticos de todo tipo son los principales protagonistas.
El mar devuelve al humedal el impacto de las actividades humanas, con los plásticos a la cabeza
“El estilo de vida actual es el reflejo de lo que el mar devuelve a la tierra, siempre nos encontramos con muchos plásticos. Los residuos son un gran problema en el Delta”, añade Abril.
A la espera de que los primeros resultados del proyecto lo confirmen, el origen de la basura marina que azota el Delta, con una superficie total de 320 km², en un entorno muy humanizado, es diverso. Entre los factores, la problemática asociada a los canales de regadío que llevan el agua dulce hasta los arrozales y se convierten también en un sistema de envío de residuos; el río Ebro y su gran desembocadura; y actividades humanas muy arraigadas como el turismo, la caza o la pesca. Son tierras además casi llanas con mucho viento, que sirve para lanzar la porquería al río y al mar. “El objetivo de analizar la basura es conocer las fuentes y actuar en origen, saber dónde y con quién tenemos que actuar con más dureza”, apostilla Abril.