Catalunya e Intel
El diario aborda la reforma de la financiación autonómica y defiende la necesidad de llevarla adelante. Además, reflexiona también sobre la seguridad de las comunicaciones a raíz de los problemas detectados en los procesadores de Intel.
UN error en el diseño de fabricación de los microprocesadores de la empresa norteamericana Intel, que nutre el 80% de ordenadores, iPads, iPhones y tabletas de todo el mundo, puede afectar a la vulnerabilidad de estos aparatos de forma grave, al ser susceptibles de ser pirateados o de reducir seriamente su rendimiento. Las grandes corporaciones, incluida Intel, han programado actualizaciones de seguridad para proteger a los miles de millones de usuarios, lo que, de momento, parece haber frenado la tempestad, pero la cuestión abre importantes incertidumbres.
La primera es la falta de transparencia de las grandes compañías del sector. ¿Desde cuándo tenía conocimiento Intel de ese grave fallo? ¿Tiene algo que ver el descubrimiento del error de fabricación con la venta de un importante paquete de acciones del consejero delegado de Intel en los últimos meses? ¿Es cierto, como asegura la citada empresa, que los microprocesadores de otras empresas competidoras adolecen del mismo defecto de fabricación?
El segundo interrogante que reabre el descubrimiento del fallo es hasta qué punto existe la llamada “obsolescencia programada o forzada” en los productos para obligar al usuario a renovar sus aparatos, con etapas más cortas de operatividad. Sobre esta cuestión existe un gran debate técnico, y algunos estudios científicos la confirman, pero también los hay que la rechazan por ingenua. Pero lo cierto es que existe una paulatina ralentización de elementos –que algunos insisten en denunciar como intencionada–, una progresiva decadencia de baterías o una mayor lentitud de las aplicaciones, un conjunto de fenómenos que afectan a los usuarios y, por tanto, a la credibilidad de las empresas tecnológicas, que se defienden con el argumento de que algunos algoritmos aplicados para hacer los sistemas más operativos y evitar el colapso de la batería –como ha sido un reciente problema afrontado por Apple– pueden retardar su eficiencia.
Al margen de las responsabilidades de carácter financiero que se puedan derivar del asunto, lo cierto es que las sospechas de abuso e incluso de fraude que afectan al conjunto de las empresas tecnológicas se han visto ahora potenciadas por el caso Intel. Y la cuestión de fondo no es tanto el error detectado en los microprocesadores –en todos los fabricados en la última década– como la falta de transparencia que unos y otros han mostrado sobre el particular. Los expertos pronostican que el 2018 será el año de la ciberseguridad; que vayan tomando nota las empresas para mejorar sus sistemas de comunicación a los usuarios.