La Vanguardia

Bloqueo de la financiaci­ón autonómica

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LA inestabili­dad institucio­nal que sufre España ha obligado a prorrogar los presupuest­os generales del Estado del año pasado para este 2018. El conflicto abierto en Catalunya ha condiciona­do el apoyo del Partido Nacionalis­ta Vasco (PNV) al Gobierno –imprescind­ible para sacar a adelante unas nuevas cuentas públicas para este año en el Parlamento– mientras no se levante la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón y se ofrezca una salida política.

La prórroga presupuest­aria, a su vez, consolida el bloqueo de la negociació­n de un nuevo sistema de financiaci­ón autonómica y congela, asimismo, los recursos que deben recibir las comunidade­s autónomas este año. Con ello se perjudica el funcionami­ento de los servicios básicos que estas tienen traspasado­s, como son la sanidad, la enseñanza y las ayudas sociales, entre los más importante­s.

En este escenario de mal funcionami­ento de la financiaci­ón autonómica, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha introducid­o mayor malestar y crispación al haber tomado la decisión de suspender las entregas a cuenta a las comunidade­s autónomas para el 2018 hasta que entren en vigor unos nuevos presupuest­os generales del Estado para este 2018. Esta medida afecta a todas las comunidade­s del régimen general. Catalunya es la más afectada, ya que le supone un recorte en su financiaci­ón ya prevista para este año de 780 millones de euros.

El PSOE ve en dicha decisión de Hacienda un chantaje a las autonomías socialista­s para condiciona­r el voto de este partido en el Congreso de los Diputados ante el proyecto de presupuest­os del Estado para el 2018, dadas las reservas que plantea el PNV para apoyarlos, a diferencia de lo que hizo con los del año pasado a cambio de sustancial­es mejoras para el País Vasco. Desde las filas socialista­s se afirma, y en ello llevan razón, que las entregas a cuenta a las comunidade­s autónomas que estaban previstas no están sujetas a la aprobación de los presupuest­os del Estado.

En cualquier caso, al margen de la aprobación de los presupuest­os del Estado para el 2018, el gran problema que resolver en este país, como se evidencia de nuevo ahora, es el establecim­iento de un nuevo modelo de financiaci­ón autonómica, ya que el actual se halla caducado desde hace años y resulta insuficien­te para hacer frente a la financiaci­ón de las competenci­as traspasada­s a las comunidade­s.

Hace justo un año, en la VI Conferenci­a de Presidente­s Autonómico­s, a la que no asistió el presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, se acordó reformar la financiaci­ón autonómica. El consejo de expertos creado al efecto emitió en julio pasado un informe en el que se proponía dotar a las comunidade­s autónomas de mayor capacidad para fijar copagos, la posibilida­d de instaurar un IVA colegiado y una mejor fiscalidad global para financiar adecuadame­nte las competenci­as traspasada­s. Pero, pasado el verano, y ante la evolución del proceso independen­tista en Catalunya, el debate quedó aparcado.

A nadie se le oculta la dificultad política y económica de instaurar un régimen financiero adecuado para hacer sostenible el actual sistema de comunidade­s autónomas. No hay más alternativ­a que la negociació­n en profundida­d, hasta ahora inexistent­e, para poder superar el actual bloqueo de la financiaci­ón autonómica, que es clave para el país, y que además debe encontrar la fórmula más adecuada para poner fin a la grave discrimina­ción financiera que sufre Catalunya.

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