La abundancia
El fútbol, imprevisible como pocas disciplinas, suele dejar en evidencia a quienes se atreven a anticipar con cara de saberlo todo sus próximos movimientos. En Twitter y en la barra del bar (antiguo Twitter) se lanzan miles de sentencias grandilocuentes ridiculizadas por el peso de los hechos en apenas semanas (cuando no en días, horas e incluso minutos) y no hay periodista deportivo, por muy prestigioso que sea, cuyo historial aparezca impoluto, manchado por alguna premonición equivocada acerca del naufragio o la gloria que le esperaba a tal o cual equipo. El Barça de Valverde ha reventado al personal en ese sentido. La mayor parte de los análisis que le examinaban hace unos meses le auguraban, al equipo y por extensión al club, un porvenir difícil, y Paulinho era considerado por mayoría absoluta un paquete (mentira) comprado a precio de oro (verdad).
Se encuentra ahora el Barça en las antípodas de aquel derrotismo, generando un alborozo igualmente desproporcionado, de tanta potencia como el vencido pesimismo pero propulsado en dirección contraria. El fichaje de Philippe Coutinho, magnífico aunque mediatizado por su coste (a ver cómo se las ingenia la directiva para cambiar el discurso victimista contra los nuevos ricos ‘malotes’ tras firmar dos de los tres fichajes más caros de la historia), ha desatado la euforia, fenómeno del que el fútbol suele huir como de la peste.
Valverde, que como no tiene Twitter eso lo sabe mejor que nadie, alertaba el otro día acerca de los peligros de la felicidad, él, que ya ríe poco por naturaleza: “Cuando estamos mal tengo que decir que no estamos tan mal, cuando estamos bien tengo que decir que no estamos tan bien. Tengo que ser un aguafiestas, lo siento”.
Tiene ante sí el sabio entrenador del Barça un nuevo reto. Tras demostrar su magisterio en el levantamiento de un proyecto que nacía con lo justo, deberá gestionar ahora cierta abundancia. Aquel fabuloso 4-4-2 surgido de la pobreza empieza ya a dar paso al 4-3-3 más típico de equipos orgullosos. ¿Caben Messi, Suárez, Dembélé, Iniesta y Coutinho en un mismo equipo? ¿Cuál será el papel de Paulinho?