La Vanguardia

París decidirá

El Madrid subraya la eliminator­ia con el PSG como decisiva

- Carlos Novo Madrid

El empate del domingo ante el Celta ha puesto un clavo más en el ataúd de Zidane, caído en desgracia después de que el conjunto blanco haya encadenado una mala racha que le ha hundido en la clasificac­ión liguera, por lo que la única salida es derrotar al PSG en la Champions League.

El equipo al que se auguraba marcar el paso del fútbol europeo los próximos años está a punto de protagoniz­ar un desplome histórico. En poco más de cuatro meses el Madrid ha pasado de confirmar su dominio en Europa con las victorias en las Supercopas a tener que pelear por asegurar la cuarta plaza de una Liga que parece irremediab­lemente perdida antes de cerrar la primera vuelta.

Nadie se explica en el Madrid esta excursión a la temporada 201213, la tercera de Mourinho. También entonces el equipo blanco se había llevado la Supercopa española ante el Barcelona para llegar a Navidades descolgado de la carrera por la Liga. Como ahora, el equipo estaba a 16 puntos del líder azulgrana tras la jornada número 18.

Los paralelism­os entre aquella temporada y ésta son evidentes aunque también hay importante­s diferencia­s. Con Mourinho, el vestuario estaba fracturado entre afines y contrarios al entrenador portugués y el madridismo vivía en un clima de guerra civil. La actual situación es más compleja. Zidane y la plantilla aparecen más unidos que nunca, pero nadie da con la tecla para levantar el rendimient­o de un equipo desnortado, en pleno bajón físico, al que parece que le han caído mil años encima de golpe.

Si algo resulta extraño en esta crisis en la que se ha metido el Madrid es el pulso que le ha echado Zidane a Florentino Pérez por su negativa a recibir a Kepa Arrizabala­ga, un portero al que ya se ha fichado, pero que ahora mismo no está claro que venga para no desairar aún más a Zidane, quien una y otra vez insiste en público en que no lo quiere.

No es el único desencuent­ro. En el club tampoco se entiende la cabezonerí­a del entrenador en alinear a Karim Benzema prácticame­nte por decreto, un delantero que sale a pitada mayúscula del Bernabeu en cada partido. Tampoco su negativa a dar más minutos a jugadores sobre los que el club ha apostado para construir su futuro, como Marco Asensio o Dani Ceballos .

No es fácil descifrar a Zidane. Cuentan en el Madrid que en sus quince años de mandato como presidente (entre sus dos periodos) Florentino Pérez nunca se había encontrado con un entrenador tan poco apegado al cargo. Lo que hasta ahora, en tiempos de bonanza, era una virtud, ahora, cuando han llegado las vacas flacas, se ha convertido en un síntoma de una cierta indolencia o frivolidad. Zidane parece vivir en una realidad paralela, ajeno a las críticas, sin la más mínima capacidad para la autocrític­a, explicando en cada rueda de prensa que su equipo lo ha bordado.

Un reto del calendario sale marcado en rojo. El 14 de febrero en el Santiago Bernabeu y el 7 de marzo en el Parque de los Príncipes. La suerte de la eliminator­ia de octavos de la Champions ante el PSG es la última bala para salvar una temporada que amenaza ruina. Pocos en el seno del club confían en las posibilida­des de los blancos, pero tampoco nadie se atreve a descartar de antemano a un equipo que ha hecho de la Copa de Europa su coto de caza incluso en sus peores años.

Dos son los escenarios. El más probable, a nadie se le escapa, es la eliminació­n. A partir de ahí el club madridista tendría cuatro meses largos para ir diseñando un nuevo proyecto. No parece probable la continuida­d de Zidane y el Madrid ya ha sondeado a posibles recambios. Mauricio Pochettino es el nombre que más gusta. Es un clásico de Florentino Pérez apostar por quien le ha pintado los colores en la Champions.

Con todo, el cambio de entrenador no sería lo más complicado. La principal tarea sería cambiar buena parte de una plantilla con cracks recién renovados. Cristiano cumple en febrero 33 años. Benzema está en los 30. Sergio Ramos tiene 31, Modric, 32, Marcelo 29...

Pase lo que pase, y tras años de sequía, este verano el Madrid fichará seguro a algún galáctico. Harry Kane es la pieza elegida, aunque el sueño confeso de Florentino Pérez –no se oculta de decirlo– es Neymar. También se da por hecho la llegada de un portero que compita con Kepa. El club baraja también la incorporac­ión de un central de jerarquía. Todos los movimiento­s tendrían que cerrarse antes del Mundial de Rusia.

Queda el espinoso tema de las salidas. Cristiano quiere irse, pero Florentino no está muy por la labor. Benzema tiene pie y medio fuera. Gareth Bale tiene media temporada para demostrar que no es un jugador de cristal.

Pero ¿qué pasaría si el Madrid elimina al PSG? Ahí todos callan. Terra incognita.

DESENCUENT­ROS Florentino Pérez nunca se encontró con un entrenador tan poco apegado al cargo... y ahora rebelde

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LAVANDEIRA JR / EFE Zinédine Zidane el domingo, durante el partido de Balaídos que se cerró con un nuevo tropiezo blanco
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