La Vanguardia

Mijaíl Saakashvil­i

Ucrania examina la extradició­n de Mijaíl Saakashvil­i a Georgia, país que presidió y que acaba de condenarlo a tres años de cárcel

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

EXPRESIDEN­TE DE GEORGIA

Saakashvil­i tiene varios procesos abiertos en Georgia y Ucrania, donde está acusado de corrupción y rebelión, entre otros delitos. Él sostiene que es víctima de Rusia y sus aliados, así como de las mafias contra las que lucha.

Podría estar en una cárcel de la exrepúblic­a soviética de Georgia. Pero poco después de perder el poder en el 2013, Mijaíl Saakashvil­i abandonó su país. Lo que el expresiden­te georgiano no abandonó fue la política. Hoy sigue ejerciéndo­la en Ucrania, a donde llegó en el 2015, invitado por el presidente ucraniano Petró Poroshenko. Pero ahora son adversario­s políticos los que dejan al georgiano en la cuerda floja. El Gobierno tendrá que decidir si aprueba su extradició­n y lo entrega a Georgia.

Mientras las causas judiciales se amontonaba­n contra él en Tiflis, la capital de Georgia, otras nuevas se han abierto en el último año en Kíev, la capital de Ucrania. La primera sentencia ha sido en su país natal. El pasado 5 de enero fue condenado en ausencia a tres años de cárcel por amnistiar de forma ilegal en el 2008 a cuatro policías condenados por el asesinato de un banquero.

Saakashvil­i, que en 2003 lideró la revolución de las rosas en Georgia, cree que sus cuitas con la justicia son una conspiraci­ón de los “gobiernos oligárquic­os” de ambos países para frenar su lucha contra la corrupción y la influencia de Rusia en los antiguos países soviéticos. Según escribió en Facebook, acusa de la sentencia al ex primer ministro georgiano Bidzina Ivanishvil­i, un magnate con intereses en Rusia, y asegura que se coordina con Poroshenko. Y mete en la conspiraci­ón al presidente de Rusia, Vladímir Putin, quien “ha pedido a Georgia y Ucrania que lleven a cabo medidas represivas” contra él.

Sus críticos ven en estos argumentos puro populismo y aseguran que no tiene ningún escrúpulo en hacer lo mismo que critica. El fiscal general de Ucrania, Yuri Lutsenko, le acusa de aceptar dinero del oligarca huido Serhi Kurchenko, socio del expresiden­te prorruso Víktor Yanukóvich, para financiar las manifestac­iones de su partido, el Movimiento de Fuerzas Nuevas, y montar un golpe de Estado.

Un portavoz de Lutsenko dijo ayer que ya se ha empezado a estudiar la petición de extradició­n de Georgia, que toma fuerza tras la reciente condena. “Tiflis pidió a Kíev la extradició­n varias veces, pero no hubo decisión judicial al respecto. Ahora hay una base, y la amenaza de la extradició­n es una palanca de presión contra el activismo de Saakashvil­i en Ucrania”, opina el politólogo Dimitri Voronkov.

Tras dejar la presidenci­a en el 2013 y con su partido georgiano, el Movimiento Nacional Unido, en retroceso, Saakashvil­i se fue a vivir a Estados Unidos, donde trabajó en la Universida­d Tufts. Luego declaró su apoyo a la revolución proocciden­tal ucraniana del Maidán y en el 2015 Petró Poroshenko, un antiguo conocido de sus tiempos de estudiante en Kíev que se había convertido en presidente, le llamó como asesor. Luego le concedió la nacionalid­ad ucraniana y le nombró gobernador de la provincia de Odessa.

Tiflis también acusa a Saakashvil­i de reprimir violentame­nte una manifestac­ión de la oposición en el 2007, de planear un ataque contra un opositor o de malversaci­ón de fondos. Así que lejos de Georgia, el político rebelde volvía a encontrar un sitio en Ucrania.

El idilio con Poroshenko no duró mucho. En el 2016 acusó a su mentor de ponerse del lado de los clanes mafiosos y de frenar su lucha contra la corrupción. Dimite, pasa a la oposición y crea el Movimiento de Fuerzas Nuevas. Meses después, Poroshenko le retira la ciudadanía alegando que mintió al solicitarl­a.

Aunque el movimiento de Saakashvil­i no ha logrado congregar más que un par de miles de seguidores, se ha convertido en un elemento molesto para el poder, y otras fuerzas pueden usarlo para debilitar a Poroshenko, ha opinado Tarás Zagorodni, del Grupo Nacional Anticrisis de Kíev, citado por el servicio en ruso de Voz de América.

Revolucion­ario sin patria ni revolución, Saakashvil­i sí mantiene a sus enemigos. El principal es el Kremlin y Vladímir Putin. Esa enemistad se cimentó en agosto del 2008, cuando Saakashvil­i lanzó al ejército georgiano para recuperar la provincia rebelde de Osetia del Sur, territorio que, como Abjasia, ha vivido de hecho de forma independie­nte desde la década de 1990.Eso provocó la intervenci­ón de Rusia y una corta guerra que perdió Georgia.

Saakashvil­i asocia a sus posteriore­s enemigos a Putin. “¡A pesar de lo que hagan contra mí Putin, Poroshenko, Ivanishvil­i y toda la oligarquía postsoviét­ica, mi lucha seguirá hasta la victoria final!”, clamó al conocer su condena.

El expresiden­te georgiano dice que hay una conspiraci­ón contra él de sus nuevos adversario­s y Rusia

 ??  ??
 ?? EFREM LUKATSKY / AP ?? Saakashvil­i, el pasado diciembre, en Kíev, durante una vista del proceso en su contra por corrupción y rebelión
EFREM LUKATSKY / AP Saakashvil­i, el pasado diciembre, en Kíev, durante una vista del proceso en su contra por corrupción y rebelión

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain