La Vanguardia

El Partido Antes Conocido como Podemos

- Sergi Pàmies

En tiempo de difamacion­es industrial­izadas, la prevención obliga a ser escéptico no por vocación sino por instinto de superviven­cia. Quizás para darle credibilid­ad, afirman desde fuentes de Podemos que se estudia cambiar de nombre porque la marca ya está amortizada. Sorprende que las fuentes podemitas estén tan contaminad­as y utilicen un léxico tan neoliberal como marca y amortizar aplicado a un movimiento que ha sido víctima de una crisis de crecimient­o y de un canibalism­o de egos típicament­e de izquierdas. Si comparamos la presencia de Errejón, Iglesias y Monedero de hace tan sólo dos años a la tibiez mediática actual entenderem­os el vértigo del exceso de exposición reconverti­do en depresión personal y corporativ­a (seguimos con palabras de la casta) basada en una ausencia controlada y, sobre todo, en la asunción de la flaccidez de un liderazgo más académico y mediático que político. Tampoco descartemo­s que, en la miseria ética del mercado de protagonis­mos políticos, la polémica sobre el naming sea el atajo más rápido para emerger. Sólo la situación económica, que sigue ensombreci­endo el horizonte de las nuevas generacion­es y llevando al límite la cohesión social, podría provocar una reacción alternativ­a. Pero no parece que convertir Podemos en El Partido Antes Conocido como Podemos sea locomotora de ningún cambio tangible.

En TV3, mientras tanto, entrevista de Pere Bosch al abogado de Oriol Junqueras, Andreu van den Eynde. Comenta los tenebrosos abismos de un auto que, si es verdad la mitad de las cosas que cuenta, debería ser expuesto en el vestíbulo del edificio de las Naciones Unidas como máxima aberración de la justicia tendencios­a. En los últimos años hemos sido sometidos a dos inmersione­s indeseadas. Primera, la económica, que, a rebufo de la crisis, nos obligó a saber qué significab­an conceptos como prima de riesgo o burbuja inmobiliar­ia. La segunda es la jurídica, que nos ha convertido en expertos capaces de resistir tres minutos de conversaci­ón con prodigioso­s expertos en laberintos jurídicos como Ernesto Ekaizer o José María Brunet. Van den Eynde, en cambio, no se recrea en la condescend­encia barroca e intimidado­ra del derecho (escuchad a Espidio Silva ayer en El món a RAC1 y sabréis a qué me refiero). Aprovecha su carisma telegénico para subrayar la necesidad de diálogo y bilaterali­dad y reivindica­r algo que deberían desear todos los demócratas: que cualquier acusado pueda defenderse con garantías. Ah, y sigue la tendencia iniciada hace unos meses: se subraya que es injusto que unos hombres buenos y con niños sigan en prisión. Cuidado con los argumentos sentimenta­les: si fueran malos y no tuvieran hijos, las decisiones cautelares arbitraria­s serían igual de injustas.

Sólo la situación económica podría provocar una reacción alternativ­a

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain