La Vanguardia

Un preso dado por muerto por tres médicos revive en la sala de autopsias

- OVIEDO Redacción y agencias

El preso Gabriel Montoya Jiménez, de 29 años, al que se dio por muerto en la prisión asturiana de Villabona se recupera en la UCI del Hospital Universita­rio Central de Asturias (HUCA) con pronóstico reservado. Su muerte fue certificad­a por tres profesiona­les pero cuando ya se encontraba en el Instituto Anatómico Forense de Oviedo para realizarle la autopsia empezó a emitir ronquidos y a moverse.

El “extraordin­ario caso”, según califican desde Institucio­nes Penitencia­s, comenzó a las 8 de la mañana del domingo durante el recuento de presos en la prisión asturiana. “Los funcionari­os al ver al preso cianótico, azul, alertaron a los servicios médicos”, relata un funcionari­o de prisiones a Europa Press. “Todas las señales apuntaban a que el recluso estaba muerto”.

Los dos sanitarios, que forman parte de la plantilla de la prisión, tras examinar al preso certificar­on que presentaba “signos clínicos de muerte”, según Institucio­nes Penitencia­rias, que defiende en todo momento que el protocolo que se ha seguido por parte de los trabajador­es de Villabona ha sido el correcto. El preso no respondía a ninguno de los estímulos que ayudan a determinar si la persona está viva o no.

Tras la valoración médica inicial, se personaron en la celda el juez de guardia, la Policía judicial y la médico forense, que certificó el fallecimie­nto y ordenó el traslado del cuerpo al Instituto Anatómico Forense. En ese momento se avisó a la familia del fallecimie­nto de Gabriel Montoya Jiménez.

Una vez en el Anatómico, el personal de guardia comenzó a escuchar ronquidos y comprobaro­n que el recluso se movía. Ante la enorme sorpresa, el preso fue trasladado al Hospital Universita­rio Central de Asturias en donde ingresó en la UCI.

Institucio­nes Penitencia­rias se encuentra ahora “a la espera de la valoración clínica del Anatómico Forense” para decidir la apertura de una investigac­ión sobre el caso.

Según explica el periódico asturiano La Nueva España, lo primero que dijo el preso al despertar en el hospital fue “Quiero fumar, ¿tenéis un cigarro?”. Fuentes sanitarias aseguran que el paciente evoluciona de forma favorable y lo más probable es que en un plazo de 24 o 48 horas sea dado de alta de la UCI y pase a planta del HUCA.

Gabriel Montoya recobró la conscienci­a 24 horas después de llegar al hospital y, según los médicos que le atienden, pudo sufrir una falta de oxígeno en el cerebro del que aún es pronto para conocer las secuelas, aunque habla perfectame­nte, según informa La Voz de Asturias.

El preso, condenado por el robo de chatarra, tiene una medicación prescrita para controlar los síntomas de la epilepsia. Según declaracio­nes de sus familiares, en prisión es difícil cumplir la pauta correcta y se temen que no la haya tomado de forma adecuada durante las últimas semanas y que esa sea la causa del terrible error de los médicos. Los familiares han anunciado que pondrán el caso en manos de un abogado y aseguran que no se creen que fueran tres los médicos que revisaron el estado de Gabriel Montoya y están convencido­s de que dos de ellos se limitaron a firmar lo que vio uno de ellos.

Gabriel Montoya amaneció azul y frío y 24 horas después de su defunción pedía un cigarrillo en la UCI

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