Mucho fútbol, mucho dinero
El Barça enriquece a su equipo pero se obliga a un esfuerzo económico de gran complejidad
Dos noticias sombrearon ayer la luminosa incorporación de Coutinho, magnífica para el FC Barcelona desde un punto de vista deportivo y también comercial. Primero fue el anuncio de una lesión que mantendrá al brasileño 20 días de baja (como mucho podrá jugar las semifinales de Copa, si su equipo llega, y a partir de ahí solo la Liga) y, segundo, más chocante, la omisión por parte de la directiva del precio del fichaje apelando a una cláusula de confidencialidad impuesta por el Liverpool. Suena extraño que un club de propietarios norteamericanos, amos de clubs como los Red Sox de Boston, siempre regidos por la transparencia económica, promuevan todo lo contrario en Europa. Además, pensar que ningún socio del club, de los que se sienten sus dueños porque lo son, se acerque a las oficinas a formularse esa pregunta es no conocer su manera de ser o no tener memoria.
Llega Coutinho al Barça reclamado por los técnicos y ese por descontado es su principal aval. Esto sigue siendo fútbol, pese a todo. El secretario técnico Robert Fernández es su principal valedor, su superior Pep Segura le dio toda la cobertura y Ernesto Valverde congenió con la idea desde el inicio. El fichaje se intentó en verano pero el Liverpool se negó a vender. Falta resolver si los ingleses pidieron entonces 200 millones o fue el representante de Coutinho quien le dijo al Barça que solo llegando a esa cifra capitularían.
El precio ha terminado siendo astronómico (120 millones fijos más 40 variables, oficiosamente) pero ahí la directiva tiene poco margen si quiere seguir jugando a rico en esta nueva era inaugurada por el PSG después de soltar 222 millones por Neymar. El club azulgrana siempre fichó a los mejores. Es falso que eso sea nuevo. Desde Maradona a Koeman, pasando por Ronaldinho, Ibrahimovic o Neymar, el dinero casi siempre fue antes al campo que al banco en forma de récord y debate moral posterior. La cuestión es si en esta ocasión la tesorería está para tamañas alegrías con tanto desafío económico que soportar a corto plazo: masa salarial disparada y Espai Barça como retos estrella. De aquí al verano le urge a la junta realizar ingresos con la venta de futbolistas, alguno de ellos titular por supuesto, si es que se quiere seguir con la idea de adquirir también a Griezmann por 100 millones. El Barça es un club tradicional, comparable a aquel industrial del textil de toda la vida que intenta modernizarse a la nueva edad tecnológica. Falta saber si ahora que compite con nuevos ricos que disponen de un pozo (petrolífero) sin fondo podrá seguir el ritmo por demasiado tiempo. Harán bien los gestores en soltar lastre (Arda, Aleix Vidal y compañía) y sustituir esas piezas por gente del filial (Arnaiz, Aleñá, Busquets y cía) si quieren acercarse al modelo y, sobre todo, dejar a sus sucesores en unos años una herencia de números positivos y no rojos.
Josep Maria Bartomeu, artífice de la operación Coutinho junto al director general Òscar Grau, ha negociado larga y duramente con los dueños del Liverpool, en especial con Mike Gordon, haciendo pinza usando la perseverante presión de Coutinho. Se ha salido con la suya. Pero ha mandado la antigua austeridad a paseo.
Le faltaba fantasía al equipo de Valverde, sólido como una roca, y a eso viene. Por eso el vestuario le recibe bien. A los buenos siempre se les recibe así. Messi, sin ir más lejos, está más contento hoy que ayer.
DE OBLIGADO CUMPLIMIENTO De aquí al verano le urge a la junta realizar ingresos con la venta de varios futbolistas