La Vanguardia

“Los años sólo mejoran la capacidad de aceptarlos”

Tengo 50 años: temo a la vejez, por eso intento invertir más en afecto que en vanidad. Soy italiana, por eso fue un honor doble ser la primera dama de Francia. Tengo dos hijos, lo m ás i mportante para mí con mi música. Actúo este viernes en el Palau de l

- LLUÍS AMIGUET

Lleva diez años casada, madame Sarkozy. Enhorabuen­a. Gracias. ¿Algún consejo para que un matrimonio dure? Diez años no son tanto. No para nosotros.

¿Algún otro consejo para encontrar la persona?

Mire, si no encuentra la persona, y realmente quiere encontrarl­a, pero lo intenta una y otra vez... y nada. Y no es feliz con tu vida... entonces...

¿Sí...?

Vaya usted a terapia.

Pues gracias.

Yo he hecho 17 años de psicoanáli­sis y aún vuelvo a terapia cuando me encuentro mal. Pero si está usted satisfecho con su vida, no hace falta que vaya a terapia. Ahora, la música y mis hijos son lo más importante para mí: les doy mucho y me devuelven aún más.

¿Por qué se encontraba usted mal? Nació rica, bella y con talento.

Tuve suerte con mi familia, el dinero ayuda, y más por la educación y la capacidad de amar que me dieron. Me enseñaron a esforzarme no en juzgar sino en aceptar a los demás.

Cuando uno tiene capital estético, financiero e intelectua­l, ¿por qué trabaja?

Por reconocimi­ento. Pero no porque te reconozcan sólo los amigos o tu familia, sino la gente, darles algo y que te quieran. Y, sobre todo, por libertad.

¿No era usted libre?

El dinero de la familia no era mío y yo me lo quería ganar por mí misma.

¿Por eso empezó como modelo?

Sí. Quería esa libertad.

¿Es difícil ser top-model?

Serlo no requiere un talento especial, pero sí es necesario haber tenido la suerte de tener un cuerpo con unas medidas especiales.

¿Excepciona­les?

Hay muchas mujeres bellísimas, pero con unas curvas voluptuosa­s que no son las que quiere la industria.

¿No hace falta nada más?

Sólo hay que dormir mucho y no castigar el cuerpo con fiestas interminab­les a horas poco recomendab­les. Yo me porté bien en eso.

Si eres una joven que tiene tanto, ¿no da más miedo perderlo con cada arruga?

Claro que da miedo. Temo a la vejez y la muerte, por eso intento invertir más en afecto que en vanidad. ¿Hay algo que los años mejoren en usted? La capacidad de aceptar que no hay nada que el tiempo mejore.

¿Y el matrimonio empeora o mejora con los años?

El mío mejora con el tiempo. Vivo una vida aburrida de explicar, tal vez, pero maravillos­a de vivir para mí.

Pues no hay narración sin conflicto.

En cambio, la serenidad, aunque sea la de un instante, puede inspirar una gran canción. Ahora estoy de gira, pero en casa de París escribo y compongo cada día. Y lo disfruto.

¿De verdad hoy no echa nada de menos?

Entre los 19 y los 40 la verdad es que sí, me lo pasé muy bien, pero tuve un hijo tardío a los 33 y después, a los 44, con mi hombre, a Julia, que ahora tiene 6. No me comprometí de verdad con nadie hasta que me casé con él. Y en eso no echo nada de menos.

¿Y el Elíseo? ¿Ser primera dama?

Cuando mi marido era presidente de la República era un gran honor, especialme­nte siendo italiana, e incluso resultaba fácil: ser elegante, amable y te enviaban trajes maravillos­os, que tenías que devolver inmediatam­ente.

¿La ha acosado alguna vez un hombre?

He sabido pararles los pies, pero sé que es mucho más difícil cuando es tu jefe y necesitas el sueldo. Ya es hora de que eso se denuncie y que no se tolere ese abuso.

¿Qué ha aprendido usted de la política viviendo cinco años en el Elíseo?

Que el poder es el único antídoto que realmente funciona contra el temor a la muerte.

¿Sirve igual para hombres y mujeres?

A todos nos gusta dominar.

¿En quién piensa cuando canta?

Suelo inspirarme en los misterios. No intento resolverlo­s, sino disfrutarl­os.

¿A quién lee para cantarlo?

A Baudelaire, Rimbaud, Yeats... No hablan de religión, sino del misterio. Sólo Leonard Cohen habla con Dios cuando parece que se declare o que se despida. Cohen, cuando canta, habla siempre con Dios.

¿Va a dejar usted de fumar?

No es tabaco.

¿Entonces qué está vapeando?

Nada. Es sólo vapor. Me gusta tener algo en la boca. Si le molesta, lo dejo.

En absoluto. ¿Ama usted de joven y guapa para que la amen de anciana?

Si tienes una vida gloriosa...

...La suya está siendo excepciona­l.

...Pero te haces viejo y vas enfermando poco a poco, entonces la gloria se habrá acabado, pero te quedará el amor que has dado. Y no piense en la vejez como años que serán como los de ahora. Hay enfermedad­es, achaques, faltan amigos, familia...

¿Y algo de sexo no quedará?

Siempre nos quedará la intimidad, que es la forma definitiva de afecto. Yo espero que esa intimidad sea, además, sexy.

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ERIC J GUILLEMAIN / CONCERT STUDIO

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