Macron defiende en Pekín que la UE proteja sus sectores estratégicos
El presidente francés se erige ante Xi Jinping en portavoz de los intereses europeos
El presidente francés, Emmanuel Macron, dio a entender ayer en Pekín que su ambición política no se detiene en su objetivo de impulsar la renovación de la Unión Europea, sino que también aspira a convertirse en uno de sus principales interlocutores internacionales. Ante su homólogo chino, Xi Jinping, no vaciló en defender la idea de Bruselas de definir los sectores económicos que se consideren estratégicos para Europa y que deben quedar cerrados a la inversión exterior, una iniciativa que desagrada a las autoridades del gigante asiático.
En su segundo día de visita a China, Macron demostró que está dispuesto a dar la batalla por reequilibrar la balanza comercial entre Francia y China, actualmente muy desfavorable para París, con un déficit de más de 30.000 millones de euros, y a impulsar un mejor acercamiento entre Europa y Pekín.
Tras reunirse con el presidente chino, Xi Jinping, en el palacio del Pueblo, en la plaza de Tiananmen de Pekín, Macron subrayó ante la prensa la necesidad de que la UE aborde sus relaciones con China con un enfoque común y defendió la propuesta de las autoridades comunitarias de definir aquellos sectores económicos que deben ser cerrados a las inversiones foráneas y por tanto a las inversiones chinas. Precisó que no es una iniciativa dirigida contra Pekín, sino que “se trata de proteger la soberanía de los países europeos”, igual que Pekín prohíbe o limita la entrada de capital extranjero en algunos de sus sectores económicos.
Sus declaraciones respondían a la irritación que han causado en Pekín las decisiones adoptadas en los últimos tiempos por parte de las autoridades alemanas y comunitarias de bloquear algunas operaciones chinas de compra de firmas europeas por considerar que se trataba de sectores estratégicos europeos.
Macron, sin embargo, no se limitó ayer a defender los intereses comunitarios, sino también los de Francia y reivindicó una relación económica más equilibrada y “bidireccional”. En este sentido, se comprometió a viajar a China “al menos una vez año”, con el objetivo de “generar confianza paso a paso” y favorecer la presencia de las firmas de su país en China. Una iniciativa con la que pretende emular a la canciller alemana Angela Merkel, que se ha convertido en una interlocutora europea imprescindible para las autoridades chinas, tanto por el peso de la economía alemana como por su autoridad internacional.
Su voluntad de apoyar la presencia de las compañías de su país quedó reflejada en su participación en el acto de firma de una veintena de acuerdos de cooperación en sectores como el aeronáutico, el agroalimentario, el de la energía o el cultural, ámbito en el que Macron anunció un acuerdo para establecer un Centro Pompidou de arte en Shanghai, que se inaugurará en el 2019.
El acuerdo más satisfactorio, además del de aumentar la producción de aviones Airbus en la planta de Tianjin, fue sin embargo el firmado por el grupo Areva. Y es que la antigua joya de la corona de la industria nuclear francesa y actualmente en dificultades financieras, cerró un contrato con la Corporación Nacional Nuclear China (CNNC) para construir una planta de reciclaje de combustible nuclear valorada en más de 10.000 millones de euros. Un proyecto que, tras diez años de negociación, debería empezar a construirse este mismo año.
El mandatario anuncia que viajará a China “al menos una vez al año” para generar confianza en Pekín