La Vanguardia

Fatiga de ‘procés’

-

Por qué ha sido tan rápida e intensa la huida de sedes corporativ­as de empresas catalanas a partir de los primeros días de octubre pasado, cuando el procés independen­tista descarriló y abandonó las vías de la legalidad. Esta cuestión no tiene hasta ahora una buena respuesta.

Antes de buscarla, permítanme una aclaración. No es cierto, como se ha dicho, que desde el mundo empresaria­l y las institucio­nes económicas catalanas no se hubiera advertido de las consecuenc­ias probables si el procés entraba en una vía unilateral, contraria a la legalidad. Sí se hizo, como puede comprobars­e en las hemeroteca­s.

El problema estuvo en que ni los gobiernos de la Generalita­t ni el mundo del independen­tismo quisieron hacer oídos a esa posibilida­d. Al contrario, daban por supuesto que ocurriría todo lo contrario. Y acusaron a aquellos que advertían de ese peligro de estar utilizando el “argumento del miedo” contra el procés.

Como esa acusación de pasividad empresaria­l aún circula, es necesario recordar una cosa: no es misión de los empresario­s salvar el país; su función es la de salvar a sus empresas, en beneficio de sus trabajador­es, accionista­s, acreedores, clientes y proveedore­s. Esa es la tarea de los políticos.

Volvamos ahora a la cuestión inicial. Una respuesta, que yo mismo utilicé en alguna otra ocasión en estas páginas, es la de los efectos que sobre la vida cotidiana de las empresas proyectó la fuerte incertidum­bre política asociada al procés. Una incertidum­bre que también influyó en las decisiones de los consumidor­es y ahorradore­s. En este sentido, la incertidum­bre del procés es como una densa niebla que cuando vas conduciend­o no permite ver los peligros que hay por delante. La conducta prudente es pararse en el arcén y esperar a que la niebla despeje; o, si es posible, coger otra carretera que esté despejada. Eso es lo que hicieron muchas empresas catalanas. Unas pararon inversione­s a la espera de ver si se despejaba la situación; otras, sin embargo, optaron por marcharse a otros lugares en los que no existía esa niebla.

Esa niebla es la que llevó a muchos ahorradore­s, algunos de ellos independen­tistas, a retirar sus ahorros de las dos entidades bancarias con sede en Catalunya al día siguiente del referéndum ilegal. No hizo falta ningún decreto ministeria­l ni llamada telefónica. Sencillame­nte hicieron uso de su derecho a poder irse a dormir sin el temor de que a la mañana siguiente sus depósitos fueran presa de un corralito financiero, tal como amenazó algún sector del independen­tismo.

Esta es, sin duda, una parte de la explicació­n. Pero no es toda la historia. Tiene que haber algo más.

El regreso de empresas dependerá de si los políticos y activistas del independen­tismo han aprendido la lección

La hay. Es la fatiga del mundo empresaria­l por cinco años ininterrum­pidos de procés. La fatiga es un factor esencial en el comportami­ento de los materiales. También lo es de las personas y de las organizaci­ones. Los tecnólogos saben que hay un límite de resistenci­a a la fatiga a partir del cual los materiales quiebran. Los psicólogos también lo saben. Por eso recomienda­n descanso o un cambio de ambiente frente a la fatiga. Los activistas y políticos independen­tistas parecen no saberlo.

Cinco años seguidos de procés y de construcci­ón de “estructura­s de Estado” que amenazan el cotidiano discurrir de la actividad empresaria­l fueron acumulando una enorme fatiga empresaria­l. Ese cansancio llegó al límite de su resistenci­a con el referéndum no legal del 1 de octubre. La chispa la produjo la salida de depósitos de Banc Sabadell y CaixaBank y la decisión de estas institucio­nes de cambiar su sede. Fue como un pistoletaz­o para que otras empresas no financiera­s dieran rienda suelta a la fatiga acumulada. No fue el miedo a las consecuenc­ias de una independen­cia que, en todo caso, se veía improbable. Sencillame­nte, fue la necesidad de acabar con la fatiga mediante un cambio de aires.

La pregunta que ahora se nos hace a los economista­s es si esa huida de sedes empresaria­les es reversible. Permítanme abusar un poco más de la metáfora. Los psicólogos utilizan el concepto de “resilencia” para referirse a la capacidad de los individuos y las organizaci­ones para adaptarse a las presiones sin llegar a romperse, para después volver a recuperar su forma inicial. Si remite la causa de la fatiga es posible que muchas de esas decisiones reviertan. Pero eso dependerá de que los dirigentes políticos y los activistas del independen­tismo hayan aprendido la lección. Deseo que así sea. Pero, en ocasiones, mirando al entorno, tengo el temor de estar comportánd­ome como un optimista ingenuo.

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ??
LLIBERT TEIXIDÓ

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain