Lleida diseña su futuro compactando el centro
El nuevo Plan de Ordenación Urbanística prevé alcanzar los 180.000 habitantes en los próximos 15 años
Compactar el centro histórico para conseguir un crecimiento equilibrado de la periferia, protección para la Horta y una ronda verde rodeando la ciudad en un horizonte de quince años y una previsión demográfica de hasta 180.000 habitantes en su visión más ambiciosa, son algunos de los objetivos que se marca el nuevo Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM), que podría estar definitivamente aprobado antes de que acabe el año.
Según el alcalde, Àngel Ros, y el concejal de Urbanismo, Félix Larrosa, se trata de proyectar un urbanismo de dentro hacia afuera, en el que la regeneración y rehabilitación del centro de la ciudad compense el crecimiento ordenado. “Es una apuesta clara por una ciudad compacta y sostenible, que impulsa la actividad económica y la calidad de vida y protege mejor su patrimonio”, afirmó Ros.
El documento, que se someterá a la aprobación inicial durante un pleno extraordinario a celebrar el mes de junio después de un período de debate y alegaciones, dibuja dos escenarios posibles de crecimiento demográfico, en una horquilla de 160.000 a 180.000 habitantes, que requerirán entre 12.000 y 18.000 nuevas viviendas (de 800 a 1.200 al año).
Para hacerlo posible se ha optado por aprovechar el suelo urbano ya disponible evitando en la medida de lo posible recalificar nuevos terrenos rústicos que hagan crecer
la trama urbana en detrimento de la Horta, con el fin de religar mejor la ciudad y hacerla más sostenible y eficiente en la prestación de servicios. Así, según Larrosa, el plan prevé compensaciones para los promotores, de tal forma que un metro cuadrado construido en el centro histórico,dará derecho a diez metros cuadrados en las zonas previstas de nueva expansión residencial.
El POUM dibuja un potencial de suelo urbano con capacidad para llegar a las 25.000 viviendas nuevas. En este sentido, el suelo urbanizable no delimitado previsto ahora en la periferia urbana no se podrá poner en marcha hasta que se detecte falta de solares para vivienda en la ciudad. A cambio, se rebajará sustancialmente el impuesto de bienes inmuebles que pagan los propietarios de estos terrenos, equiparado al del suelo rústico.
En la zona del Eixample urbano se flexibilizarán los parámetros de edificación, lo que, a la larga, permitirá que aparezcan hasta 112 nuevos “patios verdes” en el interior de las nuevas residencias. En este sentido, cobra especial importancia por su impacto social el proyecto Mariola 20.000, que pretende la recuperación de unos bloques muy degradados y con problemas de ocupación y conservación.
El POUM recupera la revisión del Plan de la Estación y del Turó de la Seu Vella, además de la consolidación del Turó de Gardeny y su entorno, donde se prevé la única zona nueva de crecimiento.
La regulación de las actividades, sobre todo agrarias en la Horta de Lleida también es otra de las prioridades de la nueva normativa urbanística. Se busca una mayor flexibilidad, de manera que se permitirá construir más o menos no en función de las dimensiones de la parcela, sino de forma dinámica, teniendo en cuenta las necesidades de las explotaciones agrarias. También se promoverá el reciclaje de las construcciones ya existentes, para evitar que salga más a cuenta abandonar una granja y hacer otra nueva que renovarla. Así se quiere fomentar la competitividad en el sector primario.
El nuevo POUM también apuesta por la expansión comercial en el Pla de l’Estació, el polígono de medianas superficies de Torre Salses y el nuevo complejo lúdico que proyecta la multinacional Carrefour junto a la carretera LL-11.
Además, en principio también se mantendrá la apuesta estratégica por el polígono de Torreblanca como gran reserva de suelo industrial de 703 hectáreas. Esta propuesta en concreto se trata de una idea que cuenta con el acuerdo de la Generalitat.
El proyecto, que podría aprobarse a finales de este año, prevé la reordenación de la Horta