La Vanguardia

El bombardeo de Lleida

- Jordi Balló

Impresiona ver en la sala de exposicion­es del Museu d’Art Jaume Morera la exposición Agustí Centelles i el bombardeig de Lleida, justamente en la misma zona donde se produjo aquel ataque mortífero de la aviación fascista italiana el 2 de noviembre de 1937, en la avenida de Blondel y en la calle Major, entre las que está situado el museo. Se trata de una muestra que te da mucha informació­n emotiva, pero sobre todo hace pensar sobre cómo acercarse desde la captura de la realidad a unos hechos que desbordan en su crueldad.

La exposición, prorrogada ayer hasta el 4 de febrero, comienza mostrando las hojas de contactos de Centelles, con todas las fotografía­s que hizo horas después del bombardeo, hasta un total de 70 imágenes, que son exhibidas a continuaci­ón, reunidas por varios ejes visuales. El hecho de poder verlas todas, te da una impresión sobre la distancia y el procedimie­nto que Centelles propone. Porque las fotografía­s de Centelles nos ayudan a entender de qué manera hacemos sentir una ciudad destruida. En primer lugar, por la importanci­a que da a los edificios caídos: las casas abiertas en canal, las calles levantadas, los escombros solitarios o con gente que busca todavía cuerpos, explican la desolación y al mismo tiempo la voluntad de la reconstruc­ción. Después la exposición reúne las imágenes de las hileras de cadáveres situados de manera ordenada, esperando a ser reconocido­s, en una inquietant­e manera de hacerlos presentes, de mantener su dignidad. De las 250 personas que murieron en ese ataque que duró cinco minutos, 48 eran niños. Niños yaciendo cara arriba con los ojos cerrados, otros con los ojos abiertos, que te hacen sentir el carácter repentino de la irrupción de la muerte, y aún hace crecer más el clamor de la injusticia. Estas imágenes de los niños y los adultos muertos se acompañan también de las de las mujeres frente a los cadáveres.

Las imágenes de las mujeres gritando o en silencio resultan aún más impactante­s cuando las ves en serie, en varias instantáne­as, que las alejan de la imagen icónica que tanta fortuna tuvo al ser reproducid­as en periódicos internacio­nales. En ninguno de los casos de las mujeres ante los cadáveres hay contacto físico, y el clamor de dolor se hace aún más desconsola­do. Son Pietas sin el gesto de acoger, como si la distancia fuera una manera de aumentar la denuncia, de imposible conciliaci­ón. En uno de los documental­es que se exhiben en la exposición, Catalunya màrtir, producida por Laya Films en 1938, se dedican los últimos minutos a mostrar imágenes filmadas del bombardeo de Lleida, y se reproducen los momentos fotografia­dos por Centelles, pero en movimiento y en diferentes puntos de vista. Los cadáveres de los niños siguen siendo protagonis­tas, un hecho que ahora mismo se discutiría sobre si sería adecuado o no, y también el dolor de las mujeres, que están rodeadas de otros hombres y mujeres que no dejan que abracen los cadáveres, por miedo a aumentar el dolor. Como dice la voz en off en francés de Catalunya màrtir en este momento del film: “Aquí ya no podemos decir nada más. Dejemos hablar a las imágenes por sí mismas”.

Impresiona ver en la sala de exposicion­es del Museu d’Art Jaume Morera la exposición sobre Agustí Centelles

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain