La Vanguardia

La actriz que se inspira en John Wayne

frances mcdormand

- GABRIEL LERMAN

Formada en el mismo conservato­rio de Yale del que regresó Meryl Streep y en el que compartió clases con otra ganadora del Oscar, Holly Hunter, Frances McDormand todavía se amarga cuando recuerda los consejos que le dio algún profesor que evidenteme­nte no sabía mirar al futuro. Tal como ella misma explica en esta entrevista, dedicó su vida a demostrarl­e que estaba equivocado, algo que ha vuelto a quedar en claro en la magnífica interpreta­ción de una madre decidida a lograr que la policía encuentre al asesino de su hija en Tres anuncios en las afueras.

Con un Oscar, un Tony y un Emmy bajo el brazo, el domingo la nativa de Chicago que en junio cumplió 60 años le dio el tiro de gracia a aquel profesor, llevándose también el Globo de Oro y continuand­o su marcha a su quinta nominación a la estatuilla dorada.

¿Qué pensó cuando Martin McDonaugh le ofreció el papel?

Que era muy mayor para hacerlo. A mi me interesa hacer papeles vinculados a mi edad. Yo, como Mildred, soy de clase trabajador­a y tenía muy en claro que las mujeres de esa clase social no esperan hasta los 38 años para tener a su primer hijo. Tironeamos un poco y al final mi marido me dijo que me callara y que lo hiciera. Y le hice caso. Y ahora estoy encantada. Durar en esta industria tiene sus recompensa­s ....

¿Cómo hizo para dar con el tono exacto que debe tener Mildred?

En el guión. Si te fijas en mi filmografí­a, verás que he interpreta­do a muchas mujeres que han sido victimizad­as, aunque siempre les he puesto un toque diferente porque esta es quien soy yo. Pero lo maravillos­o que tiene el personaje es que si bien es probable que ella haya sido una víctima en otros momentos de su vida, una vez que decide tomar el toro por los cuernos no hay quien la pueda detener. Lo que sorprende es que la audiencia no espera esa actitud de los personajes femeninos. Siempre piden disculpas por lo que hacen, pero nosotros no queríamos que ella se disculpara, nunca.

¿Es cierto que se basó en John Wayne para interpreta­r a este personaje?

Sí, es cierto, y me encantó usarle como modelo. A mi siempre me gustó mucho su forma de caminar. El tenía pies pequeños y era muy alto, por lo que se movía de esa forma para no perder el equilibrio. Al menos, eso es lo que leí sobre él. Me tomé el trabajo de devorarme su biografía, algo inusual para mi, porque no me interesan demasiado las vidas de los actores. Pero me llamó mucho la atención la forma en la que construyó su imagen. Por un lado, estaba Marion Morrison y, por el otro, estaba John Wayne. Él sabía que el público necesitaba un John Wayne que fuese un héroe icónico. Pero también tenía muy en claro cual era la diferencia entre ese héroe y Marion. Además me divierte mucho que en la vida real se llamase de esa manera...

¿Cree que hay similitude­s entre Mildred y Margie, el personaje por el que ganó el Oscar en

Fargo?

No, en absoluto. Lo que me gustó de trabajar con Martin es que conoce todo mi trabajo. Hace mucho que interpreto a mujeres valientes. En Sangre fácil, que fue la primera película que hice con Joel y Ethan, ya le daba una patada a alguien en los testículos y en Tres anuncios... lo hago dos veces. Creo que también cada personaje está muy vinculado a la época en la que lo interpreté. Fargo se estrenó en una época en la que las mujeres participab­an de la fuerza laboral de una manera diferente. Muchas mujeres trabajaban hasta el momento de dar a luz, pero no tenían uniformes que se adaptaran a esos últimos meses. Lo que distingue a Mildred de todos los personajes que he interpreta­do es la furia. Ella no está enojada, está furiosa. El enojo es algo que se puede controlar, pero la furia no. Uno puede hacer terapia para resolver el enojo, pero la furia es un elemento de las tragedias griegas y eso le da una dimensión diferente. Yo creo que los buenos guionistas logran

“Me encantó usar a John Wayne como modelo; siempre me gustó mucho su forma de caminar”

que un filme vaya un poco más allá de ser una buena historia en la pantalla y se conviertan en parte de una conversaci­ón cultural.

¿Nunca pierde la calma?

No. Creo que la mayor diferencia entre Mildred y el resto de las mujeres es que ella ha perdido a un hijo. Y hay una exigencia biológica que te lleva a no permitir que algo así te pase si eres madre. Si te ocurre algo así, no tienes chances de poder tener una vida exitosa. Hay gente que logra manejar esa frustració­n, pero ella esta furiosa. En mi caso, yo sí me enojo, sobre todo como una mujer de 60 años que ha tenido que crecer en Estados Unidos.

¿Alguna vez sintió que fue la víctima de una injusticia?

Yo construí mi carrera sobre ese sentimient­o. Cuando era una joven actriz, me dijeron que no tenía talento y que no iba a poder hacer una serie de cosas si es que tenía una carrera. Me hice una lista con todo lo que me dijeron y decidí que en algún momento me iban a necesitar para mostrarles que sí lo podía hacer y que iba a ser muy buena cada vez que me dieran una oportunida­d. Por eso me siento muy feliz de que a mis 60 años me sigan dando papeles que me permitan mostrar la amplitud de mi capacidad profesiona­l, interpreta­ndo a una mujer que es muy diferente de todas las que se han visto en el cine. Es una forma de reparar todas esas injusticia­s que sufrí como actriz.

Mildred no logra que le escuchen y encuentra la forma de lograrlo. ¿Hubo alguna ocasión en la que sintió que no le escuchaban y buscó la forma de que le prestaran atención?

Sí. Es un poco lo que te conté. Estaba en la escuela de graduados, me llamaron a un costado y me dijeron que no tenía talento natural, que iba a tener que trabajar muy duro si quería tener una carrera. Y eso fue lo que hice. Soy muy efectiva siguiendo indicacion­es. Lo cierto es que fui tres años al conservato­rio para ser actriz. Y cuando me dijeron esto que te digo, decidí que iba a hacer lo que fuera necesario para demostrarl­es que estaban equivocado­s. Por eso hoy en día me causa mucha gracia cuando me dicen que mi talento es natural. Es algo que me ha costado mucho conseguir.

¿Qué opina del levantamie­nto de Hollywood contra los acosadores sexuales? ¿Le ha tocado vivir alguna experienci­a semejante?

Por supuesto. No conozco a ninguna mujer que no haya pasado por un mal momento a lo largo de su vida, aunque hay diferencia­s en la magnitud de lo que cada una ha vivido. Yo creo que hay que elevar la discusión y dejar de perder el tiempo en los que han sido acusados. Hay que empezar a hablar sobre la relación entre los géneros y cómo eso ha ido cambiando con el tiempo. Tengo 60 años y me volví feminista a los 15. Soy una convencida de que la revolución cultural que está teniendo lugar en este momento tiene mucho que ver con el movimiento feminista de los setenta, e incluso con la lucha de las sufragista­s. Creo que justo ahora estamos llegando a buen puerto. Porque en definitiva se trata de lograr la igualdad entre los géneros y de conseguir igual pago por el mismo trabajo.

Daniel Day Lewis tiene su misma edad y ha decidido retirarse de la actuación. ¿Es algo que alguna vez se le cruzó por la cabeza?

No. Yo me retiraré con las botas puestas. Ese es mi plan. A mí me encanta lo que hago, aunque admito que hubo otros momentos en mi carrera en que consideré la posibilida­d de dedicarme a otra cosa. Pero a la vez, tengo que admitir que esto es lo único que se hacer, además de ser una buena ama de casa. Hubo periodos en los que me concentré en eso más, cuando estaba criando a mi hijo, pero aun así nunca dejé de hacer teatro. No me imagino en otra profesión. No puedo respirar si no actúo.

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NURPHOTO VIA GETTY IMAGES
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La expresiva Frances McDormand explicando su papel protagonis­ta en Tres anuncios en las afueras por el que ganó el Globo de Oro el domingo
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