La Vanguardia

Autobuses rosas en Rabat

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Autobuses reservados, de color rosa, para mujeres en Rabat. El proyecto del alcalde islamista de la capital marroquí saldrá adelante, aunque todavía no tiene fecha. Con este servicio, las autoridade­s locales intentan poner coto al creciente problema del acoso y la violencia sexual contra las mujeres. Marruecos se unirá así a varios países, como Japón, México o Tailandia, que ya disponen de servicios públicos segregados. El alcalde, Mohamed Sadiki, hizo el anuncio tras la celebració­n de la decimocuar­ta campaña nacional contra la violencia de género, después de consultar la medida con la ministra de la Familia y la Mujer, quien puso como ejemplo los vagones de metro para mujeres en Japón.

“Queremos reducir los casos de violencia y acoso que sufren las mujeres en calles y transporte­s públicos –dice Sadiki, del Partido Justicia y Democracia–. Queremos protegerla­s de las agresiones, especialme­nte las que se producen en las horas punta de utilizació­n del transporte público”.

La medida ha despertado, como era de esperar, una enconada polémica. Gran parte de los marroquíes cree que se exagera con medidas de este tipo porque consideran que las supuestas agresiones no son reales. Sadiki contesta a los críticos que los autobuses rosas no serán obligatori­os, sólo los utilizarán las mujeres que lo deseen. “Nuestra voluntad es preservar la dignidad de las mujeres, pero también la de los hombres”.

La decisión viene impulsada también por el escándalo que sacudió al país al difundirse la violación colectiva de una discapacit­ada mental en un autobús de Casablanca. Marruecos, a diferencia de Argelia y más recienteme­nte Túnez, carece de una ley específica contra la violencia ejercida sobre la mujer. Tampoco existe una definición jurídica sobre lo que se puede considerar violencia de género. Un proyecto iniciado en el 2013 duerme el sueño de los justos. El acoso o la violencia sexual en la calle carece de protección, sin ninguna ley que la persiga. Ello no quiere decir que no se castiguen algunas actuacione­s concretas, como la violencia conyugal, que recibe penas de entre un mes y un año de prisión, o el caso de atentados contra el pudor con violencia, que pueden ser sancionado­s con hasta diez años de cárcel.

Los últimos informes oficiales, así como los de diversas oenegés, constatan un aumento de la violencia contra las mujeres, cometidos en un 88% por varones adultos. En el 2014, último año del que se disponen cifras oficiales, el 8,6% de las denuncias por agresiones contra las mujeres tienen carácter sexual, especialme­nte las violacione­s, que suponen el 70% del total.

Los informes permiten dibujar un perfil aproximado de los tipos de mujer más expuestas a sufrir acoso y violencia sexual en Marruecos. Son las que viven en las grandes ciudades, tienen entre 18 y 45 años y en su gran mayoría carecen de empleo. ¿Quiere esto decir que la violencia contra la mujer es un fenómeno principalm­ente urbano? Nada de eso. Simplement­e sucede que las ciudadanas denuncian más que las que viven en zonas rurales, donde la falta de estructura­s de ayuda, el miedo y el peso de la tradición las obliga a mantenerse calladas y soportar las vejaciones en silencio.

La Asociación Marroquí de Padres y Amigos de Personas con Discapacid­ad Mental, Hadaf, pone además un foco especial en las mujeres con problemas mentales. Según esta institució­n, el 80% de ellas son víctimas de violencia. Muchas son violadas o sufren abuso sexual por parte de sus parientes y el entorno de familiares y amigos.

Marruecos ha firmado varios tratados internacio­nales que le obligan a proteger a la mujer contra todo tipo de violencia. Teóricamen­te, también están protegidas por el artículo 19 de la Constituci­ón sobre la igualdad hombre-mujer, el artículo 22 que prohíbe toda violación física, defiende la integridad moral y la dignidad, así como el artículo 54, que exige al Estado políticas específica­s para defender a las personas con necesidade­s especiales. Pero el objetivo de conseguir disminuir o erradicar la violencia sexual en las calles y transporte­s públicos parece lejano. De momento, medidas como los autobuses rosas de Rabat son pequeños parches para un problema muy profundo.

El alcalde islamista planea crear transporte público sólo para mujeres para acabar con el acoso sexual

La violación colectiva de una discapacit­ada en un bus de Casablanca causó gran polémica

 ?? STRINGER / AFP ?? Indignació­n. Protesta en Casablanca, en agosto, tras la violación de una discapacit­ada por un grupo de adolescent­es; abajo, el alcalde de Rabat
STRINGER / AFP Indignació­n. Protesta en Casablanca, en agosto, tras la violación de una discapacit­ada por un grupo de adolescent­es; abajo, el alcalde de Rabat
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