La Vanguardia

RAFA NADAL SEGUIRÁ SIN TONI

Rafael Nadal afronta el primer Grand Slam de su carrera sin el paraguas de su tío; Toni Nadal atiende a ‘La Vanguardia’

- SERGIO HEREDIA

El número uno del tenis mundial afronta el Open de Australia sin su tío Toni como entrenador.

Toni Nadal (56) entra ahora en una situación atípica, única para él.

Rafael Nadal afronta en Melbourne el primer Grand Slam de su carrera sin el paraguas de su tío: definitiva­mente, Toni Nadal le ha pasado el relevo a Carlos Moyá y Francis Roig, y ha centrado todos los sentidos en la academia de tenis de Manacor. Nadal arranca mañana, a las nueve de la mañana españolas, ante Víctor Estrella, dominicano.

Catorce años y medio han pasado desde el debut de Nadal en un Grand Slam. Lo hizo en junio del 2003, en Wimbledon. Entonces pasó dos rondas, antes de caer frente a Srichaphan.

–¿No se siente usted extraño? –se le pregunta a Toni Nadal.

–Es una situación diferente. –¿Podrá contenerse? Si ve que su sobrino hace algo mal, ¿será capaz de no decirle nada? Han pasado juntos muchos años...

–Es que ya no soy su entrenador. Entiendo que no debo intervenir porque ahora está en manos de otros. No ha lugar. Debo verle desde otro punto de vista.

–¿Y si se sientan a la mesa y sale el asunto del tenis...?

–Últimament­e no he coincidido mucho con él. Con Rafael ya no hablo de tenis. Si le veo, le pregunto cómo está, muy poco más.

–¿Y cómo está?

–Le he visto entrenarse poco. Insisto, tiene otro entrenador y no debo estar en la pista más de la cuenta. Casi mejor que ni vaya. Pero las veces que le he visto lo he notado a un buen nivel.

–¿Cómo seguirá Melbourne? –Pues no lo sé. Teóricamen­te me levantaré para ver sus partidos en televisión. Soy su tío, es lo normal.

Al final, Toni Nadal lo admite. Sentirá añoranza. Recuerda que el año pasado estuvo allí, en Australia, observando el resurgir de su sobrino, aquella final deliciosa que le enfrentó a Roger Federer.

–Federer, el peor de los rivales que ha tenido Nadal, supongo... –se le comenta.

–No lo crea. El más complicado ha sido Djokovic. Al menos, para mí. Siempre tuve la sensación de que, si Djokovic jugaba bien, era muy difícil de batir, más que Federer. Lo hacía todo bien. Era capaz de atacar y defender a un nivel altísimo. Era muy competitiv­o siempre. Exigía el máximo de Rafael.

–Pero en el último año, Federer renació. En el 2017, derrotó a su sobrino en sus cuatro duelos...

–Durante mucho tiempo, el juego de Federer no le iba mal a Rafael. Pero ahora, Federer ha cambiado la táctica.

–¿Qué ha hecho? –Cambios tácticos. Se ha vuelto más agresivo. Pelotea menos. Ha hecho que el juego vaya mucho más rápido, impidiendo que Rafael imponga su tenis. Rafael necesita tiempo para cocer los puntos. Federer marca ahora un ritmo altísimo, aceptando que va a fallar. Lo que pasa es que falla menos que los demás. Así hace que pases a depender de él.

Esa dualidad, Federer-Nadal, ha marcado la trayectori­a del balear, un sano enfrentami­ento en el que se han ido cruzando personalid­ades, figuras que iban y venían, y otras que nunca han acabado de aposentars­e. Gente como Gasquet, Berdych, Baghdatis, Del Potro o Wawrinka. O los esperados Zverev, Dimitrov, Sock o Kyrgios.

–Bueno, por aquí ha pasado Djokovic. Y lo anormal es que no esté allí arriba. Le veo volviendo, igual que Rafael volvió. En el caso de mi sobrino, había una explicació­n física a su ausencia.

–Y sus problemas físicos ¿han sido consecuenc­ia de su juego?

–No creo que Rafael haya tenido tantas lesiones. Es fácil hacer teorías. Murray ha tenido muchos problemas físicos últimament­e, y su juego no ha sido de desgaste. A veces la gente acostumbra a hablar por hablar.

–¿Y qué le ha faltado por lograr con su sobrino?

–El Masters. Pero sobre todo, que sacara un poco mejor. –¿No era suficiente?

–En la vida siempre se puede aspirar a algo más. No logré que Rafael mejorara el saque.

–¿En qué sentido?

–No solo en la falta de fuerza, sino en todo. Por ejemplo, en la colocación.

EL PEOR RIVAL

“¿El peor rival? Djokovic, más que Federer: lo hacía todo bien, atacaba y defendía a un nivel altísimo”

Es consecuenc­ia de la red coordinati­va. Eso siempre provocó desgaste en su forma de resolver los puntos. Se hablaba de que su tenis es puramente físico. El problema es que Rafael partía de un saque no lo suficiente­mente fuerte. Muchas veces he oído: ‘Si hace esto, o lo otro’. Se olvidan de que no es fácil hacer un juego agresivo cuando el saque te lo impide.

–Y el hecho de ser zurdo, ¿no le beneficiab­a?

–No lo creo. Hay la teoría de que hay menos tenistas zurdos que diestros. Yo me muevo en el marco

LA CARENCIA

“Nunca logré que Rafael sacara bien. Sirve sin fuerza y con poca colocación; es un problema coordinati­vo”

empírico: lo que está demostrado, demostrado está. Y esto no lo está. Además, Rafael no es zurdo.

Su declaració­n parece una paradoja. Todo el mundo ha visto a Nadal golpeando con la izquierda. Se trata de una singularid­ad básica de su juego.

–Mire, cuando era pequeño, Rafael jugaba con las dos manos. Con el tiempo, le recomendé que jugara con una. Como se perfilaba mejor con la izquierda, pensé que era zurdo. Es cierto que entonces ya escribía con la derecha. Pero si golpeaba con las dos manos, lo hacía más fuerte cuando se perfilaba hacia la izquierda. Me equivoqué: creía que era zurdo. Hoy sé que no lo es...

Y luego está ese drive que remata en bandolera, pasando la raqueta sobre su cabeza.

–¿De dónde sale?

–No me gusta. Para nada. Siempre me han gustado los golpes ejecutados con normalidad, el estilo clásico. Lo que pasa es que Rafael empezó a golpear así de pequeño, de juvenil. Necesitaba hacerlo para descolocar a sus rivales, que a menudo eran mayores y más altos.

El golpe en bandolera tiene un efecto curioso. Retuerce la pelota en el bote y la eleva, haciendo que el rival se descoloque para devolverla. Con apenas doce años, Nadal se enfrentaba a muchachos de quince. Hizo de la rosca su arma.

–Lo que pasa es que, al entrar en el circuito ATP, siguió usando ese golpe. Y empezó a enroscar las pelotas más de lo aconsejabl­e. –Pero le fue bien...

–Ganó títulos, y por eso siguió usando el golpe. Pero nunca lo defendí. Me gusta el juego clásico. Si pudiera elegir, preferiría que Rafael golpeara como Federer. En fin, cada cual concibe el juego a su manera. Si su coordinaci­ón era complicada en ocasiones, ese golpe nos complicó la vida en algunos momentos. Yo no lo buscaba.

–¿No le complicaba también la vida a los rivales?

–A veces, se ha resistido a cambiar de estrategia. Le hubiera ido bien jugar más tranquilo. Hacer según qué cambios técnicos le ha costado, pero necesitaba hacerlos.

–Tras los problemas físicos, ¿pensó que el 2017 iría así? ¿Que su sobrino acabaría como líder?

–Siempre pensé que, si seguía teniendo un buen físico, Rafael volvería. Esa era mi visión. Aunque mi visión no siempre sucede.

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Toni Nadal posa para ‘La Vanguardia’ en la academia de tenis de Manacor
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MANÉ ESPINOSA

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