La Vanguardia

Iglesias admite “errores” en la crisis catalana y toca a rebato en Podemos

- PEDRO VALLÍN

Severa autocrític­a por el 21-D, cosecha de enseñanzas de la crisis catalana y toque a rebato para retomar la iniciativa como única alternativ­a política al “cierre reaccionar­io”. “Debemos hacer que la España nueva del 15-M venza a la vieja España de las guerras de banderas”. Reaparecía Pablo Iglesias ante el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, tras tres semanas en las que la prensa madrileña especulaba intensamen­te con su calculada ausencia, y lo hacía con el ánimo de saciar ansiedades.

Cincuenta minutos de informe de situación, a razón de un titular cada dos minutos. Verbigraci­a: “El procesismo es una estrategia agotada”; “Catalunya también es plurinacio­nal: el 21-D ha revelado que existe también una nación española en Catalunya”; “el 2017 no ha acabado bien para Podemos”; “si el resultado de las catalanas en el 2015 fue malo y lo calificamo­s de altamente decepciona­nte, el del 21-D ha sido peor”; “no hemos conseguido poner en la agenda los temas sociales y no valen excusas”; “no hemos sido capaces de impedir que se atenúe en la agenda el debate de la corrupción”; “no vale quejarse porque el árbitro está comprado; ya lo sabíamos antes del partido y eso no puede ser excusa, hay que ganar igual”; “el día que me digáis que mi puesto está en otro sitio, sabéis que no me costará ningún esfuerzo estar en esa otra posición, pero ahora trabajaré para ganar”; “a quien cuestiona el poder desde posiciones de liderazgo se le ataca siempre; a los que no lideran, se les puede mimar y favorecer si sirve para desgastarn­os”, “debemos encabezar la revolución de las mujeres”, y así durante casi una hora, en aplicación del aforismo de la taza y media.

Pero también y sobre todo, quiso impulsar la acción de Podemos –dentro y fuera del parlamento– ante los compromiso­s electorale­s autonómico­s y municipale­s del 2019 y reubicar al partido en el liderazgo de la oposición, una aspiración que había sido postergada tras el triunfo de Pedro Sánchez en las primarias socialista­s, a la espera de que el líder del PSOE diera un paso al frente.

Este será un factor clave del nuevo curso: Podemos da por confirmado que el PSOE de Pedro Sánchez, bien atado en el “bloque monárquico”, no pondrá en marcha una moción de censura contra Mariano Rajoy, y que el líder socialista ha renunciado a su promesa, realizada durante las primarias, de hacer de Podemos su aliado preferente. Estamos solos, vino a decir Pablo Iglesias, y toca recuperar la iniciativa en un marco asaz hostil, constatado el giro autoritari­o que ha acelerado la crisis catalana. Ahora mis-

mo, explicó, ni se puede contar con el PSOE como factor de cambio, ni se puede aspirar ya a que Felipe VI sea el vértice de una nueva institucio­nalidad que supere el actual marco de crisis de régimen.

Este desplazami­ento “reaccionar­io del eje político español” Iglesias lo ha inscrito en el marco continenta­l, poniendo el acento en la rendición de la socialdemo­cracia europea –tras la claudicaci­ón del SPD, desdiciénd­ose de su promesa electoral, ante la CDU de Ángela Merkel y la agonía del PSF en Francia– y en la pujanza de la extrema derecha en Europa del Este y Centroeuro­pa. Iglesias detecta un nuevo “populismo tacheriano” que ha llevado al poder, dentro y fuera de Europa, a millonario­s como Macri, Trump o Macron, merced a una anómala vinculació­n con los sectores populares, señaló.

En todo caso, el secretario general de Podemos se conjuró y llamó al Consejo Ciudadano Estatal a echar el resto en 2018 para enarbolar el cetro de la oposición, objetivo que quiere hacer patente en el escenario parlamenta­rio: llamó a los principale­s responsabl­es del grupo confederal, singularme­nte Irene Montero y Gloria Elizo, a presionar al PP y a Mariano Rajoy para que convoque un debate sobre el Estado de la Nación (en el 2017, por primera vez en un año no electoral, el Gobierno no lo convocó), a la vez que, pasando de las musas a teatro, anunció que esta semana llevarán su ley de impuestos a la banca al Congreso, para que el PSOE se moje, más allá de “la política de desayuno informativ­o”.

Pablo Iglesias tiene prisa por visibiliza­r en el ámbito estatal lo que la crisis catalana sugiere: que PP, Ciudadanos y PSOE comparten posición en los asuntos estratégic­os. Y parece decidido a poner a los socialista­s cuantas veces sea necesario en el brete de retratarse ante el PP de Mariano Rajoy. El líder de Podemos –que lanzó algún dardo envenenado­s a Alberto Garzón por buscar el aplauso interno de IU y unos cuantos titulares a costa de cuestionar la alianza estratégic­a con Podemos– quiere abrir un nuevo frente: tras felicitar a la secretaría de Feminismos e Igualdad y al grupo parlamenta­rio por negarse a prestar su firma a un pacto de Estado contra la violencia de género que no incluye medidas políticas ni dotación presupuest­aria, prometió avanzar en la feminizaci­ón de Podemos, formación, dijo, que tiene el deber de liderar esa revolución femenina: “El futuro es de las mujeres”.

El líder del partido lila asume que el PSOE renuncia a echar a Rajoy y a promover una alianza con Podemos

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EMILIA GUTIÉRREZ Pablo Iglesias, ayer, en el CCE

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