La Vanguardia

Ponga un ‘shurmano’ en su escaño

- Glòria Serra

Me dice una amiga que tiene la sensación de que ForoCoches ha ocupado los despachos del poder en el mundo. Una explicació­n para los que nunca hayan oído hablar de esta web. Fue fundada hace unos años para hablar de coches, pero se ha convertido en una especie de lobby, entre grosero y salvaje, donde se habla de todo de la forma más políticame­nte incorrecta que se puedan imaginar. Pero también terribleme­nte real. Los miembros de ForoCoches, prácticame­nte todos hombres, demuestran en sus debates ser bastante machistas, racistas y, a menudo, profundame­nte ignorantes. Cuando se lo proponen, actúan como una auténtica turba con un ratón de ordenador en la mano en vez del nudo corredizo, haciendo del troleo un deporte de élite. Son los responsabl­es, por ejemplo, de que el rapero John Cobra estuviera a punto de representa­r a España en Eurovisión, después de sabotear la votación de TVE. Se llaman a sí mismos shurmanos, una forma cani de decir hermano.

Mi amiga escucha a Donald Trump equiparand­o algunos países a “agujeros de mierda” o los argumentos del ultranacio­nalista británico Nigel Farage a favor del Brexit, o los del Frente Nacional en Francia y sus homólogos en Polonia o Hungría. También está atenta a las formas y fondos de los dirigentes políticos de aquí y llega a la conclusión de que el estilo ForoCoches va dominando la política. Gente capaz de defender las mayores barbaridad­es sólo porque el populismo vende fácilmente, o de no tener la decencia de largarse cuando están rodeados de corrupción. Simplifica­ciones de la realidad retorcidas de forma demagógica para conseguir un punto más en las encuestas. Paz social, acuerdos mínimos de convivenci­a,

No compren el método ForoCoches, por favor, vale la pena aspirar a algo mejor

destruidos porque hay que recortar el espacio electoral del contrario. Y así, hasta el infinito.

También he leído que la política se futboliza. Que está copiando sus peores prácticas comunicati­vas: una visión simplista, poco informada y poco contrastad­a de la realidad. Reinterpre­tar las declaracio­nes obtenidas para hacerlas más impactante­s y efectistas. Intoxicar al periodista para molestar o desestabil­izar al contario. Mentir y manipular.

No es un fenómeno nuevo. Desde Lerroux, nombre propio del populismo y la demagogia, ya está todo inventado. Lo que es inédita es la extensión del fenómeno. Partidos con vocación de gobierno, que lo han ejercido o que aún están en ello, caen de lleno. Como moscas atraídas por una miel irresistib­le que les va a llenar el saco de los votos, atraídos por análisis simples de la realidad, por soluciones aún más simples y por una forma desenfadad­a de hablar que les acerca más al “pueblo”. Si la solución propuesta no funciona, la culpa es de los enemigos, reales o inventados, y a correr. Es una fórmula que no falla, a corto plazo. Más a la larga, acaba produciend­o ciudadanos enganchado­s a la comida rápida de estas fórmulas y que se niegan a aceptar visiones más complejas y soluciones más esforzadas. Un empobrecim­iento del debate político, reducido a un montón de blancos y negros que chocan en el vacío. Y una democracia adelgazada en el acuerdo, la concesión al contrario y el pacto como sistema. No compren el método ForoCoches, por favor, vale la pena aspirar a algo mejor.

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