El orgullo de Guachené
Los vecinos del pequeño municipio de Guanaché, en el suroeste de Colombia, siguieron con fervor la presentación de Yerry Mina con el Barça. Muchos se reunieron ante el televisor de la estación de bomberos y cuando el jugador salió en pantalla estallaron petardos y se desataron bailes. Desde allí salieron en comitiva hasta la sede de la fundación del jugador y en las calles, tomadas por la música, la gente exhibió fotografías suyas todavía con la camiseta del Palmeiras. “Para mí es un orgullo patrio, nacional, que el niño haya llegado al mejor club del mundo”, explicó Marianela González, su madre. “Yerry es una persona cargada de humildad, en diciembre estuvo [en Guachené] y va tranquilo por las calles, saluda a todo el mundo, juega sus partidos de fútbol y tiene su fundación para que los muchachos tengan mejores ideas para su futuro”, subrayó el alcalde, Oliver Caravalí. Carlina Mina se definió como “la abuela más orgullosa del mundo” ante un “nieto tan bello, decente, formal y humilde” que “se ha dejado guiar por los padres para ir por el buen sendero”. Durante su presentación, Mina reivindicó la calidad de los futbolistas de su pueblo y agradeció la aportación de los entrenadores que han conducido su trayectoria. El primero, a los 5 años, Seifar Aponzá, de la escuela de fútbol Raíces, recordó que Yerry quería ser portero como su padre y que sus progresos son producto del trabajo: “Entre los cinco y los doce no era tan vistoso. Lo llevó allá su inteligencia de juego, se esforzó, se sacrificó, luchó y hoy vemos materializado el esfuerzo”.