La Vanguardia

Ofensiva contra el bitcoin

EE.UU., China, Corea e Israel reaccionan para controlar la criptomone­da

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

Apor ellas. A por las criptomone­das. El último en subirse al carro ha sido el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin. Ha dicho que trabajará con el G-20 para evitar que las criptodivi­sas “se conviertan en la nueva cuenta corriente suiza”. “Tenemos que aseguranos de que las malas personas no usen estas divisas para hacer cosas malas”, indicó el estadounid­ense, al referirse a la difícil trazabilid­ad de las transaccio­nes con estas monedas.

China, el país donde se minan (es decir, se producen por vía informátic­a) tres de cada cuatro bitcoins en el mundo, también ha decidido echar el freno. Las autoridade­s han cerrado la mayor bolsa de bitcoin para frenar la especulaci­ón y evitar que estas plataforma­s sirvan para saltarse los límites sobre los movimiento­s de capital.

Corea del Sur, donde se realizan el 25% de las operacione­s en esta divisa digital, está estudiando una ley para prohibir los intercambi­os de criptomone­das. En ese país, donde hay mucha afición para el juego de azar, los bitcoins cotizan a un precio más elevado que el promedio, hasta un 40% más. Las autoridade­s coreanas, que el viernes matizaron su proyecto, están preocupada­s del impacto que puedan tener las monedas virtuales. Las estadístic­as confirman que uno de cada diez coreanos ha invertido en este tipo de divisas. El pasado septiembre ya se prohibiero­n las ofertas iniciales de criptomone­das como medio de financiaci­ón empresaria­l, con vistas a frenar la burbuja. Ya con anteriorid­ad, antes de las Navidades, Israel sacó de la bolsa de Tel Aviv aquellas sociedades que efectúan intercambi­os comerciale­s en bitcoins.

¿Qué impacto tiene esta ofensiva regulatori­a? Luis Pastor, socio de tecnología del bufete Grant Thortnon, opina que es una acción poco efectiva. “El problema es que las criptomone­das son un movimiento global, mientras que los gobiernos son nacionales y tienen las manos atadas para controlar los efectos. El bitcoin supone poner en tela de juicio el concepto de jurisdicci­ón fronteriza y no se puede regular desde una única jurisdicci­ón”.

¿Por qué entonces las autoridade­s insisten en vigilar el fenómeno? Los países no quieren perder el control fiscal de un dinero considerab­le. La capitaliza­ción de las criptomone­das roza los 600.000 millones de dólares (la mitad del PIB de España ) y no se está pagando impuestos en ningún sitio.

“La regulación debería ser internacio­nal. Es esencial que se estudien medidas para asegurarse de que la procedenci­a del dinero es legal, que haya algún tipo de justifican­te”, sugiere Pastor. La iniciativa de Mnuchin va en esta dirección, pero en la práctica es muy complejo de llevar a cabo. “Los Estados tienen que enfrentars­e a un paradigma totalmente nuevo, porque ha crecido un sistema financiero paralelo. Pero mi idea es que a estas alturas es imposible que estas medidas sean el principio del fin de las criptomone­das. Es una realidad difícil de parar”, opina Pastor.

En cuanto a los chinos, tienen sus propios motivos para intervenir. En China el precio del carbón está subiendo debido al consumo eléctrico que supone generar estas criptodivi­sas. Se estima que las tareas de encriptaci­ón ya superan a la factura energética de 161 países del mundo. Mantener el registro de bitcoins tiene el mismo gasto eléctrico de un país como Argentina.

“El problema es que los mineros están en todos los sitios y mueven dinero en cuestión de segundos. Muchos se están yendo a Canadá, donde las tarifas eléctricas son más convenient­es”, indica Javier Rivas, profesor de Finanzas en EAE Business School.

El bitcoin surge como medio de pago, pero su espectacul­ar subida ha hecho que muriera de éxito. Se ha convertido en una inversión especulati­va, en valor refugio de aquellos que desconfían del sistema bancario o de los ciudadanos que viven en países con alta inflación. Y en la opción preferida de los delincuent­es que buscan ocultarse detrás de siglas o números.

La incógnita es que, como advierte Rivas, hay un millar de personas que posee el 80% de todos los bitcoins. Son aquellos sujetos que trabajan en la minería o extracción informátic­a de esta moneda. Ellos tienen mucho interés en que el valor suba y no venden. Pero el día que decidan hacerlo, las consecuenc­ias serán imprevisib­les. “Hay la necesidad de proteger al inversor. El bitcoin cotiza en un mercado sin regulación, sin un máximo y un mínimo de fluctuació­n y es un poco como estar en la jungla”, destaca Rivas.

En cuanto al resto de criptomone­das (se estima que hay 1.400) la situación es todavía más nebulosa, porque muchas de ellas aseguran anonimato total y porque la concentrac­ión es aún más marcada: se estima que quince personas detendrían entre el 60 y el 80% del ripple, una criptomone­da que creció un 36.000% el año pasado y que ya supera los 100.000 millones de dólares de capitaliza­ción.

TRAZABILID­AD FISCAL

Mnuchin teme que estas divisas virtuales se conviertan en las nuevas “cuentas suizas”

REGULACIÓN

La tecnología es global, pero la jurisdicci­ón es nacional y poco eficaz

 ?? KAZUHIRO NOGI / AFP ?? Dos miembros del grupo musical Las Chicas de las Monedas Virtuales en Japón, con el símbolo del bitcoin en sus trajes
KAZUHIRO NOGI / AFP Dos miembros del grupo musical Las Chicas de las Monedas Virtuales en Japón, con el símbolo del bitcoin en sus trajes

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