Recordando
En casa tengo la colección de libros de Francesc Cabana Fàbriques i Empresaris, Els Protagonistes de la Revolució Industrial a Catalunya. Se publicaron hace 25 años pero sería bueno volverlos a publicar y que los leyésemos todos. La cantidad de empresarios que entre 1850 y 1900 lanzaron empresas en Catalunya, muchas en Barcelona es increíble. Las empresas que lanzaban aquellos emprendedores se basaban en conceptos industriales innovadores y, algunas de ellas siguen estando con tecnologías que tienen componentes que proceden de aquellos emprendedores de hace 150 años.
Mirando un ferrocarril, las cosas no han cambiado tanto. El gran proyecto ferroviario de la nueva ruta de la seda, desde el este de China hasta Madrid, que involucra a muchos países europeos y asiáticos, lo habrían entendido perfectamente aquellos empresarios de los años 1800 dedicados a los ferrocarriles, como Valentí Esparó que fue presidente de La Maquinista Terrestre y Marítima tras introducir en ella su start-up, en 1855, como haría hoy un emprendedor del Silicon Valley introduciendo su start-up en Google.
La agricultura también estimuló muchos emprendedores. De exprimir uvas pisándolas se pasó a exprimirlas en una máquina para producir vinos. En 1862 Bernardí Alcañiz i Meller, un carpintero de Manresa, hizo su primera prensa mecánica para uvas, de madera, nos cuenta Francesc Cabana. En 1863 Amador Pfeiffer lanzó unas trituradoras mecánicas para prensar aceitunas y producir aceite, presentó sus máquinas en una Exposición Universal de París en 1867 y recibió una medalla de plata por la prensa de uvas y otra por la de olivas. Pfeiffer no es un apellido muy catalán. Ya atraíamos a buenos extranjeros.
Aquellos empresarios catalanes, exportaban sus productos a Europa y a América Latina principalmente. ¿Cómo hacían esto sin e-mail, sin teléfono, sin aviones, sin un sistema bancario internacional, sin capital riesgo? La energía emprendedora de aquellos catalanes de hace 150 años debía ser algo que actualmente no conocemos. En un entorno lleno de personal cualificado, capital riesgo, bancos, toda clase de servicios, vuelos a todas partes, como es nuestra realidad, pensemos si ponemos la misma energía emprendedora que aquellos empresarios hace 150 años.
Tenemos un problema en la sociedad de la información. Si tienes una buena idea y buscas fondos, el riesgo de que no te financien pero te copien es alto. Si la idea es buena, mejor transformarla en empresa y, si no puedes financiar ese despliegue global posible y necesario a la alta velocidad a la que se mueven hoy los nuevos negocios, mejor vender la nueva empresa (quizás quedándote una participación con alguna fórmula de venta futura). No sé si dentro de 100 años habrá alguien con la capacidad de Cabana de resaltar a los emprendedores que han lanzado empresas relevantes en los últimos años (como Privalia, Logisfashion, Sellbytel, Impactmedia y muchas otras), así como del entorno creado para potenciar la iniciativa emprendedora desde distintas perspectivas, escuelas de negocios, sector financiero (La Caixa, por ejemplo, tiene fondos para financiar tanto la creación de start-ups como su fase de crecimiento), asociaciones empresariales, o empresarios y profesionales actuando como business angels.
Tenemos muchos problemas políticos pero me temo que cuando escriban la historia dentro de cien años, nuestros políticos no serán ejemplos históricos de buen hacer y transformación positiva de nuestra economía y nuestra sociedad. Seamos capaces de emprender o de ayudar a emprender. No estará mal llegar al otro mundo con una cierta experiencia como business angel. Y si pensamos en la historia, a ver si sacamos a nuestros políticos de la cárcel. No son tan mala gente.
No estará mal llegar al otro mundo con una cierta experiencia como ‘business angel’