El euro se dispara
El BCE se muestra preocupado por el auge del euro, que superó los 1,25 dólares
Mario Draghi observa con preocupación el encarecimiento de la divisa europea ante el dólar, una tendencia de la que el presidente del BCE culpa a Estados Unidos, que de esta forma trataría de encarecer las exportaciones de la Unión.
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), admitió ayer que parte del consejo de gobierno de la entidad está preocupado por la actuación de Estados Unidos para hacer caer aún más el dólar y favorecer, de esta forma, las exportaciones y el crecimiento de su economía. El euro se cambió ayer por más de 1,25 dólares si bien cayó a 1,24 al final del día. La escalada tiene por lo menos un doble efecto sobre la eurozona: por un lado, abarata las importaciones y puede ralentizar las expectativas de inflación del BCE, claves para poner fin a la era de los estímulos y normalizar la política monetaria; por otro, hace menos competitivas las exportaciones de la eurozona, lo que podría afectar al crecimiento y, nuevamente, frenar el alza de los precios.
Aun manteniendo la prudencia y moderación que se exige al cargo, Draghi no se mordió la lengua ayer tras la reunión de política monetaria celebrada en Frankfurt. “Esta preocupación es más amplia que simplemente el tipo de cambio, se trata del estado general de las relaciones internacionales en este momento. También hay una preocupación adicional. Si todo esto condujera a una restricción no deseada de la política monetaria, que no se justifica, entonces tendríamos que pensar en nuestra estrategia de política monetaria”. Si no fue una amenaza, se le pareció bastante.
Desde EE.UU. llegan señales contradictorias en este sentido. El pasado miércoles, Steve Mnuchin, secretario del Tesoro estadounidense, aseguró en el Foro de Davos que a su país ya le iba bien con la deriva actual en los tipos de cambio: “Obviamente, un dólar débil es bueno para nosotros en lo que se refiere al comercio y las oportunidades”. Sin embargo, las declaraciones ayer jueves en el mismo Foro del presidente Trump en defensa del “América primero” contradijeron las palabras de Mnuchin, provocando de pasada el repunte de la moneda norteamericana.
Pero lo que se discute ahora no son los hechos, sino las formas. Antes, durante y después de la gran recesión, el FMI y los gobernadores centrales han mantenido –más o menos– el compromiso de no buscar artificialmente las llamadas devaluaciones competitivas y evitar guerras de divisas. Y Estados Unidos ha roto el pacto, según deja entrever Draghi. “El problema es si estos otros movimientos en el tipo de cambio, que pueden ser causados por el uso del lenguaje, que dije no forman parte de los términos de referencia que se han acordado recientemente, tienen un efecto en la trayectoria de nuestra inflación”.
Por lo demás, lo que tiene claro el BCE es que la senda de normalización de la política monetaria no se altera de momento por mucho que el mercado anticipe un final más abrupto de los estímulos o, incluso, una subida de tipos más próxima de lo previsto. No, insiste Draghi. “La información disponible confirma un ritmo fuerte de expansión económica, que se aceleró más de lo esperado en la segunda mitad del 2017”, añadió el banquero italiano.
Los tipos siguen, pues, en el 0% y nada hace prever alzas hasta bien entrado el 2019. “Hay pocas posibilidades de que los tipos de interés puedan subir este año y esperamos que se mantengan en los niveles actuales durante un período prolongado que superará con creces el horizonte del programa de compra de deuda”. Las compras de bonos soberanos y corporativos en la eurozona se iniciaron en marzo del 2015 y está previsto que concluyan el próximo mes de septiembre.
La eurozona seguirá con los tipos actuales al 0% al menos hasta bien entrado el 2019, según Mario Draghi