Fe, coraje y Messi para remontar al Alavés (2-1)
El Barça sufre ante un competente Alavés y remonta con una falta del argentino
El Alavés, el último equipo que ha sometido el Camp Nou en un partido de Liga, estuvo a punto de repetir la gesta del curso pasado con un partido riguroso frente a un Barça enmarañado, lento y sin profundidad. El líder tuvo que recurrir a los solistas para remontar en el segundo acto un gol de Guidetti producto de un contragolpe de libro. Cuando el tiempo comenzaba a convertirse en un producto escaso y de primera necesidad, Suárez firmó el empate y Messi facturó la remontada con un prodigioso lanzamiento de libre directo. Argentino y uruguayo, que suman cinco jornadas marcando al alimón, fueron salvavidas.
Al éxito del manual de contención del Alavés contribuyó la ausencia de Alba y Sergi Roberto por los flancos. Ni Digne ni Semedo pueden prometer grandes aportaciones ofensivas, tarea que debía quedar para Coutinho en su primer partido como titular, coincidiendo además en la alineación con Iniesta. El brasileño se desempeñó como exterior derecho en un centro del campo equilibrado por Rakitic, con Busquets en el banquillo. La temporada pasada Luis Enrique vio en la visita del Alavés una oportunidad para administrar los esfuerzos, practicó siete cambios respecto al once tipo y acabó perdiendo (1-2).
Conducido ahora por Abelardo Fernández, un íntimo de Luis Enrique, el Alavés se presentó lógicamente conservador. Mucho orden, líneas compactas, aspereza en el medio con Wakaso como barrendero principal y, como novedad, una línea defensiva bastante adelantada para lo que es costumbre de la mayor parte de los visitantes del Camp Nou. El dispositivo sirvió para ralentizar el ritmo de un Barça confiado ante un presunto partido valle. Entre la eliminatoria de Copa ante el Espanyol y el enfrentamiento contra el Valencia (jueves) y el derbi de Cornellà (domingo), el Alavés parecía un respiro. Una falsa percepción, porque el conjunto vitoriano creó oportunidades en la primera parte ante un adversario coartado por indecisiones de los laterales y la falta de contexto de Coutinho.
A medio gas el Barça construyó tres aproximaciones en el arranque, especialmente un testarazo de Luis Suárez en carrera en una falta vertical de Messi, circunstancia que alimentó la sensación de que le partido debía caer por su propio peso. Pero en el minuto 15 Ter Stegen tuvo que solventar con el muslo un pulso ante Ibai originado en un fugaz contragolpe vitoriano.
Pensó equivocadamente que había superado una acción de peligro aislada el Barcelona, pero en reali- dad formaba parte del guion de Abelardo y se repitió 8 minutos después, esta vez con éxito. Robo en la transición, lanzamiento largo de Ibai y enorme carrera de Guidetti desde su propio campo hasta el área. Al sueco le resbaló el pie de apoyo y, algo accidentalmente, le salió un remate impecable. Aun perdiendo, el Barça no cortó la hemorragia de contragolpes y Sobrino se plantó con escasa oposición en el territorio del portero, pero en su caso ya sin fuelle.
No hacía mucho ruido, como si buscara mantener a la bestia adormecida, pero el poder ofensivo del Alavés era encomiable. Como muestra, una fabulosa y sorpresiva
volea de Sobrino a la media vuelta que Ter Stegen tuvo que desbaratar con un alarde de reflejos.
¿Y el Barça? No conseguía que el turbo entrara en acción. Espesor, ataques inconclusos. En la reanudación Valverde rectificó radicalmente su propuesta al restituir a la vez en los laterales a Roberto y Alba. Después entró Alcácer como sustituto de un Coutinho que no terminó de adaptarse al costado derecho. Se produjo una fase de ida y vuelta con demasiadas llegadas del Alavés mientras el Barça se movía por impulsos imprecisos. No era precisamente el día internacional de la fluidez y la constancia en el Camp Nou, ni siquiera la jornada de la armonía colectiva. El Barça debía aferrarse a hechos aislados, y lo hizo. Una acción individual de Iniesta con centro al segundo palo desde la línea de fondo fue remachada de volea por Luis Suárez para establecer un empate que inyectó fe en el Camp Nou. Jamás hay que perder la fe mientras exista un Messi en el césped, y el argentino protagonizó otro soberbio lanzamiento de falta que, esta vez sí, salvó la barrera y penetró en la red.
A falta de dos minutos el partido no estaba cerrado, y los jugadores del Alavés reclamaron con insistencia un penalti por mano de Samuel Umtiti, que desvió con el brazo derecho desplegado del cuerpo un disparo de Munir.
UN BUEN RIVAL
Guidetti adelantó al Alavés en un contragolpe, los goles de Suárez y Messi rescataron al Barça
RETOQUES DE URGENCIA
Valverde tuvo que restituir en los laterales a Sergi Roberto y Alba, y retiró a un Coutinho algo perdido