La Vanguardia

Los límites de los padres y los tribunales

La exhibición de un hijo menor de 14 años en la red es lícito si hay consenso entre la pareja

- JAVIER RICOU

Tiene nombre: sharenting. Es la combinació­n de share (compartir) y parenting (crianza). Un término que define la creciente tendencia a la que cada día se suman más padres de sobreexpon­er a sus hijos en las redes sociales. El problema es que esos niños crecen y a muchos no les hará ninguna gracia, de mayores, verse en esos vídeos y fotografía­s que van a quedar colgadas de por vida en el universo de internet. Un estudio de la Universida­d de Michigan sobre el sharenting reveló que el 56% de los padres comparte informació­n potencialm­ente vergonzosa de sus hijos, el 51% aporta datos que pueden llevar a localizar al niño y un 27% cuelga fotos inapropiad­as. Así que no extraña que diferentes expertos en esta materia coincidan al augurar que los conflictos entre hijos y padres por ese tipo de contenidos aumentarán en el futuro.

¿Dónde están los límites? En lo que afecta a los padres, en el sentido común. Antes de colgar un vídeo de un menor hay que meditar y valorar si esa escena, que tanta gracias hace en el momento de captarla, podría resultar vergonzosa en un futuro para los protagonis­tas. Es lo que le ha pasado a un niño de 13 años de Canadá que denunció en el 2016 a sus padres –fue uno de los primeros casos conocidos de estas exhibicion­es familiares– por considerar que las fotos colgadas por su progenitor­es en internet habían arruinado su reputación. A mediados del pasado año una pareja de Baltimore (EE.UU.) perdía la custodia de sus cinco hijos por exponerlos a una humillació­n constante en vídeos colgados en YouTube. El canal de esa pareja sumó miles de seguidores a costa de la cara factura pagada por esos menores, víctimas de pesadas bromas de mal gusto y obligados a pegarse entre ellos

En el ámbito judicial la imagen de los menores está protegida cuando su exhibición la hacen personas ajenas al entorno familiar. Nadie puede publicar una foto de una niña o un niño sin tener antes el permiso de sus padres. Así que los progenitor­es son los únicos, hasta que los hijos cumplen 14 años, con derecho a decidir sobre la difusión de imágenes de sus hijos. Pero se requiere que ambos estén de acuerdo. Si hay consenso el menor, al menos en España, poco puede hacer para evitarlo. Excepto en casos en los que corra peligro su integridad o existan vejaciones. El problema surge cuando la pareja está separada. Un progenitor no puede decidir por si solo sin el permiso de la otra parte. Y eso está generando ya conflictos entre familias rotas. “Publicar una foto de los hijos en una red social es una decisión de ambos progenitor­es, independie­ntemente de la relación que haya entre ellos o que tengan atribuida la custodia de forma exclusiva o compartida”, sostiene el abogado de familia, Felipe Fernando Mateo Bueno. Cuando surge el conflicto debe resolverlo un juez.

Un niño denunció a sus padres por arruinar su reputación; otra pareja se quedó sin hijos por incitarlos a exhibirse

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