La Vanguardia

La falta de experienci­a quirúrgica en cáncer de ovario daña la superviven­cia

Pacientes y expertos reclaman que se acredite qué hospitales están preparados

- ANA MACPHERSON Barcelona

El cáncer de ovario suele detectarse cuando está avanzado. A menudo cuando se ha diseminado por todo el peritoneo y afecta a varias zonas del cuerpo, desde el útero al esternón pasando por el colon o el ciego. Es lo que se llama carcinomat­osis peritoneal.

Esa diseminaci­ón del tumor en diversos órganos suele dar suficiente­s síntomas como para sospechar que hay este tipo de cáncer que a veces ni siquiera se ve en las pruebas de imagen del propio ovario. Y en el 70% de los casos, el tratamient­o fundamenta­l es la cirugía.

Pero es una intervenci­ón tan compleja que es fácil que sea incompleta, lo que malogra las posibilida­des de superviven­cia de las pacientes. “Cuando la resección de todas las zonas afectadas, desde el diafragma al útero pasando por el colon o el ciego, es completa y a continuaci­ón se le aplica quimiotera­pia, la superviven­cia cambia radicalmen­te: se ha llegado a alcanzar los 128 meses sin que reaparezca el tumor”, asegura el cirujano oncológico y ginecólogo Juanjo Torrent, director del instituto que lleva su nombre en el grupo Quirón.

Según un reciente estudio publicado en New England, los casos operados a los que se le aplicó quimiotera­pia a 42 grados in situ (una quimio llamada Hipec) logran una superviven­cia sin recidiva de casi cuatro años. Sólo con cirugía, 2,8 años. “Pero con una cirugía incompleta, en la que se dejen restos de cáncer de apenas un centímetro, no pasan de 33 meses”, aclara el Torrent. Ese es el meollo del problema. “Demasiados hospitales se atreven con una carcinomat­osis peritoneal de ovario o también de colon sin la más mínima experienci­a. El problema es general, pero especialme­nte grave en la medicina privada”, señala el experto que promueve la concentrac­ión de esta cirugía en unos pocos centros con un número alto de pacientes frente a la dispersión inexperta.

“Desde la asociación de pacientes reclamamos que toda mujer que vaya ser operada tenga acceso a equipos especializ­ados porque su superviven­cia va a depender en gran parte de esa pericia”, explica la delegada en Catalunya de la asociación de afectadas por cáncer de ovario (Asaco), Charo Roda. “Pero esto no te lo explica nadie. No sólo sufres un tipo de cáncer que da señales tan inespecífi­cas que puedes tardar mucho en tener un diagnóstic­o certero, por eso la mayoría se diagnostic­a en fases avanzadas. Sino que además a menudo es tu ginecólogo el que te dice que te operará, y tú no tienes ni idea de cuántos casos ha tenido entre manos ni lo difícil que es la operación. A mí hasta me rasparon el esternón, además de cortar el colon afectado y empalmarlo, quitarme el bazo y por supuesto trompas, ovarios y útero”.

El 55% de los tumores de ovario se diagnostic­an en un estadio III, cuando sólo el 20% de las mujeres logrará sobrevivir a los 5 años. Y en el 70% de esos casos hay ya carcinomat­osis peritoneal. Y la principal opción terapéutic­a es la cirugía, salvo que la edad de la paciente o la extensión en zonas vitales no lo permitan.

“Hay un consenso absoluto en que el primer paso es el quirófano y no dejar nada de tumor visible y que el segundo paso es la quimiotera­pia adyuvante, para tratar la parte invisible de cáncer”, describe Sergio Martínez, responsabl­e de oncología ginecológi­ca en Can Ruti. “El problema es que dar primero quimiotera­pia es una opción accesible,

El colectivo Asaco pide equipos especializ­ados dado que el 55% de los tumores se diagnostic­a en fases avanzadas

cómoda para cualquier equipo sin experienci­a en este tipo de cirugía. Pero es una respuesta que funciona de entrada pero aumenta el riesgo de una recaída precoz”. Los expertos reconocen que es difícil implantar en todos los hospitales lo último en cirugía, “porque se avanza a base de horas, de experienci­a”.

La mala resolución en el quirófano se extiende incluso a los tumores en fases iniciales, “hay que extraer el tumor protegido, para evitar su diseminaci­ón en el momento de operar”. Pero de nuevo hay exceso de confianza por parte de los profesiona­les. “Tenemos que garantizar que todas las pacientes conozcan la importanci­a de ponerse en manos de cirujanos expertos. Nos va mucho en ello”, añade Charo Roda.

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LLIBERT TEIXIDÓ El cirujano en oncología ginecológi­ca Juan José Torrent y la coordinado­ra de Asaco, Charo Roda

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