Rajoy ensalza el papel del Rey en la defensa de la ley en su 50.º aniversario
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Con motivo del 50.º aniversario de Felipe VI, que se cumple hoy, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ensalzó ayer su “firme defensa de la legalidad y la Constitución” ante los incumplimientos del independentismo catalán.
Con motivo del 50º. aniversario que hoy celebra Felipe VI, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, exaltó ayer su “firme defensa de la legalidad y de la Constitución española” para hacer frente al desafío independentista en Catalunya.
Una Constitución que este año cumplirá 40 años, y que Rajoy subraya que Felipe VI, “como príncipe, vio sancionar a su padre y que, como Rey, sabe y quiere defender, porque es la base de nuestra libertad y la causa de nuestra prosperidad, principal fortaleza de esta España mejor”.
“En el difícil 2017 que acaba de terminar, nuestro Rey ha sabido mostrar a todos la importancia de la Corona en España”, explica el jefe del Gobierno. “Lo hizo –recuerda– con su presencia en la manifestación del 26 de agosto en Barcelona en repulsa por los atentados del día 17, al encabezar el rotundo rechazo del pueblo español al terrorismo y el respaldo unánime a las víctimas y a sus familias”.
En el texto que ayer difundió el presidente del Gobierno como regalo de cumpleaños al Rey –titulado 50 años de la mejor Historia de España–, Rajoy empieza por considerar que “medio siglo en la vida de un hombre puede parecer bastante tiempo, pero es poco en la historia de una nación centenaria como España”. “Bien es cierto que estos últimos 50 años son la excepción a esa regla porque nos han conducido a la mejor España de la historia”, resalta Rajoy.
Aprovechando el cumpleaños de Felipe VI, y a modo de felicitación, Rajoy repasa una decena de “momentos clave” de la vida del Monarca, “que coinciden con el camino de España hacia la democracia, la modernidad y el progreso”. “Momentos que forman parte de la memoria colectiva de los españoles”, subraya. Así, rememora que el Rey nació a finales de los años sesenta del siglo pasado, “en una España que alumbraba una entusiasta clase media”. Empieza por su bautizo, el 8 de febrero de 1968. “La continuidad histórica de la Corona se dio cita con una nación que anhelaba apertura, libertad y prosperidad y que necesitaba imperiosamente incorporarse a las democracias desarrolladas de Europa”, subraya el jefe del Ejecutivo.
A continuación, recuerda el 22 de noviembre de 1975, cuando “un niño de 7 años asistió a la proclamación y coronación de su padre como rey de España”. Arrancaba la transición política y España –asegura Rajoy– “quería encontrarse a sí misma como casa común de todos los españoles, y fue capaz de ganarse su lugar en el concierto de las grandes naciones del mundo en una lección compartida de sabiduría y grandeza, de reconciliación y concordia, de patriotismo y futuro”.
Más momentos clave. En mayo de 1977, don Felipe fue testigo de la renuncia de su abuelo a sus derechos dinásticos en favor de su padre. El 27 de diciembre de 1978 asistió al acto en el que don Juan Carlos sancionó la Constitución en el Congreso. Y “una fría noche” de febrero de 1981 “tuvo la oportunidad de aprender lo frágil que puede ser la democracia y lo fuertes que son las instituciones democráticas cuando se cumple con el deber y con la ley”. “Su padre quiso que pasara despierto esa noche, en la que estuvo amenazada la soberanía nacional”, resalta Rajoy. Y se centra también en el 25 de julio de 1992, cuando don Felipe entró en el Estadio de Montjuïc como abanderado del equipo español en los Juegos Olímpicos. “Las imágenes de Barcelona aquellos días mostraron al
El jefe del Ejecutivo destaca la fortaleza de las instituciones “cuando se cumple con el deber y la ley”
mundo una Catalunya y una España abiertas, vibrantes y hospitalarias. Demostramos lo mucho que nuestra gran nación puede conseguir cuando trabajamos juntos”, destaca.
Después se casó con doña Letizia en el 2004, nacieron sus dos hijas, y fue proclamado Rey el 19 de junio del 2014. Desde entonces, asegura Rajoy, “se ha ganado a los españoles con el ejemplo, ese arma de apariencia débil y realidad poderosa”. “No es fácil calibrar todos los elementos que componen la alquimia de un buen monarca: la cercanía, la prudencia, la dignidad, la enseñanza de los padres o el ejemplo para los hijos. Todo ello conforma la naturaleza de buen Rey. También la ejemplaridad, el compromiso y el sentido del deber, la responsabilidad por la alta tarea que tiene encomendada”. Y de todo ello, concluye Rajoy, ha dado muestras “de forma constante, en su labor diaria, durante su reinado”.