La Vanguardia

Aves sedientas

La sequía golpea los refugios de invernada y cría de especies acuáticas

- ANTONIO CERRILLO

La sequía está agravando el deteriorad­o estado de conservaci­ón de marismas y humedales fundamenta­les para las migracione­s y la cría de las aves acuáticas.

La sequía está agravando el deteriorad­o estado de conservaci­ón de algunas de las marismas y humedales de mayor valor natural. La consecuenc­ia es una mayor degradació­n de estos espacios que son clave para las migracione­s y la cría de las aves acuáticas. Mientras tanto, la Sociedad Española de Ornitologí­a (SEO/BirdLife) ha presentado un informe en el que destaca que dos tercios de los enclaves incluidos en la lista del convenio internacio­nal de Ramsar –de protección de zonas húmedas– presentan un estado global calificado como pobre o muy pobre. Y señala como responsabl­e al Ministerio de Agricultur­a y Medio Ambiente y a las demás administra­ciones, a las que acusa de no hacer nada para evitarlo.

“En condicione­s norm nuestros humedales s reexplotad­os y some s a un gran estrés; por es ando llega una sequía, la naza para ellos se intensi y estos lugares no pue adaptarse. Debemos

ctar unos criterios para garantizar su conservaci­ón cuando llegan las periódicas sequías”, dice Roberto González, responsabl­e de las políticas sobre agua de SEO/BirdLife.

“Las zonas húmedas sufren una gran regresión, que irá a más por la batalla de los humanos para conseguir agua. Un ejemplo escalofria­nte es la sobreexplo­tación del acuífero de Doñana para pro

, resume Jordi Sargatal, presidente de la Associació d’Amics del Parc Natural dels Aiguamolls de l‘Empordà. Aunque los humedales están acostumbra­dos a afrontar la variabilid­ad hídrica (propia del clima mediterrán­eo), la escasez de lluvias ha agravado de forma alarmante una situación que se empeora debido a la acción humana.

La sequía golpea duramente, por ejemplo, la laguna de Gallocanta (Zaragoza), donde la explotació­n de las aguas superficia­les y subterráne­as imposibili­ta que este sitio recupere los niveles de los años 70. Es una grave pérdida, pues es el lugar de paso de entre el 80% y el 95% de la población de grullas invernante­s de la Península. En diciembre del 2017, s contabiliz­aron 9.000 ejemplares frente a los 30.000 del mismo me el año anterior.

Otras zonas amenazadas en el interior son las lagunas de Manjavacas (Cuenca) o de Fuente de Piedra (Málaga), o los humedale de la costa levantina: Albufera d València, Marjal de Pego-Oliv (Alicante) y el pantano de El Hon do (València). El mismo peligro corren los grandes sistemas lacustres interiores, como las Tablas de Daimiel. Al insuficien­te volumen de caudales para alimentar los humedales, se une la sobreexplo­tación de los acuíferos. Además, el 70% de las zonas húmedas sufre diversos grados de contaminac­ión provocada por el uso excesivo de abonos agrícolas o presencia de metales en los sedimentos, así como por vertidos directos, ocasionale­s o repetidos. Así lo indica el informe de SEO/ BirdLife. El cambio climático intensific­a, además, la frecuencia y severidad de estos episodios (lo que hace más perentoria una buena gestión de los recursos hídricos), alerta la asociación.

La degradació­n de marismas y humedales (por esta suma de cau- sas) comporta una fuerte responsabi­lidad para España, puesto que 74 de estos espacios naturales están incluidos en el convenio de Ramsar (Irán, 1971), que recoge la lista de humedales de importanci­a internacio­nal.

Los datos del referido informe son alarmantes. Dos tercios de los 60 enclaves que han sido analizados presentan un estado de conservaci­ón pobre o muy pobre (40), un 18% tiene un grado de conservaci­ón moderado (11) mientras que sólo un 17% ofrece un buen nivel de conservaci­ón (10). Entre los humedales situados en la parte más baja de la tabla se encuentran Doñana, Tablas de

CLIMATOLOG­ÍA

La escasez de lluvias ha contribuid­o a empeorar el estado de estos espacios de interés

INFORME DE SEO/BIRDLIFE Dos tercios de los humedales ofrecen un grado de conservaci­ón pobre o muy pobre

BAJO TUTELA INTERNACIO­NAL La sobrexplot­ación y los vertidos atenazan los 74 humedales de importanci­a mundial

CRÍTICAS

La degradació­n se

r buye a la “falta de compr i administra­ciones”

Daimiel (Ciudad Real), la Albufera de València, els Aiguamolls de l’Empordà, ría de Mundaka-Guerinika (Bizkaia), lagunas de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), el embalse de Orellana (Badajoz) o el Marjal de Pego-Oliva (Alicante). La oenegé ha recopilado la informació­n gracias al seguimient­o que efectúa en la red de áreas importante­s para la conservaci­ón de las aves.

“Este análisis muestra una imagen poco alentadora del trabajo desarrolla­do para la conservaci­ón de los humedales de la lista Ramsar en España, sobre todo por la falta de compromiso por parte de las administra­ciones españolas”, explica Asunción Ruiz, secretaria ejecutiva de SEO/BirdLife.

Esta asociación se queja de que el Gobierno de España incumple el convenio de Ramsar sobre protección de las zonas húmedas, pues “sigue sin aportar la informació­n necesaria” a la secretaría de este convenio. Concretame­nte, el Ejecutivo español no ha dado una respuesta satisfacto­ria a la secretaría de este convenio internacio­nal sobre los expediente­s bi tos or la degradació­n de aves españoles: Doña

e Daimiel, Albufera ia ar Menor, S’Alfullor , Arenal de Vallta l Ebro y Laguna era, ca de las Tablas de Daimiel. or eso, SEO/BirdLife ha adelantado que pondrá a disposició­n de la secretaría del convenio de Ramsar toda la informació­n recabada en su informe, y brindará colaboraci­ón técnica si fuera preciso, para que sus responsabl­es revalúen la situación de los humedales y adopten las medidas oportunas.

“Esta situación pone en claro riesgo el liderazgo internacio­nal de España en materia de humedales internacio­nales, un activo no solo clave para su patrimonio natural, sino también social y económico”, añade Asunción Ruiz. Hasta el momento, España –con 74 espacios reconocido­s por su importanci­a internacio­nal– es el tercer país con más lugares en la lista Ramsar, solo detrás de Reino Unido, con 170 enclaves, y México, con 142.

“Necesitamo­s estos ecosistema­s. Los humedales son más que un capricho; son reservas de agua frente a la sequía y el cambio climático, garantizan la productiva de su entorno y sirve para recargar los acuíferos”, añade Ruiz.

Los humedales son los ecosistema­s más productivo­s del planeta. “A igual superficie y energía solar que un cultivo o un bosque, su productivi­dad es mayor, como atestiguan esas bandadas de flamencos o de grullas concentrad­as en estos espacios húmedos, donde encuentran todo para su superviven­cia”, destaca el naturalist­a Jordi Sargatal.

Pero el futuro de estas especies es complicado. Las aves dependen de una anatomía muy específica (patas, picos…) y, en segundo lugar, la regresión que experiment­an estos territorio­s (sólo queda el 5% de las zonas húmedas europea de hace 500 años) hace que sólo puedan obtener refugio, comida o puedan criar en lugares concentrad­os, reducidos y ahora muy menguantes. “Hablamos de bandadas con cientos o miles de animales que, en sus migracione­s, sólo pueden parar en sitios concretos, pues necesitan lugares tranquilos, no contaminad­os, sin tiros”, explica Sargatal. Este reconocido naturalist­a critica además la mala gestión en el Aiguamolls de l’Empordà y la falta de medidas para proveer nuevos recursos de agua a estas aves en el parque natural, por lo que no descarta que este asunto acabe en la Fiscalía de Medio Ambiente.

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FUENTES: SEO/BirdLife, fondo imagen , ilustracio­nes de Juan Varela
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LA VANGUARDIA
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