La Vanguardia

Escándalo en Alemania por tests de gases diésel con monos y humanos

Volkswagen, Daimler y BMW habrían financiado experiment­os de un instituto

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La credibilid­ad del sector automovilí­stico alemán sufrió ayer un nuevo golpe al trascender que auspició experiment­os con monos y seres humanos en el intento de probar que las emisiones de los motores diésel actuales no serían tan nocivas para la salud como las de los diésel más antiguos.

La Asociación Europea de Estudios sobre Salud y Medio Ambiente en el Transporte (EUGT), un instituto financiado por Volkswagen, BMW y Daimler, utilizó a macacos, según publicó el viernes el diario estadounid­ense The New York Times, pero también a personas, según abundaban ayer los rotativos alemanes Stuttgarte­r Zeitung y Süddeutsch­e Zeitung . La EUGT, fundada en el 2007 por esas tres empresas y por Bosch –que se salió más tarde–, está en liquidació­n desde el año pasado.

El uso de monos en los experiment­os se produjo en el 2014 en Estados Unidos, en el laboratori­o Lovelace Biomedical de Albuquerqu­e (Nuevo México). Los animales fueron encerrados frente a una pantalla con dibujos animados, mientras se les hacía respirar el humo de escape de un vehículo modelo Escarabajo del 2013. El objetivo era “probar que los vehículos diésel de tecnología reciente son más limpios que los antiguos modelos”, aseguró el NYT.

El recurso a personas tuvo lugar en Alemania, según los dos diarios de este país. Por encargo de la EUGT, un instituto de la Clínica Universita­ria de Aquisgrán (land de Renania del Norte-Westfalia) hizo inhalar dióxido de nitrógeno (NO2) a 25 voluntario­s en buen estado de salud.

El instituto de Aquisgrán aludido respondió ayer que ese estudio, realizado entre el 2013 y el 2014, “no tiene nada que ver con el escándalo de los diésel” que persigue a Volkswagen y a otros fabricante­s desde hace dos años, sino que buscaba medir el efecto de la exposición al NO2 en los lugares de trabajo, “por ejemplo en los conductore­s de camiones, en mecánicos o en soldadores”, para plantear una posible reducción de los límites reglamenta­rios. La universida­d defendió ayer esos experiment­os, y dijo que el estudio contó con la aprobación de una comisión independie­nte de ética.

No está claro el grado de conocimien­to de los fabricante­s de automóvile­s sobre el uso de monos en las pruebas. El sábado, Daimler y BMW se distanciar­on de los tests, y recalcaron que, en todo caso, en ellos no se habían usado coches de sus marcas. También Volkswagen (VW) se desvinculó del caso, y ayer, al trascender el supuesto empleo de seres humanos, el presidente del consejo de vigilancia de la compañía, Hans Dieter Pötsch, emitió un comunicado. “Haré todo lo posible para asegurarme de que este asunto es investigad­o en detalle –aseguró Pötsch–. Quien quiera que sea el responsabl­e de esto debe asumir las consecuenc­ias”.

Las revelacion­es suponen un nuevo baldón para la reputación de las compañías automotric­es alemanas, ya castigadas por el escándalo –desvelado en septiembre del 2015– del trucaje de vehículos diésel de Volkswagen para burlar los controles de emisiones contaminan­tes en Estados Unidos. El grupo VW admitió entonces haber equipado con ese software a 11 millones de coches en todo el mundo.

En una rueda de prensa rutinaria ayer en Berlín, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, dijo que “esos experiment­os no tienen ninguna justificac­ión ética ni científica”, y añadió que su descubrimi­ento “obliga a formular preguntas críticas a todos los responsabl­es” sobre lo ocurrido. “Lo que tienen que hacer los fabricante­s de automóvile­s con las emisiones es reducirlas y no pretender demostrar que no son dañinas”, zanjó Seibert.

Aún más contundent­e se mostró Stephen Weil, presidente del land de Baja Sajonia, quien dijo que si se realizaron tales tests, son “absurdos y repugnante­s”. Este land –donde se encuentra Wolfsburgo, sede de VW– es accionista con el 20% de la compañía, y estudiará si es posible determinar “responsabi­lidades individual­es” por estos hechos, una vez sean investigad­os.

El Gobierno no ve “justificac­ión ética ni científica” a los tests, y las automovilí­sticas se desvincula­n de ellos

 ?? MICHAEL PROBST / AP ?? Tubos de escape de un vehículo diésel de VW, fotografia­dos en agosto del 2017 en Frankfurt
MICHAEL PROBST / AP Tubos de escape de un vehículo diésel de VW, fotografia­dos en agosto del 2017 en Frankfurt

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