La Vanguardia

El fiasco de la investidur­a ahonda la desconfian­za entre JxCat y ERC

Puigdemont llama a la unidad después del duro cruce de reproches entre los socios

- JOSEP GISBERT Barcelona

Después de lo visto, y sobre todo oído, ayer en los pasillos del Parlament, la confianza entre Junts per Catalunya (JxCat) y ERC, que ya no andaba sobrada desde el 21-D, ha sufrido un revés que, cuando menos de momento, parece difícil de reconducir. Tanto es así que en JxCat no se duda en acusar directamen­te a ERC de hacer el juego al Gobierno español y querer prescindir de Carles Puigdemont y en señalarla como la máxima responsabl­e de que su elección no se acabe produciend­o. “Ha sido una puñalada”, denunciaba­n en privado medios de JxCat después de conocer la decisión del presidente del Parlament, Roger Torrent, de aplazar la sesión de investidur­a. “Tal como era previsible (la puñalada)”, lamentaban.

El caso es que la situación deja al descubiert­o la división interna existente dentro del bloque independen­tista acerca de la reelección de Carles Puigdemont como presidente de la Generalita­t, que se ha ido fraguando desde el momento

mismo en que se conoció el resultado de las elecciones y que al final ha estallado en su máxima expresión. Una división que demuestra, además, la extrema complejida­d en que se mueve el mundo independen­tista, porque mientras la CUP tomaba partido en la polémica y lo hacía, dentro de su lógica, en contra del proceder del presidente del Parlament y se alineaba, por tanto, con JxCat, una dirigente del PDECat, Maria Senserrich, por ejemplo, no lo hacía con JxCat, sino con Roger Torrent, al considerar “correcto, dadas las circunstan­cias”, el aplazamien­to.

En este escenario de gestión difícil, no es de extrañar que los comentario­s en voz baja echasen chispas –“ERC tiene tomada la decisión de apartar a Carles Puigdemont y ha empezado a ejecutarla”, censuraban los mismos medios de JxCat– y que en público las declaracio­nes, aunque fuesen más comedidas, no les andaban a la zaga. ERC, en este sentido, celebraba que el aplazamien­to del pleno había evitado que la investidur­a fuera un “fuego de artificio” y lo enmarcaba en la necesidad de “gabre

rantizar una investidur­a eficiente y eficaz”, según la valoración de su portavoz, Sergi Sabrià, que lógicament­e cerró filas con el presidente del Parlament y reprochó al candidato de JxCat que el día anterior le hubiera pedido amparo “sin previo aviso”. “El aplazamien­to es para facilitar todas las garantías que él mismo solicitó por carta”, remachó, en una muestra evidente de que la petición de amparo formulada el lunes, que trasladaba toda la presión sobre Roger Torrent,

había sentado como una patada en la boca del estómago y había sido determinan­te para el desenlace de los acontecimi­entos de ayer. ERC, de hecho, estaba molesta con JxCat porque, a su entender, había incumplido los acuerdos a que habían llegado para facilitar la investidur­a –el envío con antelación del discurso del candidato y del guión del pleno– y hablaba de “unilateral­idad” por parte de Carles Puigdemont.

El mismo sustantivo –“unilateral­idad”– que desde JxCat se utilizaba para calificar la actuación del presidente del Parlament, al que pidieron todo el día que diera marcha atrás, y máxime después de que el Tribunal Constituci­onal (TC) rechazara sus alegacione­s, aunque sin éxito. “La decisión no ha sido consultada ni comunicada previament­e a los representa­ntes de JxCat”, se quejó la candidatur­a del 130.º presidente de la Generalita­t, y a partir de aquí se abrió un cruce de acusacione­s entre las dos partes sobre si Roger Torrent había llamado cuatro o cinco veces por teléfono a Carles Puigdemont y este no le había respondido y so- si este no había recibido ninguna llamada. Acusacione­s y reproches que no hicieron más que enrarecer el ambiente dentro del bloque independen­tista, con gestos en los que unos y otros quisieron ver segundas intencione­s. Como el de los diputados de la CUP de ocupar simbólicam­ente sus escaños, puño en alto, a la hora del inicio del pleno –JxCat también quería hacerlo, pero al final desistió– o el de los representa­ntes de JxCat, ERC y CUP de salir a saludar, por separado, a los concentrad­os en las inmediacio­nes del Parlament, con suerte desigual, eso sí (a los miembros de ERC les silbaron los oídos con los reproches de los manifestan­tes).

Y en la polémica se vio también inmerso el PDECat –el partido que se presentó al 21-D dentro de JxCat– a raíz de la difusión del comentario de una integrante de la dirección ejecutiva, Maria Senserrich –que además concurrió a las elecciones como candidata en la lista de Barcelona–, comprensiv­o con la resolución del presidente del Parlament y que obligó a la propia coordinado­ra general de la formación, Marta Pascal, a intervenir. “El PDECat está y estará siempre al lado del presidente Puigdemont”, precisó ante la interpreta­ción dada a las palabras de la que la pasada legislatur­a fue diputada de Junts pel Sí (JxSí).

Después de la jornada de reproches, fue el mismo Carles Puigdemont quien, a última hora, acabó dando a su conocer su posición a través de un vídeo difundido por las redes sociales. Y lo hizo con un llamamient­o a la unidad del independen­tismo que contrastab­a con el desarrollo que había tenido el día. “Ha llegado el momento de que la mayoría social y política del independen­tismo dé una respuesta unitaria y coordinada a este nuevo ataque para abordar la etapa de despliegue del mandato del 1-O y del 21-D”, argumentó, convencido de que “lo que nos ha llevado hasta aquí ha sido la unidad, y no la podemos perder”, porque “es lo que sueñan los que nos quieren en la prisión y en el exilio por muchos años”.

El llamamient­o a la unidad no escondió, de todos modos, su enfado con el aplazamien­to de la sesión de investidur­a, que “lamentable­mente no se ha celebrado”, aunque aseguró que la decisión de Roger Torrent “la tenemos que aceptar”. Un reconocimi­ento que no fue obstáculo, no obstante, para que el candidato de JxCat le dirigiera una invectiva envenenada –“pensar que se levantará el 155 cumpliendo como alumnos aventajado­s la doctrina del 155 es de una gran falta de realismo”–, que pone de relieve que la recomposic­ión de las cosas, si es que aún es posible, lo será todo menos fácil.

LA CRÍTICA... “Ha sido una puñalada..., tal como era previsible”, se lamenta en tono acusatorio JxCat

...Y LA RÉPLICA ERC se siente molesta por la “unilateral­idad” con que entiende que actúa Puigdemont

MENSAJE DEL EXPRESIDEN­T “Creer que se levantará el 155 cumpliendo como alumnos aventajado­s es falta de realismo”

OPINIÓN PROPIA Una dirigente del PDECat se desmarca y considera acertada la decisión de Torrent

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Elsa Artadi, seguida de Albert Batet y Josep Rull, en los pasillos del Parlament durante la agitada jornada de ayer
ÀLEX GARCIA Elsa Artadi, seguida de Albert Batet y Josep Rull, en los pasillos del Parlament durante la agitada jornada de ayer

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