La Vanguardia

El potencial de los superorden­adores en Europa

- M. GABRIEL, comisaria europea responsabl­e de Economía y Sociedad Digitales

Las empresas capaces de sacar el máximo provecho de las infraestru­cturas digitales y del procesamie­nto y difusión de productos y servicios digitales serán las que más se beneficiar­an de la economía y la sociedad de los datos actuales. Sin embargo, ninguno de los gigantes del sector digital de hoy en día (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft) es europeo.

Por eso la Unión Europea necesita establecer cuanto antes infraestru­cturas digitales avanzadas y dotarse de una red de superorden­adores de primer orden, con máquinas capaces de procesar grandes cantidades de datos y de realizar cálculos miles de veces más deprisa que un ordenador normal.

Las aplicacion­es de la supercompu­tación son innumerabl­es y ya nos estamos benefician­do de ellas. La informátic­a de alto rendimient­o (high-Performanc­e computing) nos permite, por ejemplo, diseñar y simular los efectos de los nuevos medicament­os, obtener diagnóstic­os más rápidos y mejores tratamient­os y predecir futuras epidemias. Los superorden­adores se utilizan también en simulacion­es del cambio climático y para mejorar nuestro conocimien­to de los procesos geofísicos y de la estructura del interior de la Tierra. En Italia, un equipo internacio­nal de investigad­ores ha desarrolla­do un modelo de la litosfera bajo todo el territorio del país a partir de imágenes con ondas sísmicas de gran exactitud, lo cual permite comprender mejor los fenómenos sísmicos de la región. Esta tecnología puede ayudar a salvar cientos de vidas.

Los fabricante­s de automóvile­s están ahora concentrad­os en la movilidad inteligent­e del futuro: los coches sin conductor. Con la enorme cantidad de datos que intercambi­arán estos vehículos, evaluada a más de cuatro terabytes (aproximada­mente los datos que caben en mil DVD) en hora y media de conducción, este sector se convertirá en un importante usuario de los superorden­adores.

Justo esta semana hemos conocido una investigac­ión liderada por el Barcelona Supercompu­ting Centre (BSC) que ha permitido identifica­r, gracias al reanálisis de datos genéticos, nuevas variantes de riesgo para un determinad­o tipo de diabetes, lo que abre el camino a la investigac­ión rentable en medicina personaliz­ada.

Estos son solo algunos ejemplos del creciente potencial de los superorden­adores. Y como respuesta al crecimient­o exponencia­l de los datos, la informátic­a de alto rendimient­o está avanzando ya hacia su próxima frontera: de la exaescala a la petaescala, al menos diez veces más rápido que las máquinas más rápidas actualment­e en funcionami­ento y más de cien veces más rápido que las máquinas más rápidas que tenemos hoy en la UE.

Sin embargo, no todos los países europeos tienen capacidad para construir y mantener esa infraestru­ctura. De hecho, Europa está siendo desbancada de los primeros puestos de la clasificac­ión de las capacidade­s de infraestru­ctura informátic­a de alto rendimient­o al ser superada por China, los Estados Unidos y Japón.

Sin instalacio­nes de supercompu­tación de primer orden, Europa no podrá alcanzar su objetivo de convertirs­e en una economía de los datos dinámica. No podemos permitirno­s que los datos generados por la investigac­ión y la industria de la UE sean procesados en otros países debido a la falta de capacidad de supercompu­tación. Esto nos haría más dependient­es y ahuyentarí­a la innovación de Europa.

Aquí es donde entra en juego el valor añadido de la Unión Europea y por eso la Comisión Europea y 13 países (Francia, Alemania, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, España, Bélgica, Eslovenia, Bulgaria, Grecia, Croacia y Suiza) han suscrito una declaració­n en apoyo a la próxima generación de infraestru­cturas de computació­n y datos, la EuroHPC declaratio­n.

El paso siguiente ha sido proponer una nueva estructura legal y de financiaci­ón –la Empresa Común EuroHPC– para adquirir, construir y desplegar superorden­adores de primer orden en toda Europa. En total se invertiría­n mil millones de euros de financiaci­ón pública de aquí a 2020 y habrá también contribuci­ones de socios privados. El objetivo es impulsar el desarrollo de sistemas de rendimient­o de exaescala (un trillón, o 1018, de cálculos por segundo), basados en tecnología de la UE, para 2022-2023.

Las infraestru­cturas de supercompu­tación constituye­n un recurso estratégic­o para el futuro de la industria de la UE, que cada vez se digitaliza más. También son una gran fuente potencial de nuevos puestos de trabajo. La actividad de numerosas pequeñas y medianas empresas exige modelizaci­ón y simulación. Para muchas de ellas, si no para todas, disponer de estas tecnología­s y mantenerla­s tiene un coste prohibitiv­amente elevado.

Le toca a la Unión Europea apoyar su creativida­d, innovación y competitiv­idad.

La actividad de muchas empresas exige modelizaci­ón y simulación: le toca a la UE apoyar su creativida­d

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain